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TRANSFORMERS: EL DESPERTAR DE LAS BESTIAS crítica: Se acabaron las curvas

Reboot transfórmico pasado por filtro blanco, sin un ápice del estilo de su creador Michael Bay

ROBERT THORNHILL

La galopante crisis de ideas que lleva arrastrando Hollywood los últimos lustros, tiene su máxima expresión en este 2023, decepcionante en cuanto a lo que a propuestas innovadoras se refiere. Que en un mismo año se estrenen Scream VI, Fast & Furious X, John Wick 4, Indiana Jones 5, Mision Imposible 7, Insidious 5 y Saw X, deja claro que el cine comercial no quiere tomar riesgos innecesarios y apuesta sobre seguro.  Dinero fácil con un sustrato de público ya asegurado.

No nos ha de sorprender, pues, que hayan decidido resucitar a unos personajes robóticos que ya lo habían dado todo de sí en cinco largas entregas del inimitable Michael Bay, además del spin-off Bumblebee. Transformers: El despertar de las bestias se nos presenta como una especie de reboot de la saga, con marchamo de darnos la vara diez años más con las cansinas guerras  entre Autobots y Decepticons, y arengarnos con los epopéyicos discursos de Optimus Prime. Lo más preocupante es que nos quedamos sin el inconfundible sello Bay, santo y seña de la franquicia, quien no sabemos si por desidia o porque Victoria Secret ya no es el vergel de esculturales bellezas de antaño, ha cambiado de carril para dejar que otro coja las riendas.

 

"Como lo oyes, las feministas han pedido que el próximo capó lo abra yo"

 

Y el resultado nos ha dejado un sabor agridulce. Parece que el objetivo de Steven Caple Jr. ha sido borrar de un plumazo cualquier hipotético parecido con el demonizado director de La Roca, creando un producto más blanco que la leche, apto para el visionado en cualquier colegio de curas. Nada de recrearse con curvilíneos cuerpos como los de Megan Fox, Rosie Huntington-Whiteley, Nicola Peltz o Laura Haddock, con aquellos hipnotizantes planos en slow motion. También desaparecen esos rocosos marines armados hasta los dientes y sus molones juguetes de guerra. Es la negación del Bayhem.

“Parece que el objetivo de Steven Caple Jr. ha sido borrar de un plumazo cualquier hipotético parecido con el demonizado director de La Roca

La entrada en la dirección de Steven Caple Jr. convierte esta sexta entrega en un rutinario producto de aventuras con robots como protagonistas que no aporta nada a una saga que se ha ido desgastando entrega tras entrega. Cambian los nombres de los villanos, añaden algún Transformer enrollado como Mirage, se inventan un mcguffin diferente para encender la chispa de la acción, y a lo de siempre: llenar la pantalla lo máximo posible con peleas caóticas al son de una batería de sonidos metálicos para darle más autenticidad al asunto, y exprimir las posibilidades del Dolby Surround. Si en la primera Transformers (la mejor), las gafas del bisabuelo Witwicky eran el motivo por el que se enzarzaban los Autobots con los Decepticons, en Transformers: El despertar de las bestias, el objeto de disputa es una llave mágica capaz de abrir portales galácticos (¡¡¡toma ya!!!). Y aunque uno pase un rato entretenido en modo off viendo cómo se taladran mutuamente, no deja de ser un déjà vu constante que ya nos hemos comido en las otras entregas.

 

"No te quejes, que en vez de Mark Wahlberg me tengo que conformar contigo"

 

De todos modos, donde más se tambalea Transformers: El despertar de las bestias es eligiendo a los humanos que ayudarán a evitar la apocalipsis interplanetaria. Nada de actores ni actrices con renombre, ni por supuesto bellezones que eclipsen a los muñecos de hojalata. Como mandan los cánones actuales, se intenta contentar a todos los sectores marginales de la sociedad, eligiendo a un latino de Brooklyn como Anthony Ramos, y a la afroamericana entrada en kilos Dominique Fishback como la intelectual de la función. Sólo falta el oriental de turno y el musulmán graciosillo para completar el pack interracial. Como no puede ser de otra manera, la química entre ellos es inexistente y, de hecho, juraría que no hay el mínimo acercamiento corporal durante las dos horas de la película. Impensable en el universo Bay.

Con Transformers: El despertar de las bestias asistimos a un evidente cambio de rumbo de la saga, que huye de provocaciones y adopta un tono más familiar e infantil. Esos Transformers en forma de águila, guepardo o gorila, son una muestra de ello. En los instantes finales se nos deja caer que (como llevan años haciendo los de la Marvel y DC) los de la Hasbro van a combinar las franquicias de los GI Joe con la de los Transformers. Esperemos que el experimento no les salga rana.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: los fanáticos de la saga y a los que hayan disfrutado de Avatar 2, aunque parece hecha para un jardín de infancia

No recomendada por Kuato a: por supuesto, a los que amantes del estilo de Michael Bay, que no se corta a la hora de recrearse con las curvas de sus actrices.

Ego-Tour de luxe por: quizás lo mejor y más logrado es el nuevo personaje Mirage, un rapero en la piel de un Transformer que nos proporciona los momentos más cachondos de la peli.

Atmósfera turbinea por: ese amago de fusión con los GI Joe… No sé yo cómo acabará esa ensalada.

 

TRANSFORMERS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA. Estreno en Venusville: 09/06/2023.

 

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