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CRÓNICAS DE SITGES 2010 día 9: Vampiros, fantasmas y venganzas

   

Vampiros, fantasmas y venganzas

Let me in; Uncle Boonmee Who Can Recall His Pasts Lives; Bedevilled

Por Beto

 

<Penúltima jornada del festival que un servidor se la ha tomado con tranquilidad esperando el “rush” final de mañana sábado. Podríamos decir que la jornada ha sido irregular, con un remake correcto, una decepción considerable (aunque premiada en otro festival) y una agradable sorpresa pasada por sangre.

   Let me in (E.U.A., 2010. Matt Reeves) es la adaptación norteamericana de la exitosa Déjame entrar, película sueca del 2008 dirigida por Tomas Alfredson. Owen, un niño de 12 años que sufre mobbing por parte de tres compañeros de clase conoce a una niña misteriosa, Abby. Con la llegada de la niña empiezan a producirse una serie de asesinatos que tienen una característica común: las víctimas aparecen desangradas...

   Reeves ha mantenido el espíritu de la cinta original, qué narices, la ha copiado en casi su totalidad, con ligeras modificaciones que no afectan a la estructura de la película: la acción se desarrolla en Nuevo México en lugar de Suecia; un policía sigue la pista de la niña, mientras que en la película sueca era un alcohólico que había perdido a su mejor amigo y su novia bajo las garras de un supuesto vampiro, o que en la versión original se insinuaba más abiertamente la asexualidad de Abby, y aquí se pasa de puntillas por el tema.

 

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"Te doy este cubo si me enseñas cómo es la rajita de un vampiro"

 

   De todas formas, la película no pierde frescura, ya que los personajes siguen siendo lo más importante de la historia y se mantiene el halo de realidad que envuelve el film a pesar de lo fantástico de la trama. También se han concedido un par de licencias para el público americano: hacer las escenas de acción más “made in América”, como mostrar la cara de Abby cuando está en pleno ataque (un verdadero monstruo), o esos saltos por los árboles y tejados totalmente digitalizados, y el discurso inicial de Ronald Reagan (la película está ambientada en los ochenta), haciendo referencia al “imperio del mal”. Si hay alguien no ha visto el film original, puede ver este remake sin miedo alguno, que se llevará una grata sorpresa.

   Tal como nos sucedió con Kinatay el año pasado, el festival ha vuelto a presentar una película galardonada en Cannes, en este caso la Palma de Oro a la mejor película, y una vez más la ha vuelto a cagar. Uncle Boonmee Who Can Recall His Pasts Lives (Reino Unido, Tailandia, Francia, Alemania, España, 2010) es una historia de fantasmas, en la que al tío Boonmee, muy enfermo, se le aparecen el fantasma de su mujer y su hijo, desparecidos hace años, y a partir de ahí se suceden una serie de escenas totalmente oníricas que homenajean el audiovisual tailandés.

   El problema de este tipo de películas es que cuesta mucho entrar en ellas (sobre todo si la primera escena de la misma es el primer plano de un buey durante dos minutos sin que pase nada más), ya que muchas escenas son retratos que recrean escenas fantásticas que no tienen porqué tener relación con la trama inicial de la película. Y si no es así, que alguien me explique qué relación tiene la historia de la princesa a la que se pasa por la piedra un barbo en un estanque. Además, la lentitud de la película y el aire reposado de sus escenas es excesivo, llegando a poner a prueba los nervios de más de un espectador. El año que viene no caeré en la trampa y a mí que no me esperen si presentan alguna cinta premiada en Cannes.

 

sitges10_Uncle_Bonmee

"Solo da una vuelta a la casa, pero la peli es tan lenta que tardará todo el día"

 

   Para finalizar la jornada nos hemos topado con la sorpresa agradable de Bedevilled (Corea del Sur, 2010. Jang Cheol-Soo). Debido a un incidente laboral Hae-won, una empleada de banca se toma unas vacaciones y vuelve a la isla donde vivió de pequeña. Allí descubrirá las vejaciones a la que es sometida Bok-nam, su amiga de la infancia por parte de su marido (además de zurrarla, le pone los cuernos con ella presente y empieza a tontear con su hija) y el resto de la familia. Como ve que su hija puede seguir el mismo camino, ambas deciden huir junto con Hae-won a Seúl y escapar de una vida llena de humillaciones.

   Jang Cheol-Soo nos muestra en este film una realidad de la sociedad surcoreana, sobre todo en los espacios rurales: el estado de sumisión al que se encuentran sometidas muchas mujeres y que está bien visto por el entorno de la víctima. Hasta la mitad de la cinta asistimos a este drama, pero luego Cheol-Soo se desmelena y convierte la película en un sangriento slasher, con miembros cortados por doquier y con un final demoledor, a la altura del resto de la obra. Las grandes películas de masacres tienen un arma como icono de referencia (el cuchillo de Viernes 13, el garfio de Sé lo que hicisteis el último verano, hasta la llave de neumáticos de Hermandad de sangre…). En Bedevilled el arma con que se recordará a Bok-nam y su venganza macabra es una hoz. Bravo, bravo, bravo./>

 

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El Coyote hecho trizas tras caerse por un precipicio, versión coreana

 

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