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SITGES 2014 crónica día 1: Monstruos en los armarios

   

Monstruos en los armarios

Primer día de festival de Sitges: Creep, Rec 4:
Apocalipsis; The Babadook; The Quiet Ones

Por Chema Pamundi

 

<47 ediciones de Sitges, la cosa empieza a dar vértigo. Cuesta creer que un festival de cine especializado que se celebra en un rincón del mundo como Catalunya haya conseguido no sólo sobrevivir durante casi medio siglo, sino incluso crecer hasta llegar a convertirse en el referente mundial del género fantástico, comiéndose vivo a Avoriaz y manteniendo a buena distancia al resto de sus competidores; y todo eso pese a las ya consabidas estrecheces presupuestarias, que por suerte se mitigan (al menos en parte) gracias a la monstruosa cantidad de entradas vendidas. Esta vez han sido 32.000 en apenas una semana, nuevo récord (como cada año). La gente compra tickets para Sitges casi de manera compulsiva, mirando más los cuadres horarios que las películas que echan (ya es un clásico que las maratones del último fin de semana se agoten sin que se haya anunciado aún qué títulos las compondrán). Oye tú, y que dure.

   Por primera vez en mucho tiempo, este año no he tenido el menor problema a la hora de retirar mi acreditación. Ha ido todo como la seda. Tenía la tarjeta y la mochila de prensa listas en cinco minutos. De hecho, si he tardado más ha sido porque tanta facilidad me inquietaba, así que he sacado de todos modos el DNI, el recibo impreso del pago de la acreditación, el libro de familia y el vial con una muestra de sangre, y he insistido en que comprobasen mis datos de manera exhaustiva. Cuando me han insistido en que no hacía falta he dicho que vale, que de acuerdo, pero me he ido de la sala de prensa intranquilo. No me fío, aquí hay gato encerrado. Algo chungo me tendrá que pasar con la acreditación en los próximos días, o esto no sería el Festival de Sitges tal y como yo lo conozco. Iba tan sobrado de tiempo, que incluso he podido llegar tan tranquilo a la película de las 9 de la mañana en el Cine Retiro (Creep, ahora os la explico), comerme un croissant de chocolás en la pastelería de la Plaça de la Vila, saludar a diversos colegas de otros medios y ver a Carlos Pumares quejarse amargamente en el hall del Hotel Meliá (a ver, a las 8:30 de la mañana del primer día; es que era virtualmente IMPOSIBLE que ya le hubiese pasado algo malo con la organización...).

 

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Señoras y señores mutantes, queda inaugurada la 47 edición del Festival de Sitges 2014

 

   Como todo primer día en Sitges, el caos reptante se ha adueñado del evento. Tal como hacíamos cola para la primera sesión en el Auditori (que ha empezado con los habituales tres cuartos de hora de retraso), nos hemos enterado de que este año las colas de prensa se han cambiado de sitio, poniéndose directamente frente a la entrada del cine para no molestar la entrada al hotel, que solía taponarse a la que nos juntábamos unos cuantos. Sin embargo, la nueva ubicación no soluciona un carajo, porque como los acreditados somos ciento y la madre (aquí cabe recordar que desde el año pasado la organización regala unas 300 acreditaciones a los estudiantes de cine del ESCAC) el espacio asignado se desborda casi enseguida y acabamos siendo una horda de uruk-hais desordenados que ocupamos todo el centro de la explanada del Auditori. Un segurata nos va diciendo “apriétense, apriétense” cuando estamos ya todos con la nariz pegada al cogote del de enfrente, y mientras una chica de la organización va trayendo más gente que ordena en nuevas filas. Alguien a mi lado comenta que parecemos extras rodando la escena de la estación de tren en La Lista de Schindler...

   Bueno, pues empieza mi festival, que espero hacer un poquito vuestro a través de estas crónicas. Como suele ser habitual comentaré cuatro películas por día, que me parece número suficiente para haceros una buena idea de lo que se está cociendo por aquí. Las de hoy han sido: 

 

 

Creep (Patrick Bryce; EE.UU., 2014)

> CREEP ficha, fotos y tráiler

 

   ¡Ay no, otra puñetera película del tipo /found footage/falso documental no, por favor! Desde luego, no se puede dudar de que El proyecto de la bruja de Blair democratizó el cine de terror a base de bien (cualquier aspirante a director con una cámara digital y unos pocos miles de dólares se vio de la noche a la mañana capaz de hacer algo razonablemente terrorífico), pero no es menos cierto que propició una plaga de títulos mediocres que, en circunstancias normales, darían para un cortometraje y punto (tal como ha demostrado la saga de episodios V/H/S, de la que veremos la tercera entrega en Sitges 2014 y que ha sabido dar a muchas de esas historias la duración justa que necesitaban). Creep es la enésima prueba de que para hacer un buen filme de terror no bastan una sucesión de sustos con algo/alguien apareciendo bruscamente ante el objetivo, media docena de diálogos en plan cinéma verité y un final sorpresa (ejem...). A ver, no es que la película no funcione (que lo hace, a ratos), sino que resulta absolutamente prescindible.

   Creep son básicamente dos personajes y tres o cuatro decorados. Los dos personajes son Aaron, que lleva la cámara a cuestas la mayor parte de la película, y Josef, un tipo bastante escalofriante que vive en una cabaña perdida (SIEMPRE viven en cabañas perdidas) y que ha contratado a Aaron por una buena pasta para que le filme durante el transcurso de un día. Ni que decir tiene que Aaron se dará cuenta bien pronto de que no hay en el mundo dinero suficiente para compensar la ordalía de terror que le hará pasar el chaladísimo Josef...

 

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"Lo bueno de que no se te vea la cara es que tanto podría ser Michael Myers como Jason Voorhees"

 

   Los problemas de Creep son tantos, que en realidad pueden resumirse en solo uno: esto está más visto que el tebeo. Pese a sus tímidos intentos de jugar con el punto de vista (a medida que uno y otro personaje se turnan apareciendo frente a la cámara), de mezclar comedia y suspense casi a partes iguales (gracias sobre todo al personaje de Josef, interpretado con bastante gracia por Mark Duplass), y de ir elevando paulatinamente la tensión con giros supuestamente inesperados, lo cierto es que a los diez minutos de empezada la película cualquier espectador con un poco de callo podrá adivinar no solo cómo va a acabar, sino casi todo lo que va a ocurrir mientras tanto.

   Hay que reconocer que consigue algunos momentos turbadores (sin que se vea una sola gota de sangre en pantalla), pero eso dista mucho de ser suficiente. Leo en las notas de prensa que Creep se rodó sin guión, improvisando la trama a medida que se filmaba. No me sorprende en absoluto, pero yo hubiera ido todavía un paso más allá y la hubiera rodado también sin director, sin técnicos, sin actores y sin cámaras. O sea, no la hubiera rodado y listos.

 

 

 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     

 

 

 

[REC]4 (Jaume Balagueró; España, 2014)

> [REC]4 ficha, fotos y tráiler

 

   Las decepcionantes [REC]2 y [REC]3 Génesis lograron en su día lo que parecía imposible: cargarse injustamente buena parte del prestigio que se había ganado la película original, posiblemente la mejor pieza de género que haya dado el cine español en los últimos quince o veinte años. Con [REC]4, Jaume Balagueró vuelve a tomar el rumbo para tratar de adecentar el estropicio causado por su compinche Paco Plaza en la anterior (y ridícula) entrega de la serie. El resultado es una cinta de zombis (o poseídos, o infectados, o lo que sean) que tira de oficio y juega sobre seguro. Precisamente por eso [REC]4 está medianamente bien. Pero también precisamente por eso se queda en un Balagueró muy menor (sobre todo tras haberse doctorado hace un par de años con un peliculón como Mientras duermes). Sí, ya sé que para sus creadores esta saga es sobre todo un divertimento entre proyectos más serios, pero incluso en la categoría de los divertimentos los hay buenos y malos. Éste es un divertimento de ver y olvidar.

   La película se salta limpiamente la 3 (salvo por alguna mención cosmética) para recuperar la acción tal y como acababa en [REC]2. De hecho, volvemos a tener incluso a la misma protagonista, la reportera Ángela (una Manuela Velasco que para mi gusto convence poco y grita demasiado), única superviviente de la masacre en el claustrofóbico edificio barcelonés. Tras un prólogo para justificar su rescate, el resto de la acción se sitúa en alta mar, a bordo de un barco (de nombre tan profético como “Zaratustra”) donde un grupo de científicos están intentando dar con un retroviral para evitar una pandemia a nivel mundial. Pero claro, lo de siempre: un fallo de seguridad... una tormenta del copón... un mono infectado que se escapa... y ya tenemos el barco lleno de caníbales rabiosos.

 

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"Que alguien me diga porqué Leticia Dolera tiene en REC 3 una sierra mecánica y yo sólo tengo esto"

 

  [REC]4 depreda tantas películas anteriores que es fácil perder la cuenta: Alien, Aliens, La cosa, Braindead, 28 semanas después... Lo hace por un lado con la suficiente desfachatez como para que nadie pueda enfadarse (son todo “homenajes” y tal, sí), pero por otro con cierta cutrez de medios, un gore de tebeo que le quita tensión, y un tono mucho más cercano al cine de acción que al de terror; y no, Balagueró no es James Cameron, o al menos no lo es en esta película, que parece haber dirigido con cierta desgana, de manera un tanto descuidada, como si estuviera ya harto de que los fans le hagan contar siempre el mismo chiste.

   Ignoro si se mantiene la idea original de que ésta sea la entrega definitiva de la franquicia, porque desde luego su final abierto no lo deja nada claro. En todo caso, quien recoja el testigo de Balagueró & Plaza (que ya han dicho que ellos no continuarán pase lo que pase) deberá esforzarse por dar con una historia que amplíe el espectro de lo que ya hemos visto y que no luzca como un refrito de obras mejores. Con [REC] se creó algo único y potentísimo, y de momento sus tres secuelas han sido incapaces de emularlo. A estas alturas, el universo [REC] empieza a oler a muerto (viviente).

 

 

 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

 

 

The Babadook (Jennifer Kent; Australia, 2013)

> THE BABADOOK ficha, fotos y tráiler

 

   Los primeros cinco minutos de The Babadook nos muestran a una madre viuda que se ve incapaz de criar a su problemático hijo de seis años, un chaval proclive a convertir cualquier situación cotidiana en un infierno (cuando los dos están durmiendo en la misma cama, él estira la mano para tocarla y ella se aparta alterada, evitando todo contacto físico). El resto de la película intenta explicar los motivos por los que ambos han llegado a tal extremo de mal rollo. La situación, que ya de por sí estaba bastante viciada, se descontrola por completo cuando el niño se obsesiona con un libro de cuentos que describe a un feroz personaje llamado Mr. Babadook, negro como la pez, con manos acabadas en cuchillas, un largo gabán, un exagerado sombrero de copa y una sonrisa psicótica. Mr. Babadook entra en las casas y le hace cosas malas a la gente; y una vez que ha entrado, cuanto más le niegas MÁS FUERTE SE HACE. El proverbial “monstruo en el armario”. El hombre del saco versión 2.0. Pronto, el filme plantará en el espectador la duda que le da toda su fuerza y subtexto narrativo: ¿Mr. Babadook es real, o simple producto de la imaginación de alguno de los dos protagonistas? ¿O de ambos?

   La directora Jennifer Kent debuta adaptando a formato de largometraje su propio corto Monster de hace unos cuantos años, con resultados excelentes. The Babadook es una película espeluznante sobre terrores infantiles, una lucidísima reflexión acerca del peso de la maternidad y en general una obra maestra del terror psicológico. Así de claro lo digo.

 

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"Como habrán podido adivinar mi peli favorita siempre ha sido Van Helsing"

 

   Lejos de abusar de los sustos de infarto The Babadook cocina un terror de vieja escuela, de puertas que crujen y se abren solas, sombras que se estiran de manera imposible y rostros que se adivinan en la esquina más oscura de tu dormitorio. Un terror trabajado a partir de la iluminación, la puesta en escena, los silencios y las interpretaciones (tanto Essie Davis, que encarna a la madre, como el niño Noah Wiseman están soberbios, desplegando un amplio abanico de estados de ánimo perturbados que van desde la fragilidad emocional hasta la agresividad histérica o el agotamiento mental). Es una película que consigue hacerte dar un respingo tras otro con elementos tan sencillos como ver pasar las páginas de un siniestro libro infantil con dibujos en relieve. Narices, si estoy escribiendo esto con los pelos de punta solo por recordar la escena...

   Y encima, The Babadook es una fábula brillante, que consigue transmitir sus cargas de profundidad sobre el miedo a madurar sin caer en lo discursivo, y que lejos de cerrarse con un final cínico o con un inane “fueron felices y comieron perdices” tira por el camino de en medio largando una conclusión tan esperanzadora como amarga: los demonios no pueden ser completamente destruidos, pero al menos puedes esforzarte día a día para mantenerlos a raya. O viceversa. ¿Puede una película acojonarte vivo y al mismo tiempo ponerte tremendamente triste? Al parecer, sí.

 

 

 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     

 

 

 

The Quiet Ones (John Pogue; EE.UU. Gran Bretaña, 2014)

> THE QUIET ONES ficha, fotos y tráiler

 

   Y de una película que trata el terror con sutileza a otra que lo trata de la manera más burda y efectista posible, que prácticamente te hace “¡Buuuu!” en la cara. Estamos hablando de una película que ya muestra un efecto poltergeist masivo en los primeros minutos de metraje, y a la que no le duelen prendas en tirar de vómitos ectoplásmicos, combustiones espontáneas y sustos de tren de la bruja con el sonido disparado al máximo. El guión es un desastre y el diseño de personajes produce risa. Vamos, lo que técnicamente se conoce como “una murga de tres pares de huevos”.

   El salto de fe que requiere The Quiet Ones es demasiado grande y empieza ya en su planteamiento: en la Inglaterra de los años 70 (basada en hechos reales y tal), un psicólogo y profesor de Oxford se ha juramentado para “curar” a una adolescente que dice estar poseída y que parece la bajista de una banda emo. La teoría psicotrónica del doctor es que en realidad la muchacha proyecta todos esos fenómenos con su mente, y que para sanarla bastará con limpiarle el aura o no sé qué coño (o sea, el tipo se ríe de la existencia de fantasmas y posesiones, pero la telekinesis le parece ciencia pura; hay que joderse...). El cómo un tipo así de zumbado es profesor de Oxford, cómo ha logrado enredar a tres de sus estudiantes para que le ayuden en el “experimento”, y cómo se ha hecho con la custodia de una adolescente para someterla a pruebas tales como quemarle el brazo con una vela o mantenerla durante semanas encerrada en una habitación sin una mísera cama (típica habitación de chica poseída, ya se sabe), son preguntas que escapan a mi comprensión; y al parecer, también escapan a la comprensión de los cuatro (CUATRO) guionistas que han sido necesarios para parir este montón de estiércol fílmico.

 

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"No hagas caso, menos se entienden las pelis de David Lynch y bien que se las tragan"

 

   Tampoco entiendo, pero esto ya no es nuevo en este tipo de cine, que el estudiante encargado de filmarlo todo en 16 mm. no deje caer la puñetera cámara y salga por patas, ni siquiera cuando la muchacha suelta por la boca un mondongo flotante del tamaño de un gato siamés o le pega fuego a una muñeca con sus manos desnudas (la película utiliza las filmaciones del cámara en bastantes escenas, sumándose a la moda del cine de terror cámara en mano, pero en versión vintage; total, ya puestos qué importa un efectismo más o menos). De hecho, ninguno de los personajes parece comportarse con demasiada lógica. Justo después de presenciar un efecto sobrenatural bastante violento, los tres estudiantes brindan con champán y dos de ellos se ponen a follar tan panchos. Parecen la versión imbécil de la pandilla de Scooby-Doo.

   Al final hay una maldición sumeria, y unos cultistas barbudos, y la poseída se da el lote con uno de los estudiantes, y el profesor resulta ser un pataliebre. Nada de todo eso da miedo. Nada de todo eso importa. The Quiet Ones es una de esas películas que tratan lo paranormal como una serie de normas y leyes absurdamente jerarquizadas y estrictas, como si fueran la receta de una bullabesa o las reglas del baseball. Es Los cazafantasmas pero sin chistes buenos.../>

 

 

 
Sentencia Quaid:
Condenada a alforfones
     

 

 

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Nahuelsgk<br />Babadook: 100% de acuerdo. Es un autentico Venus Hall Of Fame!

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