CERDITA crítica: La matanza de San Martín

Psychothriller español con más denuncia social que thriller y con una heroína que vale por tres

Tras su reciente exitoso paso por el Festival de Sitges (exitoso a nivel popular, no oficial porque no ha rascado ningún premio), justo es decir que el hype generado por Cerdita se debe más a su denuncia social que a sus méritos cinematográficos como psychothriller. A la subtrama que muestra el bullying que sufren los jóvenes que no poseen la apariencia física socialmente aceptada, y en especial las jóvenes con sobrepeso. En Cerdita, una chica de un pueblo de Extremadura sufre a causa de su obesidad todo tipo de insultos, humillaciones y vejaciones a manos de sus supuestos compañeros, hasta que un asesino en serie que está de paso, se venga por ella de la manera que mejor saben hacer los asesinos en serie: secuestrando, torturando y asesinando.

No se esperen una historia de venganzas gore anti-bullying como Carrie, porque la peli no va de eso por mucho que las promos quieran hacernos creer lo contrario. En Cerdita, la protagonista humillada jamás toma el mando de la situación y se mantiene como testigo pasiva de los acontecimientos, y no lo hace por afán de venganza sino por miedo. O sea, que el espectador que espere ver a una chica obesa que cansada de ser cruelmente tratada como la freak del pueblo, se pasa por la piedra a sus humilladores de la manera más cafre, que revisione Escupiré sobre vuestra tumba, o la decepción que se llevará viendo Cerdita será como ir a ver El color de la noche esperando ver un primer plano de la polla de Bruce Willis, y verla sólo de lejos y refilón.

"Pues Kingpin está aún más gordo y con él no se mete nadie"

Cerdita es pues un thriller que combina el psychothriller (thriller de psicópatas) con el psicothriller (thriller psicológico), al basarse tanto en las travesuras altruistas cometidas por el serial killer, como en el sufrimiento de la prota por el maltrato recibido por el resto de jóvenes y su propia familia (festival de Carmen Machi como la madre, haciendo como es habitual en ella de Carmen Machi). Y un thriller costumbrista con mucho de cañí, al plasmar una Extremadura calurosa y polvorienta habitada por personajes que bien podrían salir de La España de los Botejara, componiendo un retrato de la España profunda tan real como comerse un pincho de tortilla de patata fría con una caña de barril caliente en un bar-restaurante de carretera con soporte giratorio de pelis porno en la puerta.

“El hype generado por Cerdita se debe más a su denuncia social que a sus méritos cinematográficos como psychothriller”

La guionista y directora Carlota Pereda acierta al adaptar el corto que en 2019 le valió el Goya a Mejor cortometraje de ficción, utilizándolo como punto de partida desde donde continuar la historia, desarrollando la trama principal, añadiendo subtramas y personajes, y profundizando en ellos. Ganamos así un serial killer primo hermano de Leatherface sin careta, parco en palabras y de prominente barriga, que en esta ocasión interpretado por Richard Holmes, descubre su lado más tierno y sensible de pipiolo enamorado, aunque su idea de velada romántica sea una cena a la luz de las velas en un matadero abandonado, amenizado por los gritos de las víctimas secuestradas en lugar de violines. Esto sí que es amor, y no lo de Julia Roberts y Richard Gere en Pretty Woman…

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Porque el referente utilizado por Carlota Pereda para recrear el ambientillo de psychothriller ha sido La matanza de Texas, aunque en gore morboso y truculento esté a años luz del clásico de Tobe Hooper. En el caso de Cerdita, se busca más la violencia psicológica que la física, por lo que a excepción de algún momento puntual, ésta tiene lugar más fuera de plano que dentro. Aún así, como psychothriller funciona correctamente, y si obviamos su bajo presupuesto, una dirección poco elegante que se beneficia del ambiente cutre de la peli, y un guión con más de un episodio añadido de manera forzada para alargar el metraje (de juzgado de guardia es cuando todos los personajes coinciden “casualmente” de noche en el bosque), Cerdita aprueba más por peli simpática que por peli buena.

Porque tal como apuntaba al principio, el éxito popular que está teniendo Cerdita no es tanto por ser un psychothriller, sino por todos los temas que toca en forma de denuncia social, como el bullying, la gordofobia, y la marginación femenina por no cumplir los cánones standards de belleza impuestos por la sociedad, beneficiándose del momento tan políticamente correcto que estamos viviendo (la peli no tendría la mitad de la repercusión que está teniendo si en lugar de una chica gorda, el prota fuese un chico gordo y el título fuese “Cerdito”). Si a eso le añadimos que se le ha dado una promoción engañosa (el tema de la venganza al bullying como gancho), habrá que ver cómo resiste el paso del tiempo, y si de aquí diez años esta cerdita ha caído en el olvido como Olivia Pig, o se ha ganado un lugar de honor en los altares porcinos como Peppa Pig.

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