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GREENLAND: EL ÚLTIMO REFUGIO crítica: Espartanos a la carrera

No contento con Geostorm, Gerard Butler insiste en el género de las catástrofes con Greenland

ROBERT THORNHILL

No hay mejor caldo de cultivo que la apocalíptica pandemia que estamos viviendo, para estrenar esta típica peli de catástrofes extincionistas que tanto les gustan a los yanquis. Lo de “típica” lo decimos con retintín, porque se desmarca claramente de los stándards pomposos del cine de desastres inclinándose más hacia un drama familiar de sálvese quién pueda. Cierto es que su presupuesto de 34 millones de dólares es más de la mitad del de Deep Impact, diez veces menor que el de Armageddon, y una ridiculez respecto a los 200 de 2012, pero se podía esperar algo más que esta especie de road movie sentimentaloide. Ni rastro de discursos agoreros presidenciales, ni de expediciones suicidas al espacio para aniquilar al meteorito de turno que se dirige hacia la Tierra, ni antihéroes que dan la vida por la humanidad...

Al espartano protagonista de Greenland: El último refugio sólo le preocupa salvar a su amargada mujer y a su filosófico hijo diabético (como no podía ser de otra manera): poca cosa para un Gerard Butler al que estamos acostumbrados a ver en desafíos más ambiciosos (incluso en la lamentable Geostorm dio más de sí). El guion es predecible y ramplón, con conversaciones familiares cursis tan insufribles que dan ganas de vomitar. Y lo que es peor: hay situaciones sonrojantes donde los guionistas se sacan conejos de la chistera sin pudor alguno. Eso nos los tragaríamos sin rechistar si fuera una de esas action movies donde el ritmo frenético hace obviar esos aspectos tramposos de la trama, pero el hecho es que en Greenland: El último refugio se pueden contar las escenas de acción con los dedos de una mano.

 

"Júranos que tras Geostorm y ésta, no harás ninguna peli catastrofista más"

 

El malvado cometa que se dirige hacia la Tierra para aniquilar al 75 % de las especies apenas se le ve (¡y por la tele!), y el director nos ahorra esas clásicas escenas de destrucción masiva de El día de mañana o 2012, cargándose monumentos emblemáticos como la Estatua de la Libertad de Nueva York o el Cristo Redentor de Brasil. Eso sí, podemos ver la Torre Eiffel medio doblada tras la debacle… el presupuesto no daba para más. Habiendo dejado claro que los referentes de Greenland: El último refugio distan mucho de los espectáculos inverosímiles actuales de catástrofes naturales (San Andrés, Deep Impact, Armageddon, Geostorm), ese esquema de “running movie” de supervivencia usado por Ric Roman Waugh, se acercaría más (salvando las enormes distancias) al de Lo imposible de nuestro Mr. Hollywood Juan A. Bayona, cambiando a Ewan McGregor por Gerad Butler, y a Naomi Watts por Morena Baccarin. Es decir, fantasmadas las justas, imponiéndose el elemento dramón en ese caos provocado por un desastre natural.

“En Greenland: El último refugio se pueden contar las escenas de acción con los dedos de una mano”

Para los amantes del fantástico y del cine espectáculo, esta propuesta nos sabe ciertamente a poco. Después de la excelente Objetivo: Washington D.C., donde Roman Waugh y Butler concibieron posiblemente la mejor entrega de la franquicia de Mike Banning, nos las prometíamos muy felices con esta nueva colaboración. Visto el resultado, queda claro que para afrontar este género, a parte de tener ese estilo único recargado y videoclipero de Michael Bay o esa alma juguetona destroyer de Roland Emmerich, hay que disponer de mayor potencial económico para llenar la pantalla de efectos CGI y efectos sonoros potentes. O lo que es lo mismo, darle alegría visual y fastuosidad a lo que se está contando en pantalla.

 

"¡A tomar por saco! Dile a tu madre que si me la proponen, haré una más y basta"

 

Tampoco el entorno de Butler está muy inspirado. Morena Baccarin se olvida de lo buenorra que está y de que es la vivaracha novieta de Deadpool, y no sale de esa pose de amargada durante toda la peli (¡ay cómo hubiera aprovechado a este bellezón Michael Bay!). Y qué decir del viejuno Scott Glenn, copartícipe de la escena de relleno más absurda de la trama, que está como medio adormecido en el escaso tiempo que sale en pantalla.

Por lo que parece, el flechazo artístico entre Ric Roman Waugh y Gerard Butler quiere seguir los pasos del de Jaume Collet-Serra y Liam Neeson que tantos buenos momentos nos ha dejado. El año que viene vuelven con Kandahar, un thriller de acción por Oriente Medio, que se amolda más al director de El mensajero y donde seguro que veremos más en su salsa a Butler dando tiros a diestro y siniestro. Esperemos que la fallida e intrascendente Greenland: El último refugio sea tan sólo un tachón en esta bonita amistad.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: los que quieran ver a los militares americanos más blandengues desde el ataque a Pearl Harbor. Aquí faltaba un sargento de hierro como Clint Eastwood para poner orden.  

No recomendada por Kuato a: quien espere que haya un tío dándole patadas a una bomba nuclear para desencajarla como en Deep Impact. Aquí el espacio se ve de lejos…muy de lejos.

Ego-Tour de luxe por: esos chavales que se montan una fiesta en un ático para disfrutar del apocalipsis luminoso. Menos mal que hay alguien que se lo pasa bien en esta peli de amargaos.

Atmósfera turbínea por: ese niño repelente que se pone a hablar místicamente sobre la muerte. Líneas de relleno de guion que se las come el pobre chaval.

 

GREENLAND: EL ÚLTIMO REFUGIO. Estreno en Venusville: 25/09/2020.

 

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