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ANTLERS: CRIATURA OSCURA crítica: Bailando con ciervos

Nuevo monstruito para la colección de Guillermo del Toro, en esta ocasión como productor

ROBERT THORNHILL

Guillermo del Toro ya tiene un nuevo monstruito para añadir a su larga colección de seres amorfos. A las cucarachas mutantes de Mimic, la araña mecánica de Cronos, los gigantescos kaijus de Pacific Rim, ese siniestro hibrido de El laberinto del fauno, el diabólico antagonista de Hellboy, Sammael, y el dulce hombre-pez de La forma del agua, se les une una nueva criatura para engrosar la estantería de especímenes fantásticos del mejicano. Y es que ese ciervo vampírico nacido de la mitología folk americana, que va haciendo de las suyas en Antlers: Criatura oscura, es un digno miembro de esa familia de engendros que tanto le gustan al director de Blade II. En su faceta de productor, codo a codo con el creador de Channel Zero y sus creepypastas y de la gótica Nuevo sabor a cereza, Nick Ancosta, adapta un relato del mismo Ancosta titulado “The Quiet Boy” que gira en torno a un clásico del terror folk yanky como es el mito del Wendigo.

Por tanto Antlers: Criatura oscura nace avalado por el bizarrismo de dos almas juguetonas a las que siempre les gusta llegar al límite de sus propuestas, unión que se ve truncada por la elección de un director como Scott Cooper forjado en dramas de todo tipo (Corazón Rebelde, Hostiles, La ley del más fuerte), que debuta en el género del terror. Por desgracia su faceta de rookie se nota y no juega a favor de un guion potencialmente muy atractivo. En lugar de explotar el elemento terrorífico representado por esos wendigos vampíricos que nacen quan Alien del cuerpo de un humano, la trama se dispersa en diversas historias poco o mal desarrolladas como la triste infancia con maltrato (tema recurrente en el cine actual) de los hermanos protagonistas, o esa supuesta adicción al alcohol del personaje interpretado por Keri Russell, momentos que nos importan bien poco y que restan más que suman en el devenir de la película.

 

"Escondámonos mientras sale el nombre de Scot Cooper como director"

 

El verdadero foco de atención representado por ese personaje poseído por el espíritu malvado del Wendigo en su proceso de transformación en la bestia, sólo nos es mostrado a cuentagotas, centrando más la atención en ese niño que dibuja monstruos en clase, un recurso muy manido en el terror actual, visto en títulos como Voces o Un monstruo viene a verme, y en su sobrevenido rol de autista rarito. Sólo en la parte final, a partir de esa escena que se nos antoja corta, en que el bicho incubado en el cuerpo del huésped poseído deja entrever sus astas, en un amago de la mítica escena de Alien (en que sale gloriosamente del estómago de William Hurt con sus dientes bien afilados), se anima una trama donde abundan los diálogos espesos.

"Esos Antlers: Criatura oscura  que dan título a la película, sólo se ven en toda su extensión en los instantes finales"

El resultado es que esos Antlers: Criatura oscura  que dan título a la película, sólo se ven (en singular, se ve) en toda su extensión en los instantes finales (en una escena de David contra un Goliat de mantequilla), sin poder observarlo con todo lujo de detalles como es habitual en la filmografía de Del Toro, en películas del mismo género como Predators o, sin ir más lejos, la reciente y excelente Maligno de James Wan. La balanza entre charlitas insustanciales entre los hermanos protagonistas y las arengas que se le meten al pobre niño solitario, y por otro lado, los momentos de sustos y terror auténtico, se decanta claramente hacía lo primero, hecho congruente con esa melodramática trayectoria de Scott Cooper, poco avezado en el género fantástico que no precisa tanta cháchara ni tantos dramas paralelos.

 

"Muy malo, más chulos eran los Reapers de Blade II"

 

Bien es cierto que la película ambientada con realismo en la América profunda y sus mitos ancestrales funciona como un reloj, pero quizás no era eso lo que tenían en mente Guillermo del Toro y Nick Ancosta al proyectar el filme. Se nota demasiado la sombra del tótem Stephen King, que ya desarrolló el mito del Wendigo en Cementerio de mascotas, aunque le falte personalidad para perfeccionar y valentía para redondear la idea.

Habria que ver el resultado con actores con más empaque que un Jesse Plemons que ya empieza a interpretarse a sí mismo (vuelve a hacer de policía blandengue como en Noche de juegos y Barry Seal: El traficante) y una Keri Russell que conoció tiempos mejores. Su enfrentamiento con la bestia es, cuando menos, inverosímil. En cualquier caso, no son los responsables de que se pervierta una película que en teoría debería girar en torno a una criatura mitológica con ramalazos vampíricos, para convertirla en una especie de muro de lamentaciones de las miserias humanas. Esperemos que en A Head Full of Ghosts, Scott Cooper esté más inspirado adaptando la novela de horror sobrenatural de Paul Trembley avalada por el mismo Stephen King, y no repita los mismos errores que en Antlers: Criatura oscura, teniendo en cuenta que de lo que se trata es de no aburrir al público con dramas personales.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: los que se lo pasaron pipa viendo la parodia de Joaquín Reyes de El laberinto de el fauno en Spanish Movie.

No recomendada por Kuato a: los que se dejen llevar por el título y esperen ver una galería de monstruos hambrientos. Nada que ver con Predators, Aliens y similares

 Ego-Tour de luxe por: ese viejuno Graham Greene que, aunque su aparición se reduzca a una pírrica escena que desmerece a un actor mítico donde los haya, su presencia no pasa desapercibida.

Atmósfera turbinea por: esa diabólica criatura de tres metros que se desmorona a las primeras de cambio en una escena tan poco creíble como si viéramos a Laura Dern luchando mano a mano con un Tyrannosaurus rex.

 

ANTLERS: CRIATURA OSCURA. Estreno en Venusville: 19/11/2021.

 

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