EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE artículo: Why so serious? Why!?

Why so serious? Why!? Demostramos que Christopher Nolan es un bluff y rompemos un batarang por los Batmans anteriores Por Víctor Parkas

<“Creo que vivimos en el universo opuesto, donde la genialidad es asesinada y la mediocridad triunfa” Bill Hicks

   Tengo que admitir que no soy muy fan del Batman de Nolan. De hecho, puedo aseverar sin pudor que no soy muy fan del propio Nolan: estilo opulento para revestir películas que en su mayoría rozan el aprobado, lagunas de guión de proporciones elefantinas, pretenciosidad impostada para hacer pasar por sesudo el cine de acción... A riesgo de convertirme en escupidera para los fans de su saga, de provocar que el correo del Diario de Venusville reciba una partida de paquetes bomba y de desacreditarme para siempre como fanboy irredento, me veo en la obligación de decirlo alto y claro: el Batman de Nolan me aburre sobremanera. Me aburre como no lo ha hecho ningún otro Batman en el terreno audiovisual. Ahora, mientras afilan sus cuchillos y tensan sus ballestas, por favor, sigan leyendo.

   Guste o no, Christopher Nolan ha sentado las bases de lo que oficialmente ha de ser una buena película de super-héroes: ambiente realista, sobriedad estética y extrapolación del material original para acercarlo a un género que le sea cómodo al director. ¿Qué son, sino thrillers de acción, las tres películas que conforman su saga del murciélago? Thrillers de acción con personajes disfrazados, pero thrillers al fin y al cabo. Las razones que sirvieron como clavos para el ataúd del Batman de Tim Burton son las mismas que a Nolan se le aplauden y perdonan: la fuerte impronta autoral con la que el director de Ed Wood despachó sus dos películas dedicadas al cruzado enmascarado, ofreciendo un retrato oscuro y cercano a su imaginería, fue y sigue siendo lo más criticado de Batman y Batman vuelve. Pero si la película la firma el director de Memento y está plagada de twists efectistas, narrativa ampulosa y un microclima por el que se mueven los personajes que resulte cuanto más plausible mejor, la platea se deja las manos aplaudiendo. ¿No es tan personal Batman vuelve como Batman Begins? ¿O quizás es la completa falta de personalidad de un autor como Nolan lo que gusta a los espectadores? Yo, a día de hoy, aún sigo preguntándomelo.

"¿Bat-señal? Creía que era el ojo de Saurón aquejado de cataratas..."

   Por otra parte, las versiones más camp del personaje han sido destrozadas sin miramientos por crítica y público. Pobre del que cante las alabanzas al Batman interpretado por Adam West, y no digamos ya a las dos películas que Joel Schumacher dedicó al héroe que nos ocupa. No es tanto que sean versiones poco fieles al personaje, sino que el espíritu de ambos productos nacen del mismo sitio: las aventuras de Batman inmediatamente posteriores a la instauración del Comics Code (órgano encargado a suprimir cualquier atisbo de violencia o sexo en los cómics) en los años cincuenta, que a la fuerza tuvieron que tornarse más infantiles y desenfadados. Te puede gustar más o menos encontrarte frente a una versión cómica de Batman, pero condenarla al ostracismo aduciendo que ése no es Batman y el de Nolan sí, es pecar de ingenuo. En todo caso, puede que no sea el Batman que la gente quiere ver.

   Incluso siendo dos obras muy discutibles, sobretodo en el caso de la segunda, tanto Batman Forever como Batman y Robin cuentan, desde mi punto de vista, con aspectos más reconocibles dentro del universo Batman que las del tríptico ofrecido por Nolan. Pueden ser risiblemente infantiles, exageradas a un nivel circense y excesivamente fosforescentes, pero negar que Batman Forever tiene más de un hallazgo interesante es casi un acto de revisionismo rancio. De hecho, y con todos sus fallos, la primera película con Schumacher a los mandos de la franquicia me sigue pareciendo una de las plasmaciones del personaje más entretenidas y disfrutables de toda su andadura cinematográfica. Confesión que, sin duda, puede dar lugar a debates sobre si estamos o no entrando en el terreno del gusto personal y del paladar de cada uno. O al menos, resulta más punible que decir que la mejor película del personaje que yo he visto es Batman: La máscara del fantasma.

"Da gracias al menos de que no te haya convertido en una Glam-Queen con pezones en el traje"

   Esta película de dibujos animados, creada por el equipo al cargo de una golosina como Batman: The Animated Series, consigue en 76 minutos de cine de animación lo que Nolan ni ha rozado en sus más de siete horas de trilogía: un Batman oscuro (sin llegar al gótico azucarado de Burton), una historia dura que logra ganarse al espectador adulto sin ser demasiado pasada de vueltas de cara a los más pequeños, una fidelidad religiosa al material de origen y, lo que es más importante, la mejor performance que se ha visto hasta la fecha del Joker. El encargado de doblar al payaso asesino fue ni más ni menos que el inefable Mark Hamill, labor que ya desempeñó en la serie televisiva pero que en esta cinta le supone el  mayor do de pecho a su carrera durante los noventa. Que el emo psicoestimulado al que dio vida Heath Ledger en El caballero oscuro se haya convertido en un icono mientras la interpretación del actor de Star Wars es en el mejor de los casos ninguneada, no hace más que corroborar la cita que encabeza este artículo.

   A diferencia de todos los títulos que he ido desgranando brevemente a lo ancho de este texto, la única forma de valorar en su justa medida la última saga del guardián de Gotham es ver las tres películas como lo que son: películas de Nolan, no de Batman (éste ya ni aparece en el título). Películas que indiscutiblemente cumplen todos y cada uno de los estilemas del director, pero que para mí no tienen ningún valor añadido más allá de éstos. La gravedad y el aroma a juzgado que el director de Origen ha puesto encima de las espaldas de Bruce Wayne será una losa que resultará difícil sortear no sólo para el que tenga que tomar las riendas de la siguiente película de Batman, si no para todo el cine de super-héroes venidero (si no han notado esta contaminación en el Spider-Man de Marc Webb, no seré yo quien me ponga a enumerar el millar de similitudes que comparte con el modelo Nolan). Con el presumible éxito que obtendrá El caballero oscuro: La leyenda renace, las comic book movies serán un poco menos comic. Y esto no significa que dejarán de hacernos reír, significa que dejarán de divertirnos./>

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