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LA VISITA crítica: A la vejez, viruelas

M. N. Shyamalan vuelve con La visita a los thrillers y a los finales sorpresa que tanto le ponen

CHEMA PAMUNDI

¿Cuánto hace que no salimos contentos de una película de M. Night Shyamalan? Siendo sinceros, para algunos las dudas empezaron ya desde El protegido, decepción relativa en una época de crédito ilimitado en la que todo el mundo esperaba con ansia lo que iba a ofrecer el director indio, tras haber dejado patas arriba el género de terror con El sexto sentido (que sí, que quizás haya perdido lustre con el paso de los años y aguante mal los segundos visionados, pero sigue siendo redonda en muchos aspectos). Sin embargo, los fans no podíamos prever lo chungas que se iban a poner las cosas...

El creciente nivel de idiotez narrativa demostrado en Señales, El bosque, La joven del agua y El incidente confirmaron que, si bien Shyamalan era un excelente director visual y un maestro a la hora de manejar los mecanismos formales del género (el tío sabe asustar a una audiencia), como guionista era un patata; y no porque escribiera mal (casi todos sus guiones tienen ideas originales, líneas de diálogo brillantes, personajes complejos y dobles lecturas), sino porque repetía una serie de tics que acababan hundiendo cualquier historia que trataba de contar: los finales sorpresa estúpidos (aquí el triple giro argumental de El bosque se lleva la palma), las explicaciones ilógicas (alienígenas que no saben abrir puertas o que son alérgicos al agua) y los momentos de intensa vergüenza ajena (Mark Walhberg hablando con una planta de plástico). Es como si sus películas fueran trajes chaqueta de una elegancia impecable, salvo por el detalle de que el pantalón tiene el culo roto.

 

La visita"Me temo que para triunfar viendo muertos en ocasiones, llegas quince años tarde"

 

Ahora, tras haber pasado una temporadita en galeras con Airbender: el último guerrero y After Earth, dos obras de encargo con las que tocó fondo creativo, vuelve a sus orígenes, a su “zona de confort”, al tipo de thriller de terror personal que es su especialidad. La visita, precedida por un tráiler modélico (como los de todas sus películas, que siempre logran vendernos el pollino de “ésta, ésta va a ser la buena”), supone la enésima oportunidad de redimirse ante su cada vez más exigua legión de fans; ante quienes, pese a todos los disgustos que nos da, seguimos pensando que su cine tiene algo único y distinto; y digamos que consigue hacerse merecedor de esa redención... a medias.

La visita está protagonizada por Rebecca y Tyler, dos hermanos de 15 y 13 años de edad respectivamente. Ambos son enviados por su madre divorciada a pasar una semana con los abuelos, a los que no han visto nunca. Lo que arranca como una aventura familiar ilusionante (conocer a los padres de su madre, y de paso dejarle a ella unos días libres para que se vaya de crucero con su nuevo novio) irá degenerando en un cuento de miedo a lo Hansel y Gretel a medida que quede claro que los abuelos no están bien. “No estar bien” no significa que tengan achaques o sean un muermo, significa cosas como sufrir arranques espontáneos de histeria y catatonia aguda, correr de noche arriba y abajo a cuatro patas, o desnudarse y ponerse a rascar las paredes violentamente; y, bueno, la cocina de la casa tiene un horno en el que cabe una persona entera, así que ojito cuando te piden si puedes meterte dentro para limpiarlo...

"La visita se acaba convirtiendo en un producto estandarizado y menor, que no aporta nada nuevo al género y que llega tarde a todas partes"

La visita es una cinta pequeña y manejable, una historia de horror casi cotidiano, con pocos aspavientos y pretensiones: una casa, cuatro actores y un guión sencillo. Un producto que a priori parecía ideal para que Shyamalan recuperase el tono muscular, para que sacase punta a lo que sabe hacer mejor sin correr riesgos. Por eso sorprende que, una vez más, vuelva a pisar los mismos rastrillos de siempre: una trama que daría para un episodio de The Twilight Zone pero no para un largometraje de hora y media, una serie de recursos dramáticos ya muy manidos (en cuanto nos enteramos de que uno de los niños protagonistas tiene fobia a los gérmenes, sabemos que eso va a ser un factor cuando lleguemos al clímax del asunto; ¿se acuerdan de lo de “batea fuerte” en Señales? Pues parecido), y sobre todo una narración que pierde fuelle cuanto más sabemos lo que está pasando en realidad, hasta llegar a oootro final sorpresa marca de la casa, de esos que te hacen llevarte una mano a la frente y exclamar en alto “¡No me jodas, Shyamalan!”.

Si logramos echarnos todos esos lastres a la mochila, cabe la posibilidad de disfrutar con una historia bien filmada, bien interpretada y que a ratos logra generar la atmósfera inquietante que pretende. Los personajes de los dos niños tienen conflictos y rasgos de personalidad que los hacen interesantes (aunque también hay que decir que hablan como dos resabiados y nunca acaban de caer simpáticos, lo cual es un problema porque son los dos únicos personajes que el espectador tiene a mano para identificarse). Además es encomiable que, incluso en una película de corte y confección tan clásicos, Shyamalan aún se esfuerce por plantear juegos mentales al espectador, por esquivar lo fácil, por mezclar humor y terror a veces en una misma escena, por poner los pelos de punta con algo tan sencillo como una anciana en camisón abriendo y cerrando una puerta de manera compulsiva. Quizás Shyamalan siga en horas bajas, pero lo intenta hacer lo mejor que sabe y es honesto.

 

La visita"¿Por qué no me avisaste de que Airbender y After Earth eran tan malas?"

 

Así pues, vayamos a la madre del cordero: dado que Shyamalan es un director al que siempre se compara consigo mismo, ¿es mejor La visita que por ejemplo El incidente o La joven del agua? Bueno, desde luego es menos ridícula, pero eso tampoco es aclarar mucho las cosas teniendo en cuenta que lo poco rescatable de esos dos títulos eran justamente las partes más enloquecidas (hay que tener un par de santos cojones para hacer una película en la que el villano sean los árboles y los matorrales, o en la que los dibujos de las cajas de cereales tengan significados ocultos). La contención y falta de ambición de La visita la hacen funcionar mejor, pero la acaban convirtiendo en un producto estandarizado y menor, que no aporta nada nuevo al género y que llega tarde a todas partes, incluyendo una innecesaria utilización del desgastadísimo formato de cámara en mano (toda la película se compone las filmaciones caseras de los dos niños, para hacer un documental que poder enseñarle a su madre).

El propio director ha confesado que tuvo ciertos problemas para dar el tono adecuado a la película: tras el primer montaje parecía cine de arte y ensayo y tras el segundo parecía una comedia. En esos tira y afloja le ha acabado quedando un producto demasiado tibio, al que le falta tensión, ritmo y capacidad para implicar al espectador en lo que está pasando. La Visita es, resumiendo, lo que mucha gente le pedía a Shyamalan que hiciese: un filme de terror “normal”. Pues no, parece que esa tampoco era la respuesta. Habrá que esperar a ver el tráiler de la próxima...

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: quien quiera ver por fin algo de M. Night Shyamalan que no transmita vergüenza ajena. No es aspirar a mucho, ya, pero su cine ha llegado a un punto en el que se disfruta más si no se tienen demasiadas expectativas.

No recomendada por Kuato a: quien esté hasta el inguinal de los puñeteros finales sorpresa.

Ego-Tour de luxe por: los acertados toques de comedia; es la primera peli de Shyamalan en más de una década en la que nos reímos con él, no de él.

Atmósfera turbínea por: el superfluo y azucarado epílogo familiar.

 

LA VISITA. Estreno en Venusville: 11/09/2015

 

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