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13 EXORCISMOS crítica: El exorcista accidental

Peli de posesiones con José Sacristán de exorcista descafeinado que no se hace justicia a sí mismo

RAY ZETA

¿De qué sirve tener a José Sacristán como exorcista en una película, si no es para que sea la película con José Sacristán como exorcista? Muchos son los grandes actores que han interpretado a un exorcista en la historia del subgénero terrorífico de las posesiones: Max Von Sydow en El exorcista, Richard Burton en El exorcista II, John Hurt en Poseídos, Anthony Hopkins en El rito, Eduard Fernández en la serie 30 monedas… Y todos tuvieron su lucimiento por pequeña que fuera su aparición en pantalla, formando parte fundamental del recuerdo de la película, por muchas levitaciones, giros cranianos de 360 grados, y vómitos verdes que tuviera ésta. José Sacristán en cambio, acaso el último gran actor clásico español, aparece en 13 exorcismos como un transeúnte despistado que pasaba por allí.

Porque 13 exorcismos se recrea demasiado en un drama familiar carente de interés una vez expuestas sus cartas, las de una adolescente débil de carácter que vive en el seno de una educación religiosa opresiva (su madre debe ser del mismo pueblo que la madre de Carrie), que va presentando manifestaciones de posesión demoníaca que van asomando tímidamente (si se puede decir tímidamente a dejarle a un compañero de clase la boca como un buzón), hasta necesitar los servicios de uno de los quince sacerdotes autorizados por el Vaticano para practicar exorcismos. Es ahí cuando entra José Sacristán, aunque lo haga de manera desaprovechada y totalmente a destiempo, malgastando la carta ganadora de tenerlo en un personaje tan jugoso.

 

"Si el espíritu sabe tanto de mí es que es el de Mariano Ozores"

 

A destiempo porque llega demasiado tarde (por un momento temí que fueran a dejarlo para la escena post-créditos), y mal porque se limita a soltar las cuatro frases básicas del manual de autoayuda para exorcistas con voz de tráiler (eso de “El Diablo sabe cómo corrompernos, hará todo lo posible para alimentarse de nuestras debilidades”, y toda esa murga), sin que se profundice en ningún momento en su personaje. Normalmente los exorcistas de las películas de posesiones diabólicas dan juego, ya sea por sus subtramas, por sus crisis de fe, o porque la poseída los pica soltándoles frases de índole personal, como que su madre es una guarra y cosas así, pero en el caso de 13 exorcismos, el exorcista se limita a realizar el exorcismo mondo y lirondo, mientras la poseída baila La Macarena en su cama.

“José Sacristán, acaso el último gran actor clásico español, aparece en 13 exorcismos como un transeúnte despistado que pasaba por allí”

Muy poco jamón para tanto bocata… 13 exorcismos se revela así como una peli de posesiones y exorcismos un tanto descompensada, al predominar el terror cotidiano (por llamarlo de alguna manera, pues no da miedo en ningún momento) sobre el sobrenatural. Plantea una premisa interesante como es atribuir la causa de la posesión a la represión y la culpa, y preguntarse si la posesión es real o mental, pero dicha premisa se pierde como lágrimas en la lluvia al hacer acto de presencia, precisamente, José Sacristán como el exorcista (lo que manda huevos), llevando la peli de manera precipitada por unos lugares comunes mil veces y mejor vistos, que no acaban de casar con el tono imprimido hasta el momento.

 

"Mucho hablar de Verónica y ni siquiera tenía exorcista"

 

Más airosa salía Verónica de Paco Plaza en su intento de contar una posesión demoníaca en el seno de una familia media española de principios de los años 90, con la dosis necesaria de costumbrismo cañí sin caer en el exceso como le ocurre a 13 exorcismos, obteniendo una combinación perfecta entre costumbrismo y cine de posesiones. También mejor parada sale El exorcismo de Emily Rose en cuanto a posesiones y exorcismos, con elementos terroríficos mejor puestos, que al contrario que 13 exorcismos, consiguen hacer las delicias del fan del género. 13 exorcismos se asemeja más a su pesar (y al nuestro) a la mediocre La posesión de Emma Evans (recuerden su ridículo tratamiento de la posesión, concertando el exorcismo diariamente de seis a ocho como quien tiene clases de inglés).

Poco hay pues donde rascar en 13 exorcismos. La gran interpretación de la casi debutante María Romanillos como adolescente vulnerable, la silueta (a pesar de todo) de José Sacristán como exorcista, Biblia y crucifijo en mano, y alguna buena idea aislada como ahogar al poseído en la bañera para hacer aflorar al Demonio poseedor. El resto, como hemos apuntado, se debate entre un exceso de costumbrismo cañí hasta hacerse repetitivo, y un clímax con exorcismo sin imaginación y sin gracia, que insiste en lo mil veces visto (parece mentira que 50 años después, aún se siga copiando El exorcista de William Friedkin de manera tan descarada), hasta concluir en un desenlace ridículo. La próxima de exorcistas, con Imanol Arias, a ver si así tenemos más suerte…

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: quien como todos, haya visto a José Sacristán de exorcista en las promos.

No recomendada por Kuato a: quien por haber visto a José Sacristán de exorcista en las promos, espere otra cosa (una peli buena, básicamente).

Ego-Tour de luxe por: la idea de la bañera, muy John Constantine.

Atmósfera turbínea por: la sesión de espiritismo estilo manos libres. Vale que la peli es barata, pero un tablero y un vaso tampoco cuestan tanto...

 

13 EXORCISMOS. Estreno en Venusville: 04/11/2022.

 

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