TRANSFORMERS: EL LADO OSCURO DE LA LUNA crítica: De 3 en 3, tenerlos todos qué fácil es

De 3 en 3, tenerlos todos qué fácil es 3ª entrega transformera con la celebrada incorporación de Sentinel Prime y la sentida ausencia de Megan Fox Por Mr. Moore

<Como el celebérrimo discazo de Pink Floyd, asi han subtitulado las mentes pensantes de Paramount y Dreamworks a la tercera entrega de los muñequitos de la Hasbro. Dirigida una vez más por Michael –explosión- Bay con Shia LaBeouf y... ¡¡sin Megan Fox!! (snif, snif... No hay kleneex en todo Venusville para... – no sean malpensados – llorar tan desafortunada ausencia).

   Después del batacazo y destrempe generalizado que supuso la segunda entrega de la saga, La venganza de los caídos, donde todo el tono adulto del primer episodio se iba al garete gracias a momentos (de supuesta comedia) tan fuera de contexto e infantiloides como la presencia de los autobots gemelos del carrito de los helados, los lloros de BumbleBee en el garaje, John Turturro (agente especial del sector 7) denigrado a charcutero de barrio, o el viejo decepticon del museo aeroespacial de Washington... ¡con bastón incluido! Lamentable el exceso de chanzas “para todos los públicos” que se permitieron, aparte de hacer una película todavía más larga y tremendamente menos dinámica que su predecesora.

"No me dejes, te juro que aprenderé a abrir el capó del coche marcando culo"

   Por eso la incógnita de ahora era qué camino iba a tomar la saga, y además sin uno de sus pilares o reclamos, Megan Fox (¡¿les he comentado ya que no aparece?!). Pues aunque en su inicio pinta bien la cosa con toda la trama de la carrera espacial sesentera contra la Unión Soviética, el hallazgo en la luna (digno de una novela del “morningsinger” de J.J. Benítez) y su posterior encubrimiento a la población mundial, la película empieza a meterse en fangales. Unos por la vuelta al humor más Disney (el par de minibots cabroncetes que viven con Sam o la presencia de unos histriónicos Turturro o Malkovich que se lo toman poco menos que a pura guasa), y otros por la manía de estirar una trama simplona que tampoco da mucho más de sí, volviendo al error de la segunda entrega en el que se pasaba por Egipto, Jordania y por donde Cristo perdió el gorro, total para nada.

   Señores, esto no es una película de Indiana Jones o de Allan Quatermain sino de robots gigantes que se ahostian y se pegan cañonazos. No hace falta tanta fanfarria ni tanto mensaje profundo, es un puñetero blockbuster, ¡por el amor de Kuato! Que la película dure casi dos horas y media no hace sino que uno se canse de tanta transformación y tanto devaneo y salga del cine como un autobot, con el culo cuadrado y con la cabeza haciéndole chiribitas. 

   Y es que realmente, novedades las justas. Plausible la presencia de un personaje bien trabajado como Sentinel Prime, antiguo líder de los autobots, carácter que aporta profundidad a la mitología Transformer y a sus batallitas pretéritas (¡y encima como detalle para los más freaks, doblado en la versión original por el señor Leonard Nimoy!), y las batallas siguen siendo jodidamente espectaculares (especialmente cañera la destrucción de la torre Trump de Chicago a cargo del decepticon gigante) aunque ya no sorprenden tanto como hace cuatro años, clarostá.

"Nada, que por más que lo intento no me sale el fuego de pecho"

   Pero llegamos a una de las grandes pifias de la nueva secuela, la ausencia de la zorrona por excelencia Megan Fox (¿no se lo había dicho aún, verdad…?). Si es que el nombre lo dice todo “hamijos”… Vean a Bay y a la productora arriesgándose colocando a una debutante en toda regla como Rosie Huntington-Whiteley (conocida como Angel-Lingerie de Victoria´s Secret por trabajar pecho con pecho y nalga con nalga con megapibonazos como Adriana Lima o Miranda Kerr), que claro, con estos antecedentes entenderán que la chica está como quiere y que entregaríamos a nuestra hermanita pequeña a la mafia ucraniana por sólo tocarle un pelo, pero... este joven clon pijito de Cameron Diaz no acaba de convencer.

   Rosie Hungtinton-Whiteley no tiene el cerderismo de taller white trash que rezumaba Megan “lenguetazos” Fox en las otras entregas (recuerden sino el mítico levantamiento de capó de la primera parte, equiparable al cruce de piernas de Sharon Stone o la subida de faldas de Marilyn). Y si nos quitan a la jamelga, qué quieren que les diga, a mi estos robots ya me hastian, y sin el loleante accento chicano de los dibujos animados “¡Optimus, te voy a arrancar tus ópticoooos!”, por mi que chapen ya la chatarrería oigan./> 

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: los que pasarán de los Clicks, los Airgamboys, Masters del Universo, G.I Joe y demás, y jugarán con… ¿adivinan qué? (no, con los Micromachines, no…).
		No recomendada por Kuato a: los que se les atragantaba Mazinger Z, Robotech, Gundam y toda ficción basada en robots marrulleros y de gatillo fácil.
		Ego-Tour de luxe por: el cinismo de Michael Bay al poner en boca de un mini autobot la puyita de turno para la ausente Megan Fox. Me la callo, y asi ustedes ríen por propia convicción.
		Atmósfera turbínea por: la sensación a partir de la hora de metraje de estar hasta las narices de los derrapes de Optimus Prime, de las musiquitas de BumbleBee, de Megatron (que tiene nombre de disco valenciana) y de la madre que los matriculó (nunca mejor dicho) a todos.

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