MARTIN SCORSESE-LEONARDO DICAPRIO artículo: Condenados a quererse

Condenados a quererse Scorsese le pega la patada definitiva a De Niro y cae rendido a los pies de DiCaprio por quinta vez Por El Hombre de Boston

<Cuenta la leyenda que durante los meses que duró el rodaje de Gangs of New York en Roma, Leonardo DiCaprio (28 años entonces) alquiló toda una planta del hotel donde se hospedaba el equipo, y se llevó con él a un numeroso grupo de amigotes para que le hicieran compañía durante la estancia (ya se sabe, las noches romanas son demasiado duras y largas como para pasarlas a solas en la frialdad impersonal de una habitación de hotel).

   Dicho y hecho. Cada día, mientras el cabeza de familia acudía al trabajo para ganarse el jornal con el sudor de su frente, todos sus niños dormían hasta mediodía, saboreaban una opípara comida que cargaban a la cuenta de su anfitrión, y se pegaban una buena siesta hasta el anochecer. Al finalizar el rodaje de la jornada, DiCaprio el paganini y sus amigos gorrones salían a corretear por las calles de Roma hasta altas horas de madrugada. Las correrías nocturnas del “DiCaprio-pack” por el Trastevere llenaron las páginas de las revistas sensacionalistas italianas.

"Es que a Robert De Niro cada día le cuesta más empalmarse..."

   ¿Recuerdan la película de Woody Allen Celebrity? En ella Leonardo DiCaprio interpretaba a una joven estrella de Hollywood que viviía en una juerga continua rodeado de amigotes, alcohol, cocaína y prostitutas de lujo. Pues se dice que ese episodio protagonizado por el actor de Titanic era un reflejo de su vida real... Así que tanta juerga diaria bañada en espumanti y limoncello acabó por afectar la profesionalidad del actor en forma de impuntualidades que retrasaban el rodaje, lo que provocó que a Martin Scorsese se le inflaran las pelotas. El rodaje de la película ya era de por sí suficiente complicado (recuerden que al final se quedó gran parte de lo filmado fuera del montaje final por exceder el metraje) como para tener que aguantar las travesuras infantiles de un barbilampiño malcriado.

   Por eso una mañana, el director de Taxi Driver le pegó una bronca al joven  Leo delante de todo el equipo que ni la de Christian Bale al operario que tuvo la osadía de desconcentrarle durante la filmación de una escena de Terminator Salvation. “Esto tiene que acabarse”, fue el mensaje de Scorsese. Más de cinco minutos criticando a grito pelado la profesionalidad de la joven estrella y amenazándole con despedirle y substituirle si no se aplicaba y no llegaba cada día puntual a primera hora de la mañana con el guión aprendido. El tratamiento a base de jarabe de palo funcionó, DiCaprio se aplicó desde aquel día, el rodaje de Gangs of New York finalizó sin más dilaciones y, como hubiera dicho Humphrey Bogart, significó el principio de una gran amistad que acabaría convirtiéndose en una historia de amor que ha desafiado el paso de los años.

"¡Ánimo, tres películas más e igualas el récord de De Niro!"

   Martin Scorsese declaró públicamente a posteriori cuán satisfecho había quedado con el trabajo de Leonardo DiCaprio, así que como dos tortolitos que se habrían jurado amor eterno bajo un olivo, volvió a contar con él dos años más tarde (en el 2004) para protagonizar El aviador, el biopic de Howard Hugues. Y no acabó allí la cosa, porque ya consolidados como matrimonio ejemplar, en el 2006 volvieron a colaborar en Infiltrados, su mejor colaboración hasta la fecha y la que por fin le hizo ganar el Oscar a mejor director tras cuatro nominaciones, y en el 2010 con Shutter Island, para repetir aún una vez más este año con El lobo de Wall Street.

   Cinco colaboraciones en total, que como buena historia de amor tan inmortal como la de Shrek y Fiona, aumentarán si las biografías de Frank Sinatra y Theodore Roosvelt acaban materializándose. A este paso, las ocho colaboraciones de Martin Scorsese con Robert DeNiro, su otro amor, exiliado ya al olvidado cementerio de los ex, serán un chiste tan corto como uno de Lepe./>