POSESIÓN INFERNAL: EVIL DEAD crítica: Una noche de mil demonios

Una noche de mil demonios

Nueva invocación del Libro de los Muertos en
homenaje al gran Ash y la entrañable Henrietta

Por Chema Pamundi

<Vaya por delante que yo no creo que la Posesión infernal original, la de 1981, sea ni mucho menos un peliculón. En su día cumplió la función de poner en el mapa a un director de talento notable como Sam Raimi, pero aparte de eso me parece un clásico muy menor, una obra simpática cuyo carisma gamberro y sus tres o cuatro imágenes icónicas (el bosque violando a una de las protagonistas, la tipa endemoniada asomando por la trampilla del sótano…) hacen que uno haga de tripas corazón ante la acartonada puesta en escena, la narrativa a ratos inconexa, el patoso uso de la música, lo repetitiva que llega a hacerse su parte central, o el abuso del cutre-gore (que aunque hace gracia al principio, acaba jugando en su contra; ha quedado de sobras demostrado que, en el cine de terror de bajo presupuesto, menos es más). Sencillamente, Posesión infernal no está en la misma liga que La matanza de Texas, La noche de los muertos vivientes, Tiburón o El exorcista. Y justo por eso, el remake que nos ocupa parecía (por una vez) una idea llena de sentido: porque había muy poco que estropear, y campo abonado para mejorar resultados.

La nueva Posesión infernal, dirigida por el debutante realizador uruguayo Fede Alvarez (al que Raimi parece haber acogido como protegido tras flipar con su cortometraje del 2009 Ataque de pánico, que puede verse en YouTube), es conceptualmente todo lo contrario a la cinta de Raimi: presupuesto holgado, actores profesionales, un guión que se esfuerza por tener cierta lógica interna y justificar lo que ocurre en pantalla, y un look de primer orden tanto en lo artístico como en lo técnico. No, está claro que no tiene la frescura ni la pureza desnuda de la peli de los ochenta, pero que me aspen si no es, como mínimo, igual de entretenida.

"Al menos a mi no me clonan, me enzombian y me vuelven bícefalo como a Ash"

Por supuesto, para disfrutarla es necesario hacer ciertas concesiones. Ejemplo: más o menos a los veinte minutos de metraje, cuando los protas descubren que la cabaña en la que planeaban pasar el fin de semana tiene un sótano secreto lleno de restos de sangre, y de cadáveres de gatos, perros y ardillas mutilados y colgados del techo con alambre de espino, uno de ellos dice “Bueno, no saquemos las cosas de quicio”, y todos siguen a lo suyo sin darle mayor importancia. Ese es el tipo de situaciones con las que el espectador debe convivir si espera pasárselo bien con una película como ésta. Has de asumir que los protagonistas son gilipollas, que jamás han visto una película de terror y que por lo tanto pisarán todos los rastrillos que la trama les ponga delante: insistirán en pernoctar en una cabaña infernal que parece la residencia de verano de Cara de Cuero, se meterán a oscuras y desarmados en el sótano misterioso, dejarán a la amiga poseída campar a sus anchas arriba y abajo (con acceso libre a todo tipo de armas caseras, desde una escopeta hasta una pistola de clavos), y cuando encuentren un libro de magia negra encuadernado en piel humana en el que dice “No tocar”, lo abrirán y recitarán en voz alta el conjuro que invoca a los demonios del averno. Es lo que hay. Si uno está dispuesto a ponerse una pinza en la nariz y tragarse ese jarabe, Evil Dead es un ejercicio de género bastante competente.

"Está claro que Evil Dead no tiene la frescura ni la pureza desnuda de la peli de los ochenta, pero que me aspen si no es, como mínimo, igual de entretenida"

El acierto principal de los creadores de la nueva versión es que, en vez de limitarse a calcar el patrón primigenio o cambiarlo hasta dejarlo irreconocible, lo han utilizado como una especie de primer borrador de guión, y a partir de ahí han experimentado. Todos los elementos del filme de Raimi están también aquí, pero casi ninguno aparece exactamente igual: algunos están cambiados de sitio, otros se han minimizado (los que menos funcionaban), y otros han sido potenciados con buen ojo. Por ejemplo, la justificación de que los cinco jóvenes estén en la cabaña para ayudar a uno de ellos a desengancharse de las drogas mediante el aislamiento, funciona mucho mejor que el mero “vámonos de excursión y folleteo a un bosque en el culo del mundo” de la peli original (además, el paralelismo que se establece entre la adicción a las drogas y la posesión demoniaca, aunque moralizante, tiene gracia). Otros elementos clave, como la “violación” por parte del bosque o la importancia del libro de magia negra que lo inicia todo, están mejor resueltos e integrados en la mitología de este remake.

"Gracias a la crema `Oil of Zomb`, soy mucho más guapa de lo que era Henrietta"

Y en fin, luego tenemos el apartado “charcutería”, que en el fondo es el motivo por el que pagamos la entrada para ver una película como Evil Dead. La cosa empieza más o menos calmadita (si exceptuamos un prólogo bastante salvaje), y poco a poco se va acelerando en un crescendo de automutilaciones y sanguinolencias varias, hasta desembocar en una última media hora que no puede ser más pasada de vueltas (siempre que el clímax de una película implica el uso de una sierra mecánica, la diversión está garantizada). En el fondo no es que este remake sea más bestia o explícito que la peli de 1981, sino que los F/X están infinitamente mejor hechos. Los puristas dirán misa, pero me juego algo a que así es como a Sam Raimi le hubiera gustado hacer su película, si hubiera tenido a mano los medios necesarios para ello.

El peor enemigo de un remake de Posesión infernal, lo que puede llevar a la audiencia a plantearse la necesidad de su existencia, son las tres décadas de películas similares que han venido tras la original, desde homenajes directos como el Cabin Fever de Eli Roth, hasta deconstrucciones del género como la maravillosamente loca Cabin in the Woods (La cabaña en el bosque). Pero Evil Dead queda validada como respetuosa y lujosa actualización de un clásico de serie B que estaba ya muy ajado. En la fila de butacas justo detrás de mí había tres adolescentes poligoneras (el “target objetivo” de una película como ésta) que se pasaron hora y media pegando respingos, resoplando y soltando exclamaciones de lo más pintoresco (“¡Ay Dios mío! ¡Ay qué asco! ¡Ay qué mal rollo!”) O sea que sí, parece que la cosa funciona./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Copas de yate



		Recomendada por Kuato a: exorcistas ortodoxos, de los de crucifijo, agua bendita y sermones en plan “¡El poder de Cristo te obliga!”. Nada hombre nada, si el padre Karras hubiese tenido una chainsaw a mano, otro gallo le hubiera cantado….

		No recomendada por Kuato a: pues qué quieren que les diga; me sorprendería que alguien entrara a ver *Evil Dead*creyéndose que es una adaptación de Jane Austen…

		Ego-Tour de luxe por: el plano final tras los créditos, que explica por qué el prota no se llama Ash como en la peli original, y que de hecho deja entrever que quizás lo que hayamos visto no sea un remake… sino una continuación directa (y por supuesto, el inicio de una nueva franquicia).

		Atmósfera turbínea por: la frase “Me duele la cara” que suelta un personaje al que le acaban de llenar la cabeza de clavos; pretende ser dramática pero es un gag involuntario.