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DREDD crítica: Ahora la ley actúa

   

Ahora la ley actúa

Karl Urban releva a Stallone imponiendo la ley
en Mega City 1, esta vez con el casco puesto

Por Chema Pamundi

 

<Es de suponer que todo el que se pasa por esta web ha oído hablar alguna vez, aunque sea de lejos, del Juez Dredd, el influyente personaje de cómic nacido en 1977 en la revista británica 2000 AD de la pluma de John Wagner y los pinceles de Carlos Ezquerra (al que han seguido muchos otros dibujantes, entre ellos el maestro Brian Bolland). Ya saben: futuro distópico en el que la Tierra es un erial radiactivo punteado por diversas megaciudades amuralladas, macrourbes en las que el crimen está tan disparado que para combatirlo existe un cuerpo de policías especiales, que además de atrapar a los delincuentes tienen potestad para dictar sentencia inmediata contra ellos, y si hace falta ejecutarlos en el mismo lugar de la detención. Sí, todo muy fascista (como tiene que ser, qué coño; ¿quién querría leer un cómic sobre justicieros hippies?). A estos policías se les conoce como “Jueces”, y el más famoso de entre ellos es un tal Dredd. Pues eso, que tenemos nueva peli basada en las andanzas del susodicho. Y es una gozada, digámoslo ya.

   A ver, no vamos a perder mucho tiempo en comparar este nuevo Dredd de Pete Travis (director del que hasta hora solo conocíamos un thriller más bien normalillo llamado En el punto de mira) con el Juez Dredd de 1995, aquel insulto a la inteligencia dirigido por Danny Cannon y protagonizado por un Sylvester Stallone más payaso y desnortado que nunca. Baste decir que, a la hora de adaptar una obra al cine, uno puede aferrarse con uñas y dientes a la literalidad formal (o sea, procurar enfermizamente que todo tenga el mismo aspecto que en el original), o puede asumir que el cine y la literatura (en este caso los tebeos) son medios con necesidades distintas, y que por tanto es preferible buscar una fidelidad más sutil, que mantenga el alma general de la obra aunque a nivel visual y dramático se cambien cosas.

 

"Lo bueno de rodar con el casco puesto es que puedes tener toda la resaca que quieras"

 

   La versión de Stallone hacía lo primero y la cagaba a lo grande: "parecía" el Juez Dredd (calcaba lo superficial: el traje, la moto y los rascacielos de Megacity 1) pero en realidad no lo era, porque Stallone y su trouppe habían pasado por encima del personaje sin la más mínima muestra de respeto, convirtiéndolo en un vaina de la corrección política, en un héroe de acción estándar fácil de digerir por la audiencia (ejemplo palmario: en 35 años de comics Dredd JAMÁS se ha quitado el casco, mientras que en la pantalla dejaba de llevarlo a los 20 minutos). Por contraste, el Dredd versión 2012 adopta el segundo enfoque, y acierta de pleno: los cambios respecto al tebeo, que los hay a cascoporro, son en su mayoría cosméticos (¿qué más da si la Juez Anderson es aquí una simple recluta en vez de una veterana de la División Psíquica?), y se centran en ayudar a acercar el personaje al gran público sin que se le indigeste (no olvidemos que éste es un cómic que roza lo alternativo, y que la mayoría de espectadores entrarán al cine sin haber leído ni una coma del mismo); pero a la vez, y por suerte, se ha mantenido intacto su andamiaje espiritual. O sea, esto no "parece" Dredd. Esto ES Dredd. Puro Dredd.

   Buena parte de la culpa la tiene el inteligente guión de Alex Garland, un autor cuyos libretos suelen tener planteamientos interesantísimos para luego desinflarse en el desarrollo (tanto La playa como Sunshine e incluso 28 días después se veían perjudicadas en su parte final por cierto "horror vacui" narrativo; Garland las embutió con demasiadas subtramas y giros sorpresa). Esta vez, sin embargo, el chico ha sabido contenerse, y en vez de caer en un popurri absurdo intentando resumir tres décadas de viñetas en hora y media (otro error del Juez Dredd de Stallone), ha hecho todo lo contrario: reducir la historia al máximo, a una somerísima presentación del personaje (no hace falta más) seguida por una aventura concreta y acotada, casi “un día más en la vida de Dredd” que explora solo uno o dos aspectos del vasto universo del personaje. Cojonudo, no es necesario quemar todos los cartuchos de una vez. En las próximas entregas de la franquicia (que las habrá, fijo), ya tendremos tiempo de ir abriendo el angular y descubriendo más cosas sobre el buen Juez y su mundo.

 

  "Dredd acierta de pleno y por suerte ha mantenido intacto su andamiaje espiritual. O sea, esto no parece Dredd. Esto ES Dredd. Puro Dredd"  

 

   La película entra en harina sin perder tiempo, con una persecución introductoria de sombrerazo, y desde ahí continúa con una estructura a medio camino entre Training Day (Dredd tiene que evaluar durante una jornada de patrulla callejera a la joven recluta Anderson, una aspirante a Juez dotada de poderes psiónicos), y la típica película de “héroes bajo asedio” con ecos fortísimos de Asalto a la comisaría del distrito 13 o 1997: Rescate en Nueva York (parecerse al John Carpenter de los 70-80 siempre es una buena señal), así como de Redada asesina, un hiper-adrenalítico título indonesio de artes marciales que puso patas arriba el pasado Festival de Sitges, y que lleva un año reventando las taquillas asiáticas (acaba de salir en DVD y es de visionado imprescindible; de hecho, dejen de leer esto ahora mismo y váyanse a verla).

   Todo en Dredd funciona como un cañón. El dúo protagonista es un acierto de casting (Carl Urban y Olivia Thirlby están perfectos como el Juez Dredd y la Juez Anderson, complementándose entre sí y generando una dinámica de pareja poli bueno/poli malo que funciona de rechupete), Lena Headey compone una villana psicótica que da verdadero miedo (a su lado, la Cersei Lannister a la que interpreta en Juego de tronos es una girl-scout), la rigurosa puesta en escena consigue hacer del todo creíble un concepto tan aberrante como el de Megacity 1 (uno de los entornos futuristas urbanos con más textura que hemos visto desde Blade Runner), el tono se mueve todo el rato en la línea justa entre la oscuridad de los Batman de Christopher Nolan y el desparpajo hiperbólico del cine de serie B (la ironía socarrona del cómic original está aquí destilada con cuentagotas para evitar que el conjunto caiga en la autoparodia), y a nivel visual sabe sacar un partido espectacular a recursos que pocas veces suelen funcionar bien (como las cámaras lentas o los planos estereoscópicos, algo que desde Matrix, nadie había vuelto a emplear como Dios manda). Hasta el puñetero 3D está bien aprovechado, integrado en la propia narrativa del filme con muchísima gracia.

 

"Está bien, díganle a Urban que reconozco que al lado de El señor de los anillos, Juego de tronos es una mierda"

 

   Y luego, claro, está el tratamiento de la violencia: Dredd es muy bestia. Ojo, no estamos hablando de violencia estilizada, luminosa y para todos los públicos, como la de Transformers o Los Vengadores. No, hablamos de que en Dredd desollan a gente, de que un tipo cae a peso mierda desde lo alto de un rascacielos y estalla contra el asfalto, de que varios personajes arden vivos, o de que hay un primer plano en super slow-motion de una bala explosiva reventándole la puta cabeza a alguien. Hablamos de una violencia absolutamente cafre, subversiva y despiadada, que sin duda pondrá nerviosos a los padres que lleven a sus niños al cine pensando que van a ver “un tebeo”, pero que es del todo necesaria para dejar claro que estamos en Megacity 1, una macrópolis dominada por el crimen y el horror cotidiano, donde ni policías ni delincuentes se pueden permitir sutilezas, y donde la libertad personal se ha sacrificado en aras de la seguridad ciudadana. Porque aunque Dredd es ante todo un vehículo de entretenimiento y palomitas, también suelta unas cuantas bofetadas bastante certeras sobre el límite de los conceptos de justicia, ley y orden.

   Así pues, como los títulos de Carpenter antes mencionados, Dredd tiene algo de película underground camuflada de mainstream (lo cual demuestra que es una adaptación ejemplar de la obra en que se basa). Visceral, excesiva, absorbente y total. Cine de acción que muerde. Ya era hora./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 
Recomendada por Kuato a:
cualquiera que crea que Harry el Sucio siempre ha tenido razón
     
 
No recomendada por Kuato a:
perroflautas
     
  Ego-Tour de luxe por: en estos tiempos de blockbusters adocenados y adaptaciones que le echan gaseosa al vino para que nadie se moleste, es digno de aplauso que alguien se atreva a hacer una peli de tiros tan tocahuevos, tan condenadamente salvaje, tan punk.
     
  Atmósfera turbínea por: en alguna que otra escena, Dredd quizás se muestra demasiado dialogante y permisivo con los delincuentes, pero vamos, que por suerte se le pasa rápido la tontería y enseguida se pone otra vez a desintegrar testas a tiro limpio.

 

 

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Con Pete Travis, Karl Urban y Olivia Thirlby,
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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Ferran (Hellar)<br />Pues me ha picado usted la curiosidad (y teniendo en mente la "deposición" de Stallone como único referente de adaptación de Dredd al cine ya es mucho). Así que el próximo día del espectador me acercaré a verla (doblada, dado que resido en un pueblecillo con ínfulas de ciudad capital de la cultura catalana 2012 y lo del VOSE aún no ha llegado aquí). Por otro lado en estos momentos me dispongo a encontrar "redada asesina" a ver qué tal. Un saludo.

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