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LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS crítica: Vampiros como nosotros

Comedia con cuatro vampiros compartiendo piso como en la mítica sitcom The Young Ones

CHEMA PAMUNDI

El vampiro no sólo es el rey de los monstruos clásicos del cine de terror, sino que tradicionalmente ha sido también el que mejores resultados ha dado en el marco de la comedia de horror (aunque en los últimos años la pandemia zombie le esté discutiendo ambos tronos), y ahí están para demostrarlo El baile de los vampiros, Amor al primer mordisco, Besos de vampiro, o incluso la obra maestra de animación Vampiros en la Habana. Ahora se cuela en nuestras salas una nueva muestra de dicho subgénero, la neozelandesa Lo que hacemos en las sombras, tras su pase triunfal por el último Festival de Sitges (donde cosechó el Gran Premio del Público y una mención especial del jurado).

Lo que hacemos en las sombras parte de una premisa casi idéntica a la de otra comedia vampírica, la semi-desconocida astracanada belga Vampires, que hace ahora cinco años justos pudo verse en diversos certámenes de cine fantástico. Aquella era una cinta original y ocasionalmente divertida, pero que perdía bastante fuelle en su tramo final hasta acabar dejando cierta sensación de mediometraje alargado. Lo que hacemos en las sombras, en cambio, acierta en casi todo lo que fallaba su antecesora: el guión es mejor, la puesta en escena es mejor, los actores son mejores y, lo más importante, los gags son MUCHO mejores. Uno de sus directores, escritores e intérpretes principales es el cómico Jemaine Clement, y cualquiera que haya visto alguna vez un episodio de la serie de TV Fligh of the Conchords sabrá que eso es garantía de hilaridad.

 

"Es la última vez que muerdo a alguien en plena regla"

 

Lo que hacemos en las sombras es un falso documental sobre el día a día y las vicisitudes de un grupo de monstruos chupasangres que comparten piso. Cada uno de los cuatro personajes es como una versión ridiculizada de algún patrón de vampiro clásico: tenemos a Viago, el dandy dieciochesco en plan Anne Rice; Vlad, el sádico amoral al estilo de Drácula (versión Coppola); Deacon, el vampiro macarra (la mejor comparación que se me ocurre a bote pronto es con el Jerry de Noche de miedo o el Cassidy del cómic Predicador); y Petyr, un doble calcado de Nosferatu.

"Lo que hacemos en las sombras es un falso documental sobre el día a día y las vicisitudes de un grupo de monstruos chupasangres que comparten piso"

A medida que avance el filme irán apareciendo personajes secundarios que responderán a otros arquetipos (vampiros estilo Crepúsculo, hombres lobo, zombies...), pero es importante señalar que, aunque Lo que hacemos en las sombras no rehuye cierta cantidad de chistes referenciales (supongo que son inevitables), tampoco busca ser una mera parodia estilo Scary Movie sino una obra con personalidad propia. En este sentido, por una vez el formato de falso documental juega a su favor en lugar de lastrar la narración (esas entrevistas estilo reality show, en las que los vampiros se sinceran a cámara o se ponen a parir entre ellos, son oro puro). Si la misma historia se hubiera filmado de una manera más convencional, quizás hubiera corrido el riesgo de quedarse en algo del estilo de Sombras tenebrosas.

 

"Cuando Tom Cruise haga esto jugando al billar, hablamos"

 

El principal motor cómico de Lo que hacemos en las sombras es que sus protagonistas están anclados en una serie de modales y tradiciones anteriores al siglo XX, y por tanto no saben desenvolverse en el mundo moderno (salen de marcha pero no pueden acceder a ninguna discoteca a menos que el segurata les invite a entrar, intentan vestirse a la moda pero como no se reflejan en los espejos necesitan que alguien les haga un dibujo para ver qué pinta tienen, etc). Por supuesto, lo sobrenatural es utilizado en diversos momentos como anecdotario chocante, pero gran parte del humor que propone radica en lo cotidiano, en detalles como las ventajas que ofrece levitar a la hora de pasar el aspirador, o la preocupación por colocar periódicos en el suelo del salón antes de morder a alguien y así evitar un estropicio de sangre.

Se podría llegar a acusar a Lo que hacemos en las sombras de ser un tanto deslavazada, un simple ametrallamiento de bromas y chascarrillos. Aunque ello fuera cierto, que no lo es, el porcentaje de gags que te hacen desternillarte es tan elevado, y algunos destilan tanta inteligencia, que tampoco sería un reproche muy a tener en cuenta. Pero es que encima el guión de la película está bien armado, muestra una progresión en los personajes y no sólo no se desinfla en ningún momento sino que incluso va ganando velocidad constante, gracias a un giro argumental (los vampiros se echan como amigo de juergas a un informático humano, que les descubre las maravillas de Facebook y Twitter) resuelto de manera genial. ¿La mejor comedia de vampiros jamás hecha? Pocas veces puede uno acabar una crítica de cine siendo tan categórico: rotundamente sí.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

Recomendada por Kuato a: quien creyese que el formato de falso documental, las pelis de vampiros y las comedias de terror, eran tres conceptos agotados. Lo que hacemos en las sombras los resucita todos de una tacada.

No recomendada por Kuato a: fans de Crepúsculo sin capacidad para reírse de su propia ridiculez.

Ego-Tour de luxe por: frases de guión tan brillantes como “cuando te comes un sandwich, lo disfrutas más si sabes que nadie se lo ha follado antes” (refiriéndose a por qué los vampiros prefieren la sangre de vírgenes).

Atmósfera turbínea por: que un genio como Jemaine Clement se prodigue tan poco es una verdadera lástima. La comedia actual necesita a muchos Jemaine Clements...

 

LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS. Estreno en Venusville: 03/07/2015

 

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