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CREED III crítica: ¿Dónde está Rocky?

Tercer episodio de Creed y noveno de Rocky, aunque esta vez Rocky brille por su ausencia

RAY ZETA

¿Tiene sentido hacer una peli de Rocky sin Rocky? Desde los inicios de los tiempos rockyanos, la saga de seis episodios liderada por Sylvester Stallone, ha seguido a pies juntillas la misma plantilla: la representación de la lucha entre el Bien y el Mal calzándose guantes de boxeo en un ring. El hombre de la calle hecho a sí mismo de buen corazón que busca su oportunidad, el campeón ya consagrado que lucha contra el villano de turno para vengar a su mejor amigo, o para proteger su integridad, sus valores y su familia (en las pelis de Rocky, el título de campeón es lo de menos), o incluso, como también se ha dado el caso, el estilo de vida americano de potencias extranjeras enemigas (¡los rusos!).

Siempre con una estructura de manual inamovible: Rocky está tranquilamente criando barriga tumbado en una hamaca bajo uno de los cocoteros del jardín de su piscina, con una piña colada en una mano y un ventilador de rodillo en la otra, cuando por cualquiera de los motivos mencionados debe volver a subirse al ring (nunca porque sólo le toque revalidar el título, no señores, siempre debe haber una razón personal). Normalmente fracasa en el primer intento (ya sea porque le parten la cara a alguien cercano o porque se la parten a él), pero ay, que para resarcirse empieza a entrenar con el tema “Eye of the tiger” de fondo mientras levanta piedras y persigue gallinas, y en el segundo intento pone las cosas en su sitio.

 

"Si quieres volver a trabajar con Stallone, deberás castear para Los mercenarios 5"

 

La llegada de Adonis Creed como protagonista de la saga spin-off en la que Rocky ejerce un papel más secundario, aportó una brisa de aire fresco a la filmografía del personaje. El potro italiano ya no combate, sino que se limita a entrenar a la joven promesa interpretada por Michael B. Jordan como ya hizo en Rocky 5 con Tommy Gunn. Por primera vez quien lleva el peso de la acción, quien nos cuenta sus alegrías y sus miserias, y a quien vemos en calzoncillos cepillándose los dientes en el baño de su casa, no es él sino otro personaje. Él se limita a entrenar a su joven pupilo, a darle los consejos aprendidos durante 40 años de carrera, y a comerle la oreja desde su esquina del cuadrilátero en los combates, hasta hacerlo campeón del mundo.

Y oye, el invento funciona la mar de bien, pues de las nueve películas existentes incluyendo las dos sagas, Creed está entre los tres mejores títulos (los otros dos serían Rocky y Rocky Balboa). Y eso a pesar de seguir la plantilla rockyana como un dogma… pero estando Sylvester Stallone dirigiendo el cotarro, abrimos la boca como un reaper de Blade, y nos lo tragamos todo encantados. El problema viene cuando Sly no asoma su jeto rocoso ni para decir hola, como es el caso de Creed III, porque volvemos a ver lo mismo pero sin la misma gracia: al campeón retirado (sí, éste ha ido rápido, título y retirada en sólo dos películas), que debe calzarse los guantes y subirse al ring de nuevo, obligado por circunstancias ajenas al circuito de boxeo profesional.

“La misma historia con Sly, de prota o secundario, colaba la mar de bien, pero sin Sly es como ver a un imitador sin gracia parodiándole en un talent show”

En esta ocasión, para pagar una deuda de su pasado de índole personal (recuerden, la revalidación del título siempre es lo de menos), y encima contra un oponente que no es ni siquiera profesional (en las pelis de Rocky, al menos tenían la decencia de colar que la federación de boxeo no reconocía ciertos combates). Así que regreso obligado al ring, entreno de la vieja escuela levantando piedras y persiguiendo gallinas (bueno, faltan las gallinas… se las habrán olvidado en la sala de montaje), y combate final arropado por la familia. Un combate que sigue la plantilla habitual de los combates de las pelis de Rocky (porque también hay una plantilla para los combates), que no deja lugar para las sorpresas.

Nada que no hubiéramos visto ya a lo largo de ocho películas, pensarán, y están en lo cierto, pues los guiones de las pelis de Rocky siempre han sido simplones y facilones a más no poder (detonante personal + entreno + combate), pero sin pasearse por allí Sylvester Stallone botando su pelotita, los guiones se antojan aún más simplones y facilones, lo que acaba por provocar que en conjunto, Creed III resulte forzada. Que si ahora me retiro, que si ahora he de volver, que si ahora vuelvo a entrenar, que si ya no recordaba lo mucho que duelen las hostias… La misma historia con Sly, de prota o secundario, colaba la mar de bien, pero sin Sly es como ver a un imitador sin gracia parodiándole en un talent show.

 

"Quiero un combate limpio sin golpes bajos ni superpoderes multivérsicos"

 

Michael B. Jordan, fan de Stallone tanto fuera como dentro de la pantalla, potencia como director todas las similitudes que puede con las películas anteriores, hasta el punto de convertir Creed III en un refrito de todas ellas. Curioso que los productores le hayan cedido la dirección siendo ésta su ópera prima, sin siquiera un mísero corto con el que desfogarse. La dirección es correcta sin tirar cohetes, y se centra más en el drama a secas que en el drama deportivo, como hizo Ryan Coogler en el primer Creed, pero careciendo de la garra de éste, lo que se nota en un ritmo demasiado pausado para lo que cuenta, y al no sacarle todo el provecho posible al entreno y al combate final, que a fin de cuentas, no nos engañemos, es lo que más mola de estas pelis.

Así que en vez de preguntarnos dónde está Wally, debemos preguntarnos dónde está Rocky. Si le preguntan a Michael B. Jordan, les responderá que Rocky no aparece para dejar que Creed crezca lejos de las faldas de mamá gallina. Si le preguntan a Stallone, en cambio, les dirá que se debe a que el productor Irvin Winkler, propietario de los derechos del personaje, no está dispuesto a cederle una parte de los beneficios, pese a haber escrito y dirigido la mitad de los episodios, y ser el mismo Rocky, qué coño. Una lástima, porque volviendo a la pregunta que formulaba al principio, no tiene ningún sentido hacer una peli de Rocky sin Rocky. Nosotros lo sabemos, Sylvester Stallone lo sabe, y ahora Michael B. Jordan también lo sabe.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: quien no haya visto ninguna de las ocho entregas rockyanas anteriores, única manera de no echar en falta a Sylvester Stallone.

No recomendada por Kuato a: quien aún conserve la carpeta de estudiante forrada con fotos de Rocky IV.

Ego-Tour de luxe por: el cameo de Florian Munteanu como Drago Jr., el detalle más rockyano de toda la peli.

Atmósfera turbínea por: que no se hayan dignado a justificar la ausencia de Rocky, ni siquiera con una frase de guión.

 

CREED III. Estreno en Venusville: 03/03/2023.

 

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