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PERSONAL SHOPPER crítica: WiFi para fantasmas

Peli existencialista con fantasmas, moda y las ojeras de Kristen Stewart, en Personal Shopper

ANNA BOU

El otro día me comí un filete que lucía hermoso en el plato, pero al primer mordisco mis papilas gustativas se dieron cuenta de que no obtenían sabor alguno. Personal Shopper es como ese filete, hermoso por fuera pero vacío por dentro. Oliver Assayas recibió el año pasado el premio exaequo de dirección en Cannes por Personal Shopper. El director ya trabajó con Kristen Stewart en Viaje a Sils María, y repite con la ojerosa actriz como musa y protagonista total de este film que mezcla thriller, drama existencial con toque erótico y película de fantasmas, aunque ya sabemos que quien mucho aprieta poco abarca...

Stewart es aquí una joven norteamericana con aire de médium que trabaja en París como asistente personal de una celebrity, pero en realidad lo que le interesa es contactar con su hermano mellizo fallecido en dicha ciudad unos meses atrás, convencida de que él quiere comunicarse con ella desde el Más Allá. La premisa es interesante y la atmósfera que trasmite Assayas es inquietante y sugerente. Toda la película parece cubierta con una niebla misteriosa, la cámara del director francés es elegante, pero su sobriedad no le impide caer en el low cost del cine de fantasmas, como ese caserón abandonado (qué original), o el grifo que chorrea de repente con aparición fantasmal incluida (lo nunca visto), o ese asesinato...

 

Personal Shopper

"Pues Michael Keaton también recibía mensajes del Más Allá en White Noise y nadie se quiejó"

 

Assayas sugiere falseando, quiere mostrar muchas capas, pero tan sólo se queda en los retales. Personal Shopper da gato por liebre, el fantasma de la liebre, se entiende. Sobre todo en las larguísimas secuencias de mensajes vía móvil que recibe la protagonista: ¿WhatsApp del Más Allá? ¿De su hermano fallecido? ¿De un admirador anónimo? ¿De un fantasma del subconsciente? No me disgusta pensar que en el cielo (o en el infierno, tanto monta, monta tanto) habrá cobertura total para mandar mensajes desde los limbos, y no me desalienta pensar que, una vez muertos, tendremos una tarifa plana que habremos pagado con el último aliento, pero a nivel cinematográfico, que un difunto mande mensajes de móvil me parece un recurso absurdo y barato que el director tendría que pagar con la cárcel. Añadir que, además, éstos dan lugar a secuencias soporíferas como la del viaje de Kristen Stewart en tren. Y si los mensajes no son del hermano fallecido, peor aún por lanzar pistas falsas al viento para crear expectativa, una expectativa vacía y sin pilares en los que sustentarse. Cada espectador, vivo o muerto, sacará su conclusión.

"Personal Shopper da gato por liebre, el fantasma de la liebre, se entiende. Sobre todo en las larguísimas secuencias de mensajes vía móvil que recibe la protagonista"

¿Y qué decir de esa gratuita masturbación fashion? ¿O del crimen resuelto a trompicones? ¿Y la Stewart es una Personal Shopper? Esta deshilachada Kristen Stewart se dedica a comprar ropa de marca y joyas de lujo lujísimo con su motocicleta, cuando su look es más apropiado para repartir pizzas por las calles de París. Assayas pretende, con esta puesta en escena, contraponer el banal mundo de la moda con el mundo espiritual y abstracto que busca la protagonista. Ay qué pesadez, cuando los directores se nos ponen moralistas con un toque abstracto y savoir faire.

 

Personal Shopper

"Visto el panorama, estoy por pedirle a Summit una sexta peli de Crepúsculo..."

 

Pero Kristen Stewart es, sin ningún lugar a dudas, la gran baza; es ella quien aguanta todo el peso del mundo en sus espaldas en luto, toda la insustancialidad vital se balancea en sus ojeras, cual columpios. La inexpresividad de la actriz consigue aquí su máximo apogeo, pues consigue transmitir una pesadez existencial que le va como anillo al dedo a la trama de la película. Está brillante y adecuadísima. La actriz ha sabido quitarse, y no era tarea fácil, la etiqueta de Crepusculita, y se está labrando un camino actoral a base de saber escoger sus papeles. Kristen Stewart se está convirtiendo en la actriz del desasosiego.

Personal Shopper es una película original que se pierde por sus originales ramas, por su humo, por una pretendida sutilidad vacía que acaba agujereada por todas partes (por cierto, ¿se puede agujerear el vacío?). Es más interesante recordar Personal Shopper que verla. Las escenas inquietantes rodadas con estilo son un punto a su favor, pero lo que no tiene perdón es dar a entender (o no, pero está claro que Assayas baraja sin vergüenza esta carta del despiste) que el Más Allá se comunica con los mortales a base de mensajes de móvil. De risa. Médiums de pacotilla. Con lo poético que hubiera quedado que el hermano se comunicara con la protagonista a través del idioma invisible del chirriar de las puertas, del morse del gota a gota de un grifo triste, o a través de los destellos impotentes de las lentejuelas de un vestido de Chanel ciñendo el cuerpo de Kristen Stewart.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: los pseudo-intelectuales-progres-cool-y-pij- moderniquis, todo junto.

No recomendada por Kuato a: los que esperan un cine de fantasmas fast food.

Ego-Tour de luxe por: Kristen Stewart, que se mueve por toda la película cual espectro viviente, actuación absolutamente acorde con la temática.

Atmósfera turbínea por: la vacuidad pretenciosa de la película, por mucho que sea una vacuidad made in París.

 

PERSONAL SHOPPER. "Personal Shopper" (2017). Dirección: Olivier Assayas. Guión: Olivier Assayas. Reparto: Kristen Stewart, Lars Eidinger, Sigrid Bouaziz, Anders Danielsen Lie, Ty Olwin, Hammou Graïa, Nora Von Waldstätten y Benjamin Biolay.

 

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