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CANDYMAN crítica: Candyblack lives matter

Remake secuela de Candyman actualizado para la ocasión en forma de alegato antirracista

BETO

Casi 30 años después del estreno de Candyman, primera adaptación del relato corto de Clive Barker “The forbidden”, que fue adaptada de forma muy libre por Bernard Rose, nos llega su secuela, que no remake a pesar de llevar el mismo título. De esta nueva entrega se encarga de la dirección Nia DaCosta, a quien veremos pronto dirigiendo el segundo episodio de Capitana Marvel. Quién le iba a decir a Clive Barker que “The forbidden” se iba a convertir con el paso del tiempo, y gracias a la libertad de sus adaptaciones, en un alegato contra el racismo... 

Y es que la película que dirigió en su día Rose, puso las bases para llegar a este punto, ya que trasladó la acción del relato de Barker desde Inglaterra al barrio de Cabrini-Green, una zona residencial de Chicago de los años 70 de carácter marginal (que existió realmente), donde la población residente era afroamearicana, cambiando la raza del protagonista. Además, le confirió al personaje un origen esclavo y una muerte trágica a cargo de blancos. Rose no fue más allá y se centró en enfocar la película alrededor de la leyenda, creando un personaje terrorífico al mismo tiempo que trágico, cuyo objetivo era mantener vivo su recuerdo entre la gente, de forma que continuaría existiendo mientras le tuviesen miedo.

 

"Siendo una peli tan antirracista, es raro que no la haya dirigido Spike Lee"

 

Aprovechando este escenario, la película de DaCosta va más allá y aprovecha la historia de Candyman para que sirva como altavoz de los abusos sufridos por la población afroamericana en Estados Unidos. De hecho, Jordan Peele es co-guionista de la película, y en su filmografía éste es un tema recurrente. El personaje de Daniel Robbitaille (interpretado originariamente por Tony Todd), espeluznante tanto en aspecto como en diálogos, deja paso a un Candyman más simbólico, un emblema, pero no menos sangriento que su antecesor. Tenemos un puñado de escenas aterradoras donde la mano (bueno, mejor dicho el garfio) de nuestro personaje reparte tajos a diestro y siniestro, y con una novedad importante, ya que a pesar de que ejecuta a muchas víctimas, su presencia sólo se hace visible a través de los espejos, cosa lógica teniendo en cuenta que tienes que pronunciar su nombre cinco veces delante de uno para que se aparezca.

Candyman tiene un puñado de escenas aterradoras donde la mano (bueno, mejor dicho el garfio) de nuestro personaje reparte tajos a diestro y siniestro”

Candyman pretende mantener una cierta coherencia con su antecesora y enlaza ambas historias, a pesar de que la acción se desarrolla en la actualidad, creando puntos de conexión entre los personajes de ambas películas. Este hecho le confiere más interés a la cinta, que va más allá del típico remake. En conjunto es una película más ambiciosa y abierta, ya que la entrega de 1992 se centraba en lo que sucedía en los edificios fantasmagóricos de Cabrini-Green. Ahora, Candyman te puede destripar en una galería de arte, en tu piso bien arregladito, o en los lavabos de un instituto. Aún así no llega al nivel de mal rollo y terror de su antecesora, ya que el binomio Tony Todd - Virginia Madsen es imbatible, pero hay que reconocer su superioridad técnica, que consigue que las escenas sean impactantes y en conjunto obtiene un relato de terror mucho más potente que las producciones de Blumhouse que inundan actualmente nuestras pantallas.

 

"Mi broma favorita es decir: 'dame la mano, toma el pie que es más sano'"

 

Este Candyman es también un vehículo de denuncia social contra el racismo y contra el expolio de residencias baratas para edificar lofts modernos a los que sólo pueden acceder las clases bien. Se puede comprar, pero lo que no puede suceder es que por encasquetar en la historia esta temática, el guión sea desconcertante en ciertos momentos: ¿cómo se les ocurre que la muerte de un tío con garfio, acusado de asesinatos, se produzca en la misma época de la primera película? ¿Por qué el aspecto físico de Candyman es uno en concreto si en la película nos venden otra historia? ¿Por qué en ocasiones invocar a Candyman no produce la muerte? ¿Para qué todo el trabajo de Colman Domingo en la cinta, si el espíritu de Candyman ya está poniéndose las botas por toda la ciudad?

Afortunadamente, el conjunto de Candyman es lo suficientemente atractivo para que estos deslices argumentales no desmerezcan en exceso el resultado final. Ésa es una de sus virtudes.  Lo que está claro es que, a pesar de que sólo sea guionista, cuando Jordan Peele interviene en una película, no deja indiferente con su propuesta. El viaje a los infiernos de Yahya Abdul-Mateen II (quien ya intervino en Nosotros) es terrorífico y, aunque desplaza al mismo Candyman como protagonista del film, bien vale la pena seguirle en ese viaje alucinante.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: los chavalines y chavalinas que se lo pasan bien con las producciones mediocres de Blumhouse. Esta sí que es una historia de terror.

No recomendada por Kuato a: Tony Todd. Si ve que la vestimenta sobria de su Candyman se ha transformado en un traje de Agatha Ruiz de la Prada, le da algo.

Ego-Tour de luxe por: las muertes que causa Candyman. No se escatima en sangre y además son muy llamativas. ¡Bravo!

Atmósfera turbínea por: la picada de la abeja a Yahya Abdul-Mateen II. Un poco más y se transforma como Jeff Goldblum en La mosca, y el tío tan tranquilo.

 

■ CANDYMAN. Estreno en Venusville: 27/08/21.

 

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