<La verdad es que las noticias acerca de la película De mayor quiero ser soldado habían sido lejanas y marginales, como corresponden a una subproducto como éste, hasta que la decisión de TMB de prohibir en sus autobuses y paradas de metro la colocación del cartel de la película, por ofender, según los amigos del metro, a la sensibilidad de los ciudadanos (aunque a estos los que de verdad les sensiblea es la subida de tarifas que se anuncia).
Sin embargo, resulta que detrás de la citada “película” anda una plataforma llamada Tribu 2.0 (el nombre ya es para echarse a temblar), una plataforma educativa que tiene como objeto la relación entre el cine, más bien los contenidos audiovisuales, y la infancia. Vamos, que de lo que tratan es decir lo malo que es ver pelis de acción y jugar a videojuegos (por ese lado van los “tiros” de la cinta). En fin, no sabemos si aquí se podrá aplicar aquello de quien roba a un ladrón… En lo de si un censor censura a otro censor…
A uno lo que de verdad le pone violento no son los videojuegos ni las películas de Stallone, sino este tipo de plataformas, como aquellas tan divertidas que no dejaban pasar una película de la Disney sin encontrar un mensaje de sexo escondido detrás de alguna nubecita. Enfermos u obsesivos, es la denominación que más les cuadra.
Porque si bien nadie duda de que la infancia necesita protección, esta relación de causalidad de algunos elementos “pseudo progres” quieren establecer entre los videojuegos, el cine (y les falta internet) con todos los males y las violencias del mundo, es solo el primer paso para prohibirlas en todas las edades, o al menos restringirlas, simplemente porque no les gusta, porque al final esa es la razón que subyace en toda esta historia; como el conservadurismo puritano en los amigos censores de la Disney.
Claro que si quieren una alternativa, se pueden pasar esta página donde el bagaje de la mayoría de los colaboradores es justamente ese tan chungo de consolas, cine y cómics (de los que seguro no les gusta a los de la Tribu), y mira, aquí, escribiendo en vez de recorrer la ciudad con una hacha y la mirada enardecida, cosas de la vida.
En fin, el mundo sería a buen seguro un lugar mejor si todos los niños del planeta pudiera tener una consola, seguro. Lo que no quitaría por supuesto que sigan existiendo personas buenas y malas, y gilipollas, también./>
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