TRANSFORMERS: LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS crítica: La sitcom de los caídos

La sitcom de los caídos

Optimus Prime y Megatron regresan, pero no
para pelear sino para verle el culo a Megan Fox

Por Ray Zeta

<Si en la primera parte el slogan promocional de Transformers era “protegen, destruyen”, resultando la película un peliculón, ahora con esta secuela Transformers: La venganza de los caídos, Michael Bay debería añadir una tercera palabra quedando de la siguiente manera: “protegen, destruyen, divierten”, entendiendo divertir como las risas que se echan ante una comedia, porque esta secuela más que una película de acción parece una sitcom televisiva. ¿Cuál es la sitcom de moda actualmente en Estados Unidos? ¿Dos hombres y medio? Pues en ella se habrá inspirado Michael Bay con el objetivo de obtener una producción apta para todos los públicos. ¿Robots alienígenas gigantes autobots y decepticons dándose de cazos? Sí, pero esta vez adornado con situaciones cómicas gratuitas y personajes secundarios cómicos innecesarios.

En la primera parte también habían toques de humor, pero quedaban bien por estar integrados en la acción, como la escena en la que los autobots deben esconderse como pueden en el jardín de la familia protagonista para que los padres de Shia LaBeouf no los vean, o el diálogo que mantiene éste con ellos en su habitación bajo sospecha de estar masturbándose… con Megan Fox presenta aunque escondida. Ambas secuencias son un ejemplo de escenas de humor introducidas como consecuencia de la escena anterior (si los Transformers no pueden ser vistos, es normal que se escondan, ¿no?). El problema de este segundo Transformers es que los elementos de humor añadidos son absolutamente gratuitos, ya que podrían no estar perfectamente sin que ello no marcara ninguna diferencia a nivel de guión.

"Corre, que va a empezar The Big Bang Theory y tenemos que coger ideas"

Y para muestra un botón: Shia LaBeouf tiene como ya sabemos un chihuahua, Megan Fox un bulldog, ¿y qué hacen los perros cada vez que están juntos? El chihuahua intenta montar al bulldog; entre los nuevos autobots hay una pareja de gemelos que están diseñados a modo de caricatura (esos orejones…) y que no paran de discutir entre ellos como dos loquitas histéricas recordando a Tweedledum y Tweedledee de Alicia; y cómo no, el episodio del campus universitario en que la madre se zampa por ignorancia una bolsita de pastelitos de marihuana y pilla un colocón de órdago que provoca que vaya dando la nota por todo el campus; por no mencionar cuando se cuelan en el museo con los pantalones bajados haciendo el pingüino y pidiendo papel higiénico a modo de maniobra de distracción… ¿Episodios necesarios? No, por supuesto que no.

"Esta secuela más que una película de acción parece una sitcom televisiva. Robots alienígenas gigantes dándose de cazos adornado con situaciones cómicas gratuitas"

Aparte de eso, todo el guión en sí es mucho más forzado que el de la entrega anterior. En la primera parte nos justificaban la presencia en la Tierra de autobots y decepticons por el cubo energético y era suficiente. En esta en cambio todo va ocurriendo por la patilla, como el hecho de que Shia LaBeouf albergue en su mente los símbolos, la introducción del compañero universitario como acompañante, el ridículo episodio de la universitaria presuntamente empollada de Shia LaBeouf (no lo cuento para no spoileárselo, pero me muero de ganas por malo), el portal que los lleva por la cara a Egipto, así como el hecho de que los padres aparezcan más tarde también por allí, o la facilidad con la que cruzan el puesto de control militar con el Oompa-Loompa haciendo de guardia (verídico, el actor es Deep Roy).

"Imagina que soy Alf y que me quedo en la Tierra para gorrearte"

En lo que a los elementos marca de la casa se refiere, no obstante, Michael Bay sigue manteniendo su pulso sin complejos como nos tiene habituados. Sigue siendo una de las mentes más salidas y calenturientas del panorama actual, haciendo de Megan Fox el objeto de sus deseos más oscuros y perversos mostrándola siempre maquillada como una guarrilla, vistiéndola con ropas agresivas de rockera rebelde que enaltecen y descubren su generosa anatomía, haciéndola correr a cámara lenta con camiseta de tirantes a lo Lara Croft, y, cómo no, presentándola como sólo él sabe: reclinándola sobre una moto en mini-pantaloncito vaquero rasgado sacando culo (el mejo culo desde el de Jennifer Lopez, diríamos nosotros), en una postura que es por derecho propio la sucesora natural de la que en la primera parte se inclinaba para abrir el capó, mientras el público masculino hace entre babas la ola desde la platea.

Y en cuanto a la acción, a todas luces más exagerada, con más tiros, más explosiones, más armamento militar (que ya sabemos que es lo que pone más cachondo a Michael Bay después de las tías buenas: vuelven a salir Josh Duhamel y Tyrese Gibson, así como John Turturro), y más Transformers, esta vez de todas las formas y colores, conformando un festival para los coleccionistas de merchandising imposible de completar. Así que respiren hondo y tomen paciencia, porque esto huele a franquicia con un tercer episodio en breve, de lo que no tenemos nada que objetar por una cuestión de principios, aunque preferiríamos que en vez de llevar por bandera la exageración y el todo vale como leit motive, se regresara a la sobriedad de la primera parte, si es que la palabra “sobriedad” tiene cabida en una película de robots alienígenas gigantes./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita



		Recomendada por Kuato a: espectadores que como la primera parte les supo a poco, al llegar a casa se pusieron *La Roca, Armageddon* y Dos policías rebeldes II** seguidas.

		No recomendada por Kuato a: quien crea como yo que el combate final entre Optimus Prime y Megatron de la primera parte sea para enmarcar por su concisión, elegancia y sobriedad.

		Ego-Tour de luxe por: fácil, el plano introductorio de Megan Fox reclinada sobre la moto sacando culo.

		Atmósfera turbínea por: que esto, con tanto Transformer inspirado en animales, ya parece *Los Wuzzles*.