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DEADPOOL crítica: Super-Salido

Ryan Reynolds es Deadpool, el superhéroe más gamberro, incorrecto y mal hablado de Marvel

CHEMA PAMUNDI

Deadpool, un superhéroe Marvel de hálito eminentemente noventero, llega a la gran pantalla con película propia veinte años más tarde de lo que debiera. La buena noticia es que nos llega no en una versión actualizada, descafeinada y casi irreconocible del personaje (algo que PODRÍA haber pasado; no olvidemos el desaguisado que ya hicieron con él en su aparición como villano chusco en X-Men orígenes: Lobezno) sino con todas las de la ley, mediante una adaptación más canónica imposible. Hasta el punto de que, por espíritu, factura visual e intenciones, parece talmente dirigida en la década que popularizó el grunge, la MTV y Expediente X. Las cámaras lentas, los chistes baratos, el aspecto de las vestimentas superheroicas e incluso el hecho de que se disparen las pistolas de lado, “al estilo John Woo”, todo en Deadpool parece un gran homenaje al cine de acción de los años 90.

Esa es también, qué duda cabe, una manera bastante hábil de asumir y convertir en ejercicio de estilo las propias limitaciones del personaje, un héroe menor que en principio parecía tenerlo crudo para competir a nivel de popularidad con mastodontes como Los Vengadores o Spiderman. Sin embargo, en el actual panorama de absoluta saturación fílmica de justicieros en licra, alguien tan marginal, chiflado, iconoclasta, gore y políticamente incorrecto como Deadpool cobra todo el sentido del mundo. Se crea su propio nicho de mercado a hostia limpia. Es un soplo de aire fresco. O más bien, una patada en los huevos a tanto supertipo estreñido y atormentado.

 

Deadpool: cine de superhéroes

"Jode esta peli como hiciste con Green Lantern y te abandono"

 

Justo esa marginalidad y ese gamberrismo, utilizados de manera ejemplar a lo largo de la campaña de marketing previa al estreno (parece que la Fox va aprendiendo por fin las lecciones de Disney a la hora de vender un producto Marvel), han convertido a Deadpool en un bombazo de taquilla por encima de sus propias posibilidades; y ahora resulta que tenemos a un montón de padres cabreados porque han llevado a sus niños a ver una película de superhéroes que, ¡ay!, resulta que no es para niños (¿aquí nadie se mira las calificaciones de edades, o qué?). Los críos, por eso, encantados. Que se sepa, nadie de menos de 14 años se ha quejado por ver al conocido como “mercenario bocazas” cercenarse su propia muñeca para escapar de unas esposas, convertir sin miramientos a unos matones en lassagna o hacer chistes borricos sobre su ojete. ¿Que Deadpool no es un producto para niños? Vamos anda, no me fastidies...

Deadpool no es un héroe, ahí estamos de acuerdo. Es un hijoputa malhablado y ferviente defensor del ojo por ojo, de mutilar y decapitar a sus enemigos en vez de entregarlos a la justicia para que se escapen y vuelvan a darle por el saco. A su lado, Batman parece el señor Flanders de Los Simpsons vestido de murciélago; y por eso, hace dos décadas, Deadpool se convirtió en un favorito del público adolescente (es decir, de los menores de edad). Leer sus comic-books era y es el equivalente a escuchar a esa banda de punk que odian tus padres. ¿De verdad a alguien le extraña que los chavales flipen con él?

"Deadpool no es un héroe, es un hijoputa malhablado y ferviente defensor del ojo por ojo, de mutilar y decapitar a sus enemigos en vez de entregarlos a la justicia"

Pero centrémonos en la peli. ¿Cumple lo que prometen los trailers? Pues en general, sí. Como versión en carne y hueso del antihéroe de papel creado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza es primorosa, haciendo gala del mismo humor zafio, frontal y tremendamente ocurrente que rebosan los cómics (recordemos que Deadpool es consciente de ser un personaje de ficción, y que en ocasiones ha llegado al extremo de leerse sus propios tebeos o colarse en otras colecciones para obtener información). De hecho, podría decirse que las posibilidades de meta-relato que ofrece el cine superan en algunos detalles las de los tebeos. Deadpool habla a los espectadores, congela la acción, referencia otras cult-movies de manera constante (incluso en la escena post-créditos) y cuando le mencionan al profesor Charles Xavier contesta “¿Stewart o McAvoy?” Deadpool se ríe de Dios y su madre, en una primera hora de metraje tan divertida, con tanto punch, que uno casi ni es consciente de que la cinta carece de guión.

Por desgracia, cuando el “rapid-fire” de gags y situaciones locas desciende, caes en la cuenta de que lo único que has estado viendo hasta entonces ha sido una versión estiradísima del origen del protagonista. O sea, Deadpool intenta convertir en motor narrativo y razón de ser lo que, casi siempre, ha sido al mayor lastre de las películas de superhéroes: el planeta Krypton, la araña radiactiva, etc. Lo intenta con valentía, deconstruyendo el relato mediante constantes flashbacks y flashforwards, y con la honestidad de saberse un producto de serie B que carece de ínfulas de gran relato. Aún así, no logra evitar cierta sensación de que a los guionistas no se les ha ocurrido nada mejor que hacer con el personaje. Además, poniéndonos escrupulosos podríamos decir que los villanos flojean, que la subtrama amorosa de Deadpool con su novia resulta un tanto fofa (ese es quizás el mayor desvío respecto al cómic), y que a todo el clímax final le faltan toneladas de fuelle. Incluso el propio Deadpool hace un chascarrillo al respecto, quejándose de que el presupuesto del filme sólo alcance para incluir a un secundario tan ramplón como Coloso.

 

Deadpool: cine de superhéroes

"Al menos Coloso no decapita a la gente como Lobezno en X-Men orígenes"

 

Con todo y con eso, la función se salva con creces por el sentido del humor idiota, por la violencia a veces loquísima, por la factura de las escenas de acción (limpias, claras, bien filmadas por el debutante Tim Miller), por la valentía de mantener al personaje tal cual tiene que ser, y por la convicción con la que Ryan Reynolds lo interpreta, sobre todo en cuanto a lenguaje corporal (no existían dudas sobre esto: Reynolds es un fan declarado del personaje y fue quien menos culpa tuvo del desaguisado de X-Men Orígenes: Lobezno).

Quedan dudas acerca de si esta fórmula podría repetirse tal cual en una secuela. Me atrevo a decir que no, que Deadpool va a necesitar algo más si quiere sobrevivir como franquicia. El rollo “Nunca has visto una peli de superhéroes así” está muy bien, pero ahora ya la hemos visto, y parece claro que la cosa no tiene cuerda suficiente como para cascarse otra igual. En cierto modo es una suerte, porque obligará a los creadores de Deadpool 2 a romperse los cascos para integrar al personaje en el universo Marvel y llevar sus aventuras aún más al extremo; y si hay un supertipo al que le sienten bien los giros inesperados, es al mercenario bocazas.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien quiera ver a un anti-superhéroe que mantiene la mala uva de principio a fin, sin reblandecerse ni “volverse bueno” por el camino. Sí, claro, en los tebeos es aún más salvaje, pero esto es lo máximo a lo que puede llegar Hollywood, y es bastante.

No recomendada por Kuato a: los padres dados a escandalizarse con espectáculos de marionetas, y que tenían intención de llevar a sus niños a ver Deadpool pensando que debe de ser un Spiderman con katanas.

Ego-Tour de luxe por: los títulos de crédito iniciales, conceptualmente hilarantes, plásticamente alucinantes y narrativamente perfectos para hacer que la cosa arranque ya a doscientos por hora.

Atmósfera turbínea por: las charlitas de Coloso cada vez que Deadpool mata a alguien. Vale que Coloso sea un tipo legal-tonto sin demasiadas luces, pero es una actitud ridícula.

 

DEADPOOL. Estreno en Venusville: 19/02/2016

 

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