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TURBO KID crítica: Bicivoladores madmaxianos

Turbo Kid, una copia de Mad Max combinada con Los bicivoladores y Power Rangers

RAY ZETA

¡Bienvenidos de nuevo a los 80! Desempolven sus walkman con cassettes, sus vídeos Beta y sus ordenadores Spectrum, y vuelvan a utilizarlos con orgullo porque vuelven a estar de moda. O al menos eso es lo que se desprende de la fiebre cinematográfica ochentera que estamos viviendo. Una fiebre que de tan extendida ha pasado de los productos a los subproductos. Porque una cosa es versionar con presupuesto series y películas como El Equipo A o Poltergeist, continuar sagas míticas como Mad Max y Star Wars, y recuperar el espíritu de esa década en cualquiera de sus géneros: juvenil (Super 8), acción (Los mercenarios), terror (It Follows) o comedia fantástica (Pixels), y otra muy distinta copiar los productos casposos de serie Z, que también los hubo y muchos, la mayoría nacidos como malas copias de las grandes superproducciones de éxito.

Y de éstas, Mad Max se lleva la palma en imitaciones chungas por haber inventado un subgénero nuevo dentro del fantástico: el del futuro post-apocalíptico, de estética contundente y atractiva donde las haya. Ejemplos los hay a tutiplén a cual peor: El guerrero del mundo perdido, Mad Warrior, La pesadilla del mañana, Striker, El guerrero del desierto, La Tierra de la muerte... (¿qué ocurre, que no los conocen? Búsquenlos, búsquenlos y verán que no tienen desperdicio...). Pero aún faltaba uno más, Turbo Kid, combinado para más inri con ese esperpento juvenil que fue Los bicivoladores para darle un toque de "Mad Max juvenil". ¿Buenas intenciones? Sí, pero malos resultados también, ya que imita el universo de Mad Max de manera tan casposa como cualquiera de las imitaciones mencionadas, fusilando look, imaginario y personajes.

 

Turbo Kid

"Como lo oyes, la niña mofletuda que sale en Los bicivoladores es Nicole Kidman"

 

Todos los ingredientes madmaxianos metidos en un saco, pero en un saco con un agujero tan grande como el cráter de Armageddon. Se nota que la película ha nacido de un corto (T is for Turbo) y que su trío guionista-director (François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell) lo ha rellenado con paja para llegar a los 90 minutos. Un futuro post-apocalítico, un joven bicivolador, tíos disfrazados de Gran Humungus, un villano de opereta interpretado por Michael Ironside (secundario habitual ochentero en un personaje clavado al Denis Hooper de Waterworld, otra copia de Mad Max), y mil y un más elementos reconocibles como el cine de superhéroes, el western y el cine de robots, aunque ninguno de ellos tenga en ningún momento un guión que los justifique.

"Todos los ingredientes madmaxianos metidos en un saco, pero en un saco con un agujero tan grande como el cráter de Armageddon"

El componente superheroico parece copiado de los Power Rangers apareciendo como un regalo que le ofrecen los guionistas-directores al protagonista. El tema de la robótica y la Inteligencia Artificial sobrevuela durante toda la película, pero aparece a fogonazos a modo de sorpresa sin desarrollarse en ningún momento. Y el western está representado en su segundo protagonista, personaje presentado como un cowboy anacrónico con vocación de héroe (una especie de Cocodrilo Dundee del futuro), tan poco desarrollado como el componente robótico, que parece ser puesto tan solo para satisfacer otra de las filias de los creadores. La sensación que provoca Turbo Kid es la de ser un corto alargado realizado por fanboys amateurs que dan rienda suelta a sus filias cinematográficas, más que por cineastas profesionales.

 

Turbo Kid

"Ya te decía yo que si comprábamos los disfraces de Humungus en un chino se darían cuenta"

 

Tan solo en un punto el filme acierta de pleno, y es en la inclusión de escenas sangrientas de lo más gore, como también ocurría en el corto, sin escatimar en decapitaciones, cercenaciones y sangre a borbotones, supliendo la carencia de medios con exageración y sano cachondeo. Tono que de haberse mantenido en toda la cinta, hubiese hecho de este Turbo Kid un producto más llevadero, ya que el desenfado, el toque paródico y la mala leche, son el mejor antídoto contra la falta de pasta. Si nos divertimos perdonamos una estética madmaxiana pobre, unos personajes planos como tablas, héroes cortados de una sola pieza, y villanos de teatro infantil, así como la falta de discursos sobre futuros distópicos, Inteligencia Artificial y otros temas intelectualoides.

En vez de eso, Turbo Kid se mantiene en un tono medio de lo más insulso sobresaliendo sólo a fogonazos, como un tebeo que provoca simpatías por su propuesta pero que no pasa el corte por la escasez de sus resultados por quedarse en la idea (como le ocurrió al Atolladero de Óscar Aibar en su día), cuando debía haberse acercado a obras de serie B más imaginativas, divertidas y atractivas en su propuesta a pesar de la escasez de sus medios, como las primeras películas de Sam Raimi (la trilogía de Evil Dead), Guillermo del Toro (Cronos) o Álex de la Iglesia (Acción mutante, El día de la bestia), ejemplos en los que predomina la historia a pesar de buscar una estética característica. Turbo Kid iba para copia juvenil de Mad Max y se ha quedado en copia de Mad Max a secas. Otra más.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: quien les guste más Los Bicivoladores que Mad Max, pues Turbo Kid está más cerca de la primera que de la segunda

No recomendada por Kuato a: quien tenga la saga de Mad Max en la estantería al lado de la de El Padrino y Los bicivoladores bajo la pata de la mesa que baila.

Ego-Tour de luxe por: que el joven prota sea un fanboy de los cómics. Detalle simpático que demuestra una vez más al igual que en Jóvenes ocultos, La Jungla 4.0. y Kick-Ass que el Freak Power siempre vence.

Atmósfera turbínea por: superhéroes sí, ¿pero tenía que parecer un Power Ranger?

 

TURBO KID. Estreno en Venusville: 11/12/2015

 

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