RED STATE crítica: Se armó la de Dios es Cristo

Se armó la de Dios es Cristo Kevin Smith se deja de chistes de Star Wars y se estrena con un thriller de pseudo-terror Por Chema Pamundi

<Por fin se pasa en nuestras pantallas Red State, la enésima “última oportunidad” que muchos teníamos previsto darle a Kevin Smith tras el desastre en cadena en que se ha ido convirtiendo poco a poco su filmografía (Una chica de Jersey, Clerks II, ¿Hacemos una porno?, Vaya par de polis…). Red State nos llega con casi un año de retraso respecto a su accidentado estreno en los EE.UU. (se proyectó durante solo una semana y en un único cine, propiedad de Quentin Tarantino, amiguete de Smith), tras haber sido vapuleada sin la menor compasión por la crítica de allí (cosa que ya viene siendo costumbre con el autor de Clerks), y tras un polémico paso por el Festival de Sitges 2011, donde no gustó a casi nadie pero aún así se alzó con el premio a la mejor película (en palabras del jurado, porque Kevin Smith les caía simpático y les daba lástima que no encontrara distribuidor en España; hilarantes argumentos). Hombre, desde luego el personaje no es santo de mi devoción (solo tolero Persiguiendo a Amy; y su faceta de showman, monologuista y “gurú de la cultura pop”, como si fuera una especie de Santiago Segura yanqui, me produce bastantes picores), pero hay que decir que esta película, justo ésta, no es de lo peor que le hemos visto.

   Tres teenagers con ganas de juerga son engañados y secuestrados por  “la Iglesia de las Cinco Puntas”, una secta de fanáticos ultra-cristianos (según nos cuenta un personaje, hasta los grupos neonazis los consideran unos hijos de perra), que dedican buena parte de sus esfuerzos a ejecutar a lo que ellos consideran la escoria de la sociedad, los pecadores sin posibilidad de redención: sobre todo homosexuales y adolescentes puteros. La cosa se saldrá de madre, por supuesto, degenerando en una masacre entre sectarios y fuerzas del orden, al estilo de la que tuvo lugar a principios de los 90 en Waco con la secta de los Davidianos.

"Eso por decir que Kevin Smith sólo sabe hacer chistes sobre Star Wars"

   Red State ha sido equívocamente publicitada como “la peli de terror de Kevin Smith” (aunque él mismo ha bromeado en varias entrevistas diciendo que Una chica de Jersey también era de terror), cuando en realidad se trata de un thriller policiaco en plan Tarde de perros con algunos toques de acción y violencia cafre. Aún así, supone un volantazo de consideración respecto a sus anteriores comedias generacionales minadas de referencias frikis. Eso debería ser bueno, debería suponer un síntoma de madurez, pero no. Los cambios de dirección en una carrera artística solo acostumbran a salir bien si tienes alguna idea de hacia dónde quieres ir, y en Red State Kevin Smith parece algo despistado y dubitativo, como pez fuera del agua. Mezcla un pretendido tono austero y grave de denuncia social con efectistas tiroteos de película de entretenimiento, y con un par de escenas sobre homosexuales que están montadas con la misma dinámica que si fueran un sketch salido de una de sus pelis de risa. ¿En qué quedamos, chico?

   Aparte de esto, en ciertos momentos el ritmo de la narración se viene abajo por culpa de algún que otro monólogo eterno y patosamente discursivo (Kevin Smith sermoneando al espectador por boca de sus parlanchines personajes; el chico nunca ha sido muy sutil…), la construcción dramática es gruesa y maniquea, y el clímax está desaprovechado: en una escena concreta flirtea con lo verdaderamente turbador, provocativo e iconoclasta… pero acaba rilándose y convirtiéndolo todo en un nuevo gag. Lástima, Kevin, la ocasión la pintaban calva (según leo, el final que Smith incluyó en su primera versión del guión sí que llevaba la situación hasta sus últimas consecuencias; si hubiera decidido conservarlo, Red State habría ganado varios escalones de interés, y posiblemente habría generado el debate que andaba buscando).

"Alto u os cuento por qué Chewbacca es en realidad una alegoría del maltrato animal"

   Entre lo positivo, las interpretaciones protagonistas (John Goodman como jefe del operativo policial y Michael Parks como el líder de la secta; no memorables, pero sí solventes), la radical mala leche y voluntad tocacojones que demuestran ciertos pasajes (poniendo en imágenes lo que muchos pensamos que debe de hacer la policía ante situaciones de este tipo), y el agradable tono general de imprevisibilidad que destila el último acto (es difícil acertar en la quiniela quién va a sobrevivir y quién no).

   ¿Conclusión? Pues que Red State sigue sin aclarar el veredicto sobre Kevin Smith. No convence del todo, pero se deja ver y concede al director de Nueva Jersey otra moratoria más para ver si es capaz de demostrar que tiene en la sesera algo más que ñoñería indie y chistecillos sobre Star Wars. Se ve que hace poco dijo que a lo mejor se retiraba, que quería acabar su carrera “con nota alta” (desde luego Red State no lo es), y que igual su siguiente película sería la última. En casa estamos todos desconsolados…/>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: pese a todo, fans de Kevin Smith. Todos los elementos típicos de su manera de hacer cine están ahí, solo que cambiados de género.
		No recomendada por Kuato a: sectarios religiosos en general. Una vez más, su colectivo vuelve a quedar como el malo de la película. No hay derecho….
		Ego-Tour de luxe por: que hay que reconocerle a Smith el oficio para sacar adelante un proyecto tan personal como éste contra viento y marea (no se la quiso comprar ninguna productora, y la acabó distribuyendo él mismo casi en plan vendedor ambulante).
		Atmósfera turbínea por: la larga parrafada final, con un personaje explicando en primer plano “las conclusiones”  de la historia (como si Smith se hubiera quedado sin pasta para rodarlo en imágenes). Difícil imaginar una manera más tontaina y menos imaginativa de acabar.

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