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MATAR AL MENSAJERO crítica: Si no sabes torear, pa qué te metes

Jeremy Renner es en Matar al mensajero un reportero dicharachero que le vacila a la CIA

ROBERT THORNHILL

Hay que reconocer que el famoso caso Watergate con sus intrépidos reporteros Bernstein y Woodward marcó un antes y un después del periodismo desenmascarando y derrumbando al presidente más pardillo de la historia de los Estados Unidos, Richard Nixon, quien al igual que JFK no supo manejar toda esa madeja de servicios de inteligencia, agencias de espías e instrumentos opresores letales de los que dispone esa telaraña del poder establecido, en un país donde el presidente es una marioneta que debe bailar al ritmo que le marque el Pentágono, la CIA y el FBI si no quiere salir escaldado. Desde entonces todo columnista que se precie se debe rebajar convirtiéndose en un sabueso siguiendo noticias con trascendencia política que le puedan hacerse crear un nombre y elevarlo al estrellato mediático aunque se juegue la vida en ello.

Este Matar al mensajero (nunca se ha elegido un título tan adecuado para una película) al igual queTodos los hombres del presidente viene con el necesario aliño del «basado en hechos reales» adaptando a la gran pantalla el libro que el propio reportero solitario y fisgón Gary Webb escribió para explicar cómo retó de forma temeraria e inconsciente a las altas esferas del poder hasta que le pararon inmisericordemente los pies. El gran problema que tiene esta adaptación es que la historia que nos cuenta ese reportero convertido en mártir mantiene el interés durante la primera hora de la película, en la que, siguiendo un esquema muy parecido al utilizado en JFK, se nos explica cómo va siguiendo el hilo de una noticia bomba que compromete a la mismísima CIA, hablando con toda una serie de insignes gargantas profundas como Andy García (el Kevin Bacon de la peli de Oliver Stone), Michael Sheen (el Donald Sutherland de la misma) o un Ray Liotta, quién es el auténtico garganta profunda manteniendo su anonimato.

 

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Bien diferente es el tramo medio-final de la peli en que presenciamos el acoso y derribo del plumilla y donde echamos en falta por parte de Michael Cuesta y del guionista, la capacidad de abstraerse del libro y su historia real para hacer uso de esas necesarias licencias artísticas cinematográficas, profundizando más en algunos personajes tan interesantes como el de Andy Garcia o el de Ray Liotta, que podrían tener más recorrido y podrían dar más vida a una historia demasiado centrada en Webb y el relato de su humillante y previsible derrota por parte de un implacable poder establecido, con el añadido de que la frialdad del acontecimiento real se ve empañado por sentimentaloides escenas que sobrarían en un thriller de este estilo.

"El gran problema que tiene esta adaptación es que la historia que nos cuenta ese reportero convertido en mártir mantiene el interés sólo durante la primera hora de la película"

De todos modos, la idoneidad de Cuesta como director está fuera de toda duda, no en vano es el auténtico artífice de hacer que la extraordinaria Homeland se convirtiera en un fenómeno mediático y tuviese como ilustre seguidor al mismísmo Barack Obama, una serie donde el cuartel general de la CIA aparecía recurrentemente y en que las siniestras luchas de poder culebronescas estaban al orden del día. Hay una escena marca de la casa en que el osado reportero en la piel de Jeremy Renner se enfrenta a un grupo malcarado y amenazador de la CIA que nos recordaba mucho a las trifulcas de Carrie, Saul y Brody con sus mandamases.

 

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Un camaleónico Jeremy Renner que adopta para este papel de reportero que se sube a la chepa del poder una apariencia a caballo entre la de Sean Penn en la vida real y la de Robert Downey Jr. en Zodiac,y aunque resulte convincente en gran parte de la película, sale perdiendo en la odiosa comparación con los auténticos referentes Robert Redford o Dustin Hoffman, cuyas miradas vivaces transmitían autenticidad y provocaban un magnetismo del que el insulso Renner carece. Tampoco aguantaría el Mortal Kombat contra el Denzel Washington de El Informe Pelicano o el Rusell Crowe de La sombra del poder, que transmiten mayor dinamismo y sentido periodístico que un Jeremy que aparece como alguien sin espíritu luchador y emprendedor de los anteriores y que acepta sumiso que es una hormiga luchando contra un elefante, sin apenas ofrecer resistencia.

Y aunque el leivtmotiv de Matar al mensajero sea criticar las barbaridades que hacen los americanos matando a millones de personas con total impunidad, por el hecho de estar tan saturados de leer historias de este tipo por internet, hace que a estas alturas sea difícil escandalizarse por algo, y aunque el personaje de Jeremy Renner se pueda considerar una especie de anti-héroe periodístico, tristemente caerá en el olvido porque su trascendencia para la historia será nula y simplemente es una víctima más del sistema.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: los que aun no se hayan dado cuenta de que los de la CIA son gente muy siniestra y que nos tienen controlados.

No recomendada por Kuato a: aquellos que busquen en Jeremy Renner un honorable heredero de Redford y Hoffman... Ni de Matt Damon, ni de Tom Cruise... Un actor que aún busca su estilo.

Ego-Tour de luxe por: esa aparición importante y estelar de nuestra Paz Vega con un inglés bastante mejorado respecto a sus comienzos y poniendo el toque de belleza a la película.

Atmósfera turbínea por: un reparto tan lleno de grandes actores que se desaprovecha con apariciones puntuales. El televisivo Michael Cuesta aun tiene que aprender mucho.

 

MATAR AL MENSAJERO. Estreno en Venusville: 14/11/2014

 

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