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SITGES 2012: LOOPER crítica: Dos veces yo

   

Dos veces yo

Bruce Willis y Joseph Gordon-Levitt se corren
una juerguecita temporal pese a ser el mismo

Por Ray Zeta

 

<Ya estén al servicio de un thriller policiaco como Timecop, policía en el tiempo, un film de aventuras como Timeline, o una comedia como Atrapado en el tiempo, los viajes en el tiempo siempre han constituido un elemento fantástico que bien desarrollados puede convertir la película en la que salen en un peliculón. El problema es que tras la trilogía de Regreso al futuro, aún hoy en día la madre de todos los corderos temporales pese a tener ya su primera parte más de 25 años, la mayoría de pelis sobre viajes en el tiempo han pecado de poco ambiciosas y se han limitado a darle vueltas a la misma premisa, la de viajar al pasado para cambiar algún acontecimiento que acaece en el presente, sin ninguna intención de resultar originales o innovadoras (que le pregunten sino a Barry Sonnenfeld y a su reciente Men in Black 3).

   Pero por suerte para nosotros, Rian Johnson se sacude de encima el síndrome Doc Emmet Brown-Marty McFly, y factura una peli de viajes temporales a partir de una premisa totalmente nueva. Como en el futuro será imposible deshacerse de cadáveres debido a los avances tecnológicos que habrá, las mafias enviarán las personas a las que quieran dar matarile 30 años en el pasado para que sean asesinadas y eliminadas allí por asesinos a sueldo llamados “loopers”. Simple, práctico y sencillo… siempre y cuando, claro, la persona enviada no sea el mismo looper 30 años más viejo. Ese es el innovador planteamiento escrito por Rian Johnson que él mismo se encarga de explicar y desarrollar en una primera mitad soberbia.

 

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"Como hayan puesto a un actor calvo para hacer de mí mismo me lo cargo"

 

   Decir que la primera mitad de Looper es buena es poco. En sus primeros 45 minutos se nos describe el futuro inmediato (un futuro más de concepto que de forma), se nos muestra de forma magistral el funcionamiento de tan perfecto método para eliminar personas sin dejar rastro, se nos presentan a los personajes, y se nos introduce el conflicto: el “looper” encargado de asesinar a la persona que envían desde 30 años en el futuro, es él mismo 30 años mayor. Como Michael J. Fox en Regreso al futuro 2, como Jean-Claude Van Damme en Timecop, policía en el tiempo, hasta como el mismo Bruce Willis en los planos finales de 12 monos (Willis también interaccionó con una versión más joven de sí mismo, en este caso un niño gordito y repelente, en la comedia Disney The Kid), dos diferentes versiones temporales del mismo personaje coinciden en pantalla (Bruce Willis y Joseph Gordon-Levitt ridiculamente maquillado para intentar parecerse a Willis lo más posible).

 

  "Rian Johnson se sacude de encima el síndrome Doc Emmet Brown-Marty McFly, y factura una peli de viajes temporales a partir de una premisa totalmente nueva"  

 

   Pero a diferencia de los títulos citados, Johnson no evita su interacción sino que hace justamente de la interacción entre ambos personajes el leit motiv para que la película avance (genial el cara a cara entre ambos… ¿Qué se preguntarían si se encontraran a sí mismos 30 años más viejos? ¿Cómo me irá la vida? ¿Tendré pasta? ¿Ligaré mucho? ¿Cuántas ligas ganará mi equipo favorito? Pues esperen a ver cómo resuelve él la escena con una contención y una sobriedad sorprendentes…), evitando embarazosas explicaciones sobre paradojas temporales que podrían poner en duda la coherencia de la película (“No preguntes porque es complicado”, le dice en cierto momento Bruce Willis a su yo más joven), e incluyendo una escena en concreto que es sencillamente perfecta: mostrarnos a base de planos cortos qué ha hecho el personaje joven durante 30 años hasta convertirse en el personaje mayor.

 

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"Si esperas que te dé un almanaque con resultados deportivos como en Regreso al futuro 2 vas listo"

 

   El problema es que una vez planteado el conflicto, la acción cae en picado. Una vez conocemos el objetivo de cada uno de los dos personajes protagonistas, uno de ellos se sitúa en una granja compartiendo subtrama con una madre y un niño, y la película se estanca en buena parte de su metraje. Subtrama que recuerda la base argumental de Terminator, pero que a nivel de acción, de Terminator tiene bien poco, pues en vez de una película futurista de viajes temporales, lo que parece que tengamos delante es un dramón rural como Cuando el río crece o En un lugar del corazón en el que los personajes están más preocupados por la cosecha de maíz y por el precio de mercado del algodón, que por su propia vida. Ni siquiera la introducción de un elemento como la telequinesia remonta esa parte del metraje del sopor, por quedar éste forzado y totalmente fuera de lugar (¿se imaginan a la doctora Jean Grey en uno de los títulos rurales citados? Pues así queda), hasta desembocar en un desenlace final correcto.

   Por eso la sensación que deja Looper es buena pero no excelente. Lo que es una pena atendiendo a las expectativas que levantan su primera mitad. Como un partido que se va ganando y se acaba empatando en el último minuto dejando sabor de derrota aunque el empate sea un buen resultado y se haya practicado un buen juego. A diferencia de clásicos del fantástico como Terminator, Regreso al futuro, Gattaca o Matrix, Looper se queda a un paso de pertenecer a tan selecto grupo por no ser un título redondo del todo. Parte con vocación de “obra magna” pero se queda a medias, lo que es una lástima teniendo en cuenta las posibilidades y el potencial con el que contaba. Podríamos estar ahora hablando de una nueva obra maestra del fantástico y en lugar de eso estamos hablando de una obra “casi” maestra. Como dice Chema Pamundi en su reseña para la crónica del décimo día del Festival de Sitges (Looper fue la película elegida para la gala de clausura), casi lo consigue./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     
     
  Recomendada por Kuato a: amantes de los viajes temporales que estén cansados de revisar una y otra vez la trilogía de Regreso al futuro por representar la única alternativa de calidad hasta el momento.
     
 

No recomendada por Kuato a: espectadores merluzos de mira corta. Siempre se oye a alguien exclamar: “Pero si representa que son la misma persona, ¿cómo puede ser que salgan juntos?”.

     
 

Ego-Tour de luxe por: la escena en la que se nos muestran los 30 años que van de un actor a otro. Cine perfecto en estado puro.

     
 

Atmósfera turbínea por: mucho futuro y mucho avance tecnológico, pero a la vista está que los crecepelos siguen sin funcionar.

 

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