EL REY LEÓN crítica: El rey copión

Versión real, si se puede llamar así, de El rey león, copiando león a león la película original de 1994

■ RAY ZETA

El sueño de Pinocho no sólo se ha cumplido, sino que también se ha extendido a otros personajes de Disney como los de El rey león. El muñeco de madera creado por Gepetto deseaba ser un niño de verdad, y ahora es Simba quien se ha convertido en un león de verdad… Aunque en una nueva versión del clásico animado de 1994 con resultados dispares que promueven una doble lectura: apreciar la perfección técnica de la digitalización creando unos animales tan perfectos que parecen de verdad, y criticar la decisión de Disney de versionar El rey león copiando, calcando y fusilando plano a plano la película original sin aportar absolutamente nada nuevo, más allá de media hora que no hace más que enlentecer el producto.

O sea, que resumiendo para los lectores que no tienen tiempo o paciencia para llegar al final de la crítica: este nuevo Rey león es una virguería de la animación, pero también es tan innecesario como una secuela de Loca academia de policía. Disney debería empezar además a ver que no todo lo animado es versionable en live action, o al menos no de la misma manera, y menos cuando los protagonistas son animales. Ver a la bruja de La bella durmiente interpretada por Angelina Jolie en Maléfica tiene su morbo, igual que ver a Will Smith interpretando al genio de Aladdin tiene su gracia, pero ver a animales reales haciendo las veces de los animales animados no tiene gracia ninguna, más allá de valorar la virguería visual mencionada.

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El nivel técnico de perfección es tan acojonante que encajaría mejor en un documental que en una película, por revelarse un arma de doble filo: un león de verdad ni ríe, ni llora, ni pone cara de tonto, cabreo, lujuria o estreñimiento, ¿cierto? Pues eso es lo que ocurre en la nueva versión de El rey león, que los animales son tan reales que pierden las expresiones y los jetos de los dibujos animados, lo que provoca como daño colateral que no funcionen ni los diálogos, ni los gags, ni los números musicales que en la versión animada tan bien funcionaban. Ver a Simba y Nala corretear por la selva cuales Banner y Flappy leoninos queda la mar de bien, pero ay, que cuando se trata de cantar el “Hakuna Matata”, la cosa cambia...

“Este nuevo Rey león es una virguería de la animación, pero también es tan innecesario como una secuela de Loca academia de policía”

O sea, que olvídense de ver la expresión de terror de Simba durante la estampida de ñus o su cara de asco cuando come su primer gusano (los jetos de vicio y lujuria cuando reencuentra a Nala adulta los obviaré, que nos leen muchos niños), porque los animales generados por ordenador son tan perfectos, que no tienen expresión facial como no la tienen los animales de verdad. Y como los animales de verdad no bailan el Hula Hula ni practican Kung Fu, olvídense también de ver a Timón y a Rafiki haciéndolo. Mejor funcionaba Dumbo en su película homónima por no hablar, Abú en Aladdin por estar caricaturizado, y los animales de El libro de la selva por estar en un punto intermedio (comparen a Baloo con Timón y luego me dicen, y eso que El libro de la selva también la dirigió Jon Favreau…).

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El resultado es pues una película sosa, desangelada y sin alma, que sigue a pies juntillas la original pero que no brilla en ningún momento. Y es que tal como quedó demostrado también con la reciente Aladdin, una película animada jamás debe versionarse tal cual en live action, simplemente porque tienen lenguajes diferentes y lo que funciona en una no siempre funciona en la otra. Maléfica, Dumbo y hasta Peter y el dragón, podrán ser mejores o peores películas, pero son adaptaciones que han pasado de la animación al cine real erigiéndose en obras con entidad propia, en lugar de como meras copias defectuosas como el clon tonto de Michael Keaton en Mis dobles, mi mujer y yo.

Conclusión: las versiones reales de Disney deberían currárselo un poco más, si no quieren acabar siendo como una producción industrial de rosquillas. Evidentemente no en el apartado técnico, como ya ha quedado claro, pero sí en el apartado narrativo para componer películas que sean algo más que el reflejo borroso en un espejo de sus predecesoras. Que tomen nota pues las futuras Mulan, 101 dálmatas, La Sirenita, Pinocho, Hercules y todas las que vengan, para no caer en el mismo error que ha caído El rey León: ser, como le dijo Risto Mejide en su época de jurado de Operación Triunfo a una de las triunfitas, como un consolador, perfecta en la ejecución pero tremendamente fría en el sentimiento.

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

Recomendada por Kuato a: quien no haya visto El rey león original y se crea que lo que sale en pantalla son animales amaestrados en vez de creados por ordenador.

No recomendada por Kuato a: quien como yo, opine que películas Disney animadas como La bella y la bestia, La Sirenita, Aladdin y Hércules, son mejores que El rey león.

Ego-Tour de luxe por: que Pumba se tira más pedos aquí que en la original. Algo es algo.

Atmósfera turbínea por: que no haya huevos de versionar también El rey león 2: El tesoro de Simba y El rey león 3: Hakuna Matata.

■ EL REY LEÓN. "The Lion King" (EUA, 2019). Dirección: Jon Favreau. Guión: Jeff Nathanson. Reparto: Donald Glover, Beyoncé, James Earl Jones, Chiwetel Ejiofor, John Kani, Seth Rogen, Billy Eichner y John Oliver. Estreno en Venusville: 19/07/2019.