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LOS JUEGOS DEL HAMBRE: BALADA DE PÁJAROS CANTORES Y SERPIENTES crítica: Regreso a Panem

Precuela de Los Juegos del hambre con el presidente Snow correteando en pantalones cortos

RAY ZETA

Ay, el “fantasteen”, ese subgénero conocido como cine fantástico para adolescentes que inundó las salas entre mediados de la década de los 2000 y mediados de la de 2010 con sagas millonarias como Crepúsculo, Los juegos del hambre, Divergente y El corredor del laberinto, e intentos fallidos (justicia divina) como La huésped, Hermosas criaturas, Cazadores de sombras: Ciudad de hueso y La quinta ola. Cine fantástico ñoño y ramplón para adolescentes y preadolescentes dedicadas a forrarse las paredes de su dormitorio con pósters de los actores jovenzuelos guaperas de moda, donde el fantástico era sólo un pretexto para contar el triángulo amoroso entre una prota bobalicona que se debatía entre dos pretendientes a cual más diferente, como un vampiro y un hombre-lobo, o un cachas y un tirillas.

Sagas que como Crepúsculo y Los juegos del hambre (y también Harry Potter), estiraron el pescuezo de la gallina de los huevos de oro todo lo que pudieron, hasta partir sibilinamente sus episodios finales en dos mitades en forma de parte 1 y parte 2, quedándose con la cabeza de la gallina en la mano. ¿Qué hacer cuando pasados unos años, se quiere resucitar a la gallina para que siga cacareando? Pues las opciones son una nueva secuela, un reboot o una precuela, que es por lo que ha optado Lions Gate con Los juegos del hambre. Una precuela que cuenta los orígenes del pérfido presidente de Panem, Coriolanus Snow (gran villano de la saga, interpretado por Donald Sutherland), cuando no era más que un alumno de la academia del Capitolio repleto de acné, con las hormonas disparadas y decenas de revistas porno manoseadas bajo su colchón.

 

"Da gracias a que mido tres palmos más que Josh Hutcherson"

 

A través del joven Coriolanus Snow asistimos a los décimos Juegos del hambre (los de la primera película eran los 74), y descubrimos que fue en esa edición que se creó la figura del mentor, así como los patrocinadores, las donaciones y los obsequios que los tributos reciben durante los Juegos. También que las primeras ediciones de los Juegos eran más de estar por casa, sin nada que ver con las vistas en las primeras películas, pues no había pomposas ceremonias de apertura con los tributos en carrozas, ni centro de entrenamiento, ni se celebraban en bosques, ni se soltaban perros o monos mutantes para que mordieran los culos de los concursantes. Tenían lugar sin tanta fanfarria en un espacio limitado a modo de arena de circo, provisto de galerías donde esconderse, y poco más.

Una precuela que cuenta los orígenes de Coriolanus Snow cuando no era más que un alumno del Capitolio repleto de acné, con las hormonas disparadas y decenas de revistas porno manoseadas bajo su colchón”

Lo que no ha cambiado ni un ápice con respecto a lo que habíamos visto, es el poco (o nulo) tratamiento de la violencia, pues por mucho que la premisa de la competición siga siendo la de 24 jóvenes que se han de matar entre ellos con armas blancas (o con lo que pillen) hasta que, como decían en Los inmortales, sólo pueda quedar uno, se evita mostrar las muertes, y no digamos ya la sangre, no sea que las mamás que llevan a sus retoños al cine, se lleven las manos a la cabeza y abandonen la sala despavoridas. El que quiera ver muertes bestias sin tapujos, sangre a borbotones, y cafradas varias, que se ponga Battle Royale, que aquí lo único que va a ver es cómo los más débiles se esconden y se ayudan entre ellos, ensalzando valores como la fidelidad, la amistad y el amor, para que las anteriormente citadas mamás salgan del cine con la sensación de haber visto una película la mar de “bodita”.

 

"Mírame a los ojos y dime que en Blancanieves saldrán enanos de verdad"

 

Pero Los Juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes va más allá, y no sólo se centra en la competición de los susodichos Juegos, sino que sigue la estela del futuro presidente de Panem y de su relación con la tributo con quien ha ejercido de mentor, cuando ambos se encuentran (cada uno por sus respectivos motivos) en el Distrito 12. Sorprende que a nivel de guión y producción se haya tomado tal decisión, pues juega en contra de la película al presentar dos mitades altamente diferenciadas. De los cuatro episodios originales, los dos primeros se centraron en los Juegos y los dos segundos en la revolución contra el Capitolio, el episodio actual en cambio, combina ambas tramas cuando lo lógico hubiera sido dedicarle a cada una película. El resultado es un conjunto totalmente descompensado que parece albergar dos minipelículas en una misma.

Vía para que el personaje de Coriolanus Snow muestre su transformación de joven honesto, leal y enamorado, al mayor cabronazo que existirá en Panem en el futuro, evidenciando que el asesinato a sangre fría, la traición y las puñaladas por la espalda, ya le venían a Donald Sutherland de jovencito. George Lucas necesitó tres películas para contar la conversión de Anakin Skywalker en Darth Vader, en cambio la transformación de Coriolanus Snow en villano se la pulen aquí en media peli de forma más que atropellada, amenizada además con temas musicales que sobran totalmente, por mucho que sea Rachel Zegler quien los ejecute. ¿Tendrá continuación Los Juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes? La sensación es que ya ha contado todo lo que tenía que contar, y no precisamente de la mejor manera, pero dependerá de los resultados en taquilla que la gallina siga poniendo huevos.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: quien tenga curiosidad por ver cómo lucía el presidente Coriolanus Snow sin barba.

No recomendada por Kuato a: quien la palabra “fantasteen” le provoque sudores fríos, ardor de estómago e incontinencia fecal.

Ego-Tour de luxe por: Peter Dinklage y, sobre todo, Viola Davis, los únicos que parecen saber exactamente dónde se han metido, y de ahí que interpreten a sus personajes, el primero borracho, y la segunda como una parodia surgida de la película más estrafalaria de Tim Burton.

Atmósfera turbínea por: Rachel Zegler cantando las canciones que quedaron fuera del montaje final de West Side Story.

 

LOS JUEGOS DEL HAMBRE: BALADA DE PÁJAROS CANTORES Y SERPIENTES. Estreno en Venusville: 17/11/2023.

 

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