EL TOUR DE LOS MUPPETS crítica: La rana de la máscara de hierro

La rana de la máscara de hierro

Vuelven los Muppets con una intriga de dobles
más propia de Mortadelo que de los Teleñecos

Por Ray Zeta

<Si no les importa me referiré a los Muppets con el término de “Teleñecos”, ya que así es como les conocemos de toda la vida desde que triunfaron en España en la segunda mitad de la década de los 70 con su show televisivo (y es que de un tiempo hasta ahora parece que las traducciones por las que hemos conocido a ciertos personajes y obras estén prohibidas, porque queda más “in” decirlo en inglés, y por ello ya no podemos decir La Masa, Dan Defensor o La guerra de las galaxias sin riesgo de parecer provincianos, por poner sólo tres ejemplos). Un show televisivo creado por el gran Jim Henson, padre también de las geniales Barrio Sésamo, Los Fraggle y El cuentacuentos, además claro de producir películas ya clásicas como Cristal oscuro o Dentro del laberinto.

Disney compró los derechos teleñequeros y se decidió a rebootearlos por la puerta grande uniéndolos otra vez en un nuevo y antológico show, pero esta vez cinematográfico. Por eso hace dos años la película Los Muppets significó un soplo de aire fresco en la cartelera. Fue una gozada volver a ver a los Teleñecos en una película a su medida, lejos de los especiales televisivos a los que nos tenían acostumbrados como Cuento de Navidad, La isla del tesoro o El mago de Oz. Ah, qué gozada volver a ver Kermit dirigiendo el espectáculo con los chistes malos de Fozzie, las acrobacias imposibles de Gonzo, la batería salvaje de Animal, y Piggy bebiendo los vientos por los huesos de Kermit, además de poder comprobar que secundarios como el perro Rowlf, Scooter o el Dr.Bunsen siguen gozando de buena salud...

"Si me contratáis prometo no ridiculizaros la próxima vez que presente los Globos de Oro"

Pero ay, que ahora llega la secuela, y como el factor sorpresa ya se ha perdido, se les ha de buscar un guión que justifique una segunda parte. Bastaría con verlos de nuevo en otro show de los suyos, con eso los fans ya tendríamos bastante, pero en cambio los guionistas se complican la vida enzarzándolos en una intriga tan estrambótica como falta de gracia, que no hace sino provocarnos nostalgia de los especiales televisivos mencionados. En la primera parte Kermit reunía la banda yéndolos a buscar uno a uno hasta crear de nuevo el show de nuestros amores: simple y genial. Comparen ese argumento con el de que “un empresario los contrata para una gira mundial para que una rana criminal que está recluida en Siberia y que es el doble de Kermit, se escape y se haga pasar por Kermit en la gira para ir robando museos”.

"Los guionistas se complican la vida enzarzándolos en una intriga tan estrambótica como falta de gracia"

Ya lo ven pues, la premisa de clásicos como El hombre de la máscara de hierro o El prisionero de Zenda, pero al revés, así vemos en dos tramas simultáneas a la rana criminal en plena gira, y a Kermit ocupando injustamente su lugar en un gulag de Siberia. ¿Tiene gracia para una película de los Teleñecos? Absolutamente ninguna, pues en la trama de la gira los números musicales pasan a segundo plano, y la trama de Kermit en Siberia es puramente de relleno sin que aporte nada destacable al conjunto, además de que la subtrama amorosa con Piggy carece entonces de toda lógica. Hubiera encajado mil veces más con el espíritu de los personajes una única trama centrada en realizar una gira mundial con éxito con el malo de turno intentando boicotearla, por ejemplo, que liando a los pobres Teleñecos en argumentos más propios de Mortadelo y Filemón.

"Parecemos Jean-Claude Van Damme en Doble impacto pero en versión rana"

Y es que toda la chispa, acierto y magia de la que hizo gala Los Muppets, se ha perdido en El tour de los Muppets. Tanto es así que ni siquiera los números musicales, elemento icónico marca de la casa del show, valen la pena. Tan solo el primero a modo de obertura mantiene el tipo con cierto aire clásico a lo Busby Berkeley, en cambio el resto son de segunda fila, casi todos ellos solistas que interrumpen la acción (por mucho que sea Celine Dion quien haga la segunda voz) en vez de colectivos con coreografía. E ídem de adem con los personajes humanos. Si en la primera parte Jason Segel y Amy Adams eran el contrapunto perfecto enriquecedor de la historia, en esta segunda el personaje de Ricky Gervais no es más que un pretexto forzado que por ser tan simple y plano no llega ni al nivel de tebeo quedando relegado al de tira cómica.

¿Qué nos queda entonces? Pues los cameos, que rememorando los famosos que asistían a los programas televisivos en calidad de artistas invitados, pueblan la película durante todo su metraje para nuestro gozo. No les desvelo ningún nombre para que tengan el placer de irlos descubriendo ustedes mismos, aunque les diré que a diferencia de la saga Torrente, en que son protagonizados por famosos de medio pelo como John Cobra, Cañita Brava o el Risitas, aquí son auténticas estrellas de Hollywood. Bueno, les diré uno: Danny Trejo aparece en diversos momentos de refilón y hasta canta y baila aunque de manera muy requetesecundaria, lo que provoca que estemos continuamente pendientes de cuándo vuelve a salir. Y estarán conmigo que si en una película de los Teleñecos, estamos más pendientes de Danny Trejo que de si Kermit y Piggy se casan, es que algo está podrido en Teleñequilandia./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Condenada a alforfones



		Recomendada por Kuato a: quien no conozca los Teleñecos de antes, así se le podrá engañar diciéndole que estos Muppets son una variante de las dos pelis de Los Pitufos estrenadas recientemente.

		No recomendada por Kuato a: quien espere ver a los Teleñecos en uno de sus geniales shows, como sí se vieron en *Los Muppets*. Aquí los verán en una aventura de Mortadelo y Filemón, aunque sin Mortadelo y Filemón.

		Ego-Tour de luxe por: los dos vejetes del palco, que como critican y se cachondean de todo lo que va saliendo, se revelan como unos visionarios.

		Atmósfera turbínea por: que ya puestos a jugar con la premisa de los dobles, no hayan invitado a Jean-Claude Van Damme, experto en la materia por el gran número de pelis suyas que hace un doble papel.