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LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS crítica: Alguien voló sobre el nido de la cuca

Bárbara Lennie juega un partida de rollplay en un manicomio en Los renglones torcidos de Dios

RAY ZETA

Oriol Paulo es un prestidigitador cinematográfico que ha ido aumentando la espectacularidad de sus trucos con cada película. Empezó con magia de cerca con el juego de los trileros, continuó con juegos de naipes trucados, y ha llegado a la magia de las grandes ilusiones realizando tan monumentales desapariciones, que ríanse ustedes de la de la Estatua de la Libertad a cargo de David Copperfield. El problema es que a medida que ha ido aumentando la espectacularidad de sus números, ha aumentado también el engaño de estos hasta convertir sus trucos en trampas, pasando de ser un ilusionista a un charlatán de feria.

Hasta ahora, las películas de Oriol Paulo eran entretenidas pese a ser imposibles. Ninguna de ellas aprueba el “Test Memento”, o sea reconstruir el guión hacia atrás (pruébenlo con la pizarrita de Doc Emmet Brown y nos cuentan). Ni El cuerpo, ni Contratiempo, ni Durante la tormenta, pero se lo perdonábamos porque nos divertían pese a tener finales sorpresas shyamalanos tan inverosímiles como ver a Tarantino dirigiendo un musical romántico. Pero en Los renglones torcidos de Dios, Paulo basa todo el efecto mágico de la película en un recurso de guión que no es que sea tramposo, sino que directamente es una mentira, y eso sí que no lo perdonamos.

 

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Como intentar identificar la persona infiltrada del programa de TV3 del mismo título, en una familia cuya totalidad de sus miembros mienten. Tan grande es el afán de Oriol Paulo por sorprender al espectador, que no le basta con voltear la tortilla cada dos por tres con giros imposibles aunque en más de una ocasión se le caiga al suelo, sino que pierde el oremus añadiendo información fraudulenta (cuando vean la peli lo entenderán), de la misma manera que si nos diera un puzzle en el que algunas piezas no encajan por no ser de ese puzzle. Por eso claro, imposible completarlo por mucho que nos exprimamos la quijotera durante horas.

“En Los renglones torcidos de Dios, Paulo basa todo el efecto mágico de la película en un recurso de guión que no es que sea tramposo, sino que directamente es una mentira”

Aún así, la inadaptable novela de Torcuato Luca de Tena es la mejor película de Oriol Paulo en cuanto a dirección, y su sentido del suspense es impecable, así como la recreación del psiquiátrico de finales de los años 70 (Arkham Asylum post-franquista). Recordando a títulos como Alguien voló sobre el nido del cuco o Shutter Island, Bárbara Lennie es una detective que ingresa en él para investigar un caso de desaparición, en la más estricta tradición brubakeriana de Robert Redford, con Eduard Fernández de director fachorro del centro. ¿O es una paciente paranoica que delira con más imaginación que Vázquez para deshacerse de sus acreedores?

 

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La peli juega al gato y al ratón con las dos hipótesis dejando un reguero de pistas más falsas que un duro de dos caras, mientras deambulan interminables e innecesarios flashbacks, y los personajes mantienen diálogos más propios del cine clásico que de una peli rodada en 2022. Sonarían de coña en boca de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, pero con Bárbara Lennie y Eduard Fernández se antojan un tanto forzados. Oriol Paulo ha querido imprimir a la película un tono retro en todo su conjunto, como si Elizabeth Taylor y George Sanders fueran la paciente y el dire respectivamente; sólo falta Montgomery Clift como paciente amiguete de la prota, aquí interpretado por Pablo Derqui.

Los renglones torcidos de Dios es pues un gran número de ilusionismo con un elefante saltando de diez metros de altura a un vaso de agua diminuto, atravesando aros incendiados a su paso, hasta llegar a un desenlace que, claro está, acumula más giros finales él solo que toda la filmografía de Shyamalan. Un espectáculo de primer orden que nos mantendrá pegados el culo en la butaca con cola glue y nos sorprenderá poniendo ojos como platos hasta que con el desenlace descubramos que el elefante no es real sino un holograma proyectado, lo que provocará que pidamos indignados la devolución del precio de la entrada. Porque una cosa es que nos engañen, y otra muy distinta que nos mientan.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: trileros, tahúres y charlatanes de feria que quieran aprender los trucos del oficio.

No recomendada por Kuato a: simpatizantes del código deontológico cinematográfico.

Ego-Tour de luxe por: ver a Bárbara Lennie a lo Angelina Jolie en Inocencia interrumpida. ¿O va de Winona Ryder?

Atmósfera turbínea por: el recurso tramposo, motivo de penalización con retirada del carnet de director durante dos años y un día.

 

LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS. Estreno en Venusville: 06/10/2022.

 

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