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EL CORREO crítica: Transporter apañó

Daniel Calparsoro transporta en coche dinero negro con Arón Piper en lugar de Jason Statham

EL HOMBRE DE BOSTON

A Daniel Calparsoro le gustan los chicos de barrio y la velocidad, de eso no hay duda. Su ópera prima Salto al vacío fue toda una declaración de intenciones poligoneras hace ya 30 años, y luego vendrían títulos como Combustión, Hasta el cielo, Centauro y la actual El correo, todos con el denominador común de presentar delincuentes con un cohete en el culo, ya sea en forma de coche o de moto. O sea, que a Daniel Calparsoro le pone la adrenalina arrabalera y mucho, por eso su sueño sería dirigir un episodio de la saga Fast & Furious, y por eso dirigió Combustión, lo más parecido que hay en el cine español a la franquicia rápida y furiosa de Vin “coco pelado” Diesel.

Y ahora vuelve a incidir en ello con El correo, aunque sustituyendo los business de baja estofa como las carreras ilegales automovilísticas, los robos aluniceros y el tráfico de drogas, por el blanqueo de dinero de guante blanco en las altas esferas financieras, fruto de la especulación inmobiliaria, la prevaricación política y la corrupción bancaria de la España de los 90, cuando el crecimiento económico no parecía tener límites, hasta que la burbuja explotó en la cara de todos cual sorpresita del Pitufo Bromista, obligando a todos los que no fueron a la trena, a pasar de los Porsches al contado y los Rolex de oro, a los Seat a plazos y los relojes rosas de la Hello Kitty.

 

"Yo siempre fui más de las Cacao Maravillao que de las Mama Chicho"

 

Aunque en esta ocasión, Daniel Calparsoro no se siente tan inspirado y parece dirigir con el piloto automático puesto (nunca mejor dicho). La propuesta daba para una sátira accionera que ridiculizara la España noventera de Tele 5, Jesús Gil y el “márchese Sr. González” entre escena de acción y escena de acción, y El correo se queda a medias en ambas cosas. Calparsoro no es Rodrigo Sorogoyen, así que no esperábamos El reino, pero sí que echamos de menos un puntito más de mala baba y alguna escena de acción digna para recordar. Centauro y Hasta el cielo eran películas simples pero efectivas, porque sólo pretendían contar la trama criminal perpetrada por sus personajes...

“En esta ocasión, Daniel Calparsoro no se siente tan inspirado y parece dirigir con el piloto automático puesto (nunca mejor dicho)”

El correo, en cambio, sitúa los hechos en un momento histórico social muy concreto que daría para diez películas, y es ahí donde se queda corto, limitándose a hacer de los políticos y banqueros mafiosos, simples personajes de cartón piedra. Tampoco el personaje protagonista de Arón Piper, el Fittipaldi encargado de transportar maletines repletos de billetes de Madrid a Bruselas cual Jason Statham patrio, está tan bien matizado como lo estaban Miguel Herrán y Àlex Monner en sus respectivos títulos, ni la estrella de Élite hace gala de las dotes interpretativas de sus dos antecesores, dedicándose a lucir carita de granujilla, y un bigote que merecería que les retirasen a los maquilladores responsables la licencia para ejercer.

 

"No fardes tanto por trabajar con Daniel Calparsoro, que yo ya llevo cuatro"

 

Y en cuanto a las esperadas escenas de acción por estar ante una película de Daniel Calparsoro, se limitan a las espínicas de carretera, pues El correo no es una película de acción al uso puro y duro como el director de Invasor nos tiene acostumbrados, sino un thriller criminal con los ojos puestos en el blanqueo de dinero del bum inmobiliario noventero, con todos los teje manejes que eso conlleva por parte de políticos, banqueros, mafiosos, transporters, y demás fauna de igual calaña. De ahí que siendo ésta la trama principal, esperásemos algo más de jugo en el zumo, como tenía por ejemplo El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez.

Así que El correo se queda como una peli más que simplona en todos sus aspectos pese a sus buenas intenciones, y a su nutrido reparto, en el que sobresalen los Luises, Luis Tosar y Luis Zahera, pese a tener este segundo una colaboración más que testimonial. Habrá que esperar a ver African Harvest, la siguiente película de Daniel Calparsoro, sobre el tráfico de órganos en Sudán, para ver si el director vasco pone más carne en el asador en cuanto a acción se refiere, esperando que no sea un rollete humanitario, que para eso ya tenemos El cuaderno de Sara y Adú. Tratándose de un Daniel Calparsoro en África, queremos El señor de la guerra a la española como mínimo.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: quien recuerde con nostalgia la época noventera de Teta 5 con programas como “Tutti Frutti”, “Ay, qué calor” o “Las noches de tal y tal”.

No recomendada por Kuato a: quien sea más de “Quién sabe dónde”, “Confesiones” o “Música, sí”.

Ego-Tour de luxe por: que Daniel Calparsoro siga haciendo pelis del plan “Cuanto más acelero, más calentito me pongo”.

Atmósfera turbínea por: la narración en off de Arón Piper, y su bigote, claro.

 

EL CORREO. Estreno en Venusville: 19/01/2024.

 

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