EL ESCRITOR crítica: El escritor que sabía demasiado

El escritor que sabía demasiado ¿Escribirían ustedes las memorias políticas de José María Aznar y se tirarían a Ana Botella por 250.000 dólares? Por El Hombre de Boston

   <En Venusville íbamos a ofrecernos a otros medios de prensa para escribir sobre cine fantástico en calidad de “negros”, que aquí en Marte está la cosa muy mala, pero casi que después de ver El escritor nos lo pensamos dos veces, que el asunto no compensa por muchas maduritas que se te metan en el catre, aunque una de ellas sea la X-Meniana Dra. Moira MacTaggart…

"No te rayes por la edad, en El amor tiene dos caras yo iba por Barbra Streisand y tenía 55 tacos

   A quien sí le ha compensado esto de los “negros” es a Roman Polanski, pues con este Escritor ha conseguido una de sus pelis más inspiradas en los últimos años. Tras los dos rolletes (Oliver Twist y El pianista) que significaron un alto en el cine venusvillero (ya se sabe, el cine fantástico en cualquiera de sus formas es como el jamón de bellota, una vez lo has probado ya no lo puedes dejar), el director franco-polaco incide en el tema que ya visitó con La novena puerta, el literario, y obtiene un film infinitamente mejor a éste (lo que no estaba nada difícil), pese a que el mcguffin es aquí político y no satánico.

   Dos son pues los detalles venusvilleros que más llaman la atención en este film: su parecido con La novena puerta, y su más que visible inspiración hitchcockniana, evidenciado (será que la vida en la Tierra está tan mal como en Marte) en que tanto los coleccionistas de libros raros como los escritores "negros" practican el pluriempleo metiéndose a detectives.

   Unos detectives que van mejorando su técnica película a película y a quienes Hércules Poirot no dudaría en pedirles un autógrafo, pues si Johnny Depp penetraba en La novena puerta a Lena Olin en el suelo al más puro estilo pingüino (¿hay algo más hortera que quedarse con los pantalones bajados a la altura de los tobillos? Bueno sí, quizás quedarse en pelotas y calcetines…), Ewan McGregor ha depurado la técnica hasta el punto de ser ellas directamente las que se le meten en el catre, mientras él va bebiéndose todos los whiskis que caen en sus manos, y vacilándole al mismísimo ex primer ministro británico a costa de chistes malos.

   Todo un viejo zorro del celuloide, este Polanski, que creíamos que tras El baile del los vampiros y La semilla del diablo no volvería a dirigir un fantastique a la altura de su propia reputación (con Piratas creímos que lo habíamos perdido para siempre), pero que a la vista está que estábamos equivocados, pues cuando el tipo quiere se inspira en el gran maestro del suspense Alfred Hitchcock (con Frenético también lo hizo, pero obteniendo resultados menores), y consigue un thriller que nada tiene que envidiar a las imitaciones hitchcockianas de Brian De Palma.

"Bueno, al menos la que me tiraba en Trainspotting sí que era una teen..."

   Mete al prota en una isla para darle a la atmósfera un toque onírico, en un chalet en la playa especialmente diseñado para crear un ambiente inquietante, lo hace corretear por aquí y por allá para salvar el culo de sus perseguidores (no digan que la secuencia salida de la isla-entrevista con Tom Wilkinson-escaqueo del ferry-entrevista con el político, no mantiene el culito del espectador tan pequeño como el de Baby Herman), y te hace una peli que bien hubiera podido firmar el propio gordo si en vez de Ewan McGregor el protagonista hubiera sido Cary Grant o James Stewart.

   Ya esperamos su próxima peli aunque deba repasar las tomas diarias desde una cárcel estatal norteamericana./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: los que con la aparición del demonio en La novena puerta se sintieron tan estafados como con una peli de tías buenas que al final resultan ser travelos.
		No recomendada por Kuato a: los que no les guste el milf porno como le gusta a Polanski, porque hijo, entre Lena Olin en La novena puerta, y Olivia Williams en ésta, ya está visto que aquí la más jovencita cuenta ya 40 tacos...
		Ego-Tour de luxe por: la aparición de Eli Wallach. No llega a las cotas del frikismo conseguido con la de Malcolm McDowell por su look de Doc Brown en El libro de Eli, pero se agradece.
		Atmósfera turbínea por: que Ewan McGregor sólo enseñe el culo de refilón. Bueno, ya se lo vimos todo en Trainspotting.

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