Categorías

HARRY POTTER reportaje: 10 años de Expelliarmus y Patronums

David Yates, el innombrable

   Y Yates optó por hacer borrón y cuenta nueva con respecto al estilo de las entregas anteriores e impulsar la saga en una dirección totalmente nueva, y dejó claro el tono que iba a imprimir a la franquicia en su andadura potteriana hasta su conclusión definitiva, ya desde la primera escena de La Orden del Fénix: Harry Potter sentado melancólico y contemplativo en el columpio de una plazoleta observa al atardecer cómo juegan los pocos niños que hay en ella, en un plano más propio de un anuncio de predictors que de una película de jóvenes magos. Adiós a los principios ocurrentes con elfos dándose cabezazos contra la pared, coches voladores y tía Petunia inflándose como un globo… A partir de ese momento lo que imperaría sería la melancolía, los silencios y la trascendentalidad. En mala hora tuvieron los lumbreras de Warner Brothers la idea de encomendarle a David Yates las riendas de la saga potteriana…

   Porque las cuatro primeras partes son agiles, divertidas y dinámicas, como corresponde a una serie cinematográfica juvenil que tiene las aventuras mágicas como leit motiv. Pese a existir en las cuatro la subtrama de un lord Voldemort a punto de regreso, son episodios autoconclusivos en los que la trama principal está conformada por la aventura pura y dura, ya sea encontrar la piedra filosofal, sobrevivir a la cámara secreta, escapar de un prisionero fugado de Azkabán, o participar en el Torneo de los Tres Magos. Pero en los tres siguientes en cambio (luego hablaremos del último y definitivo), ya con David Yates como director, habiendo regresado lord Voldemort, la aventura queda relegada a un segundo plano centrándose en las tramas en la guerra contra la facción tenebrosa y en el continuamente anunciado, aunque siempre inexistente, enfrentamiento entre Harry Potter y el Señor Tenebroso.

 

HARRY_POTTER_artículo_3.jpg

El verdadero señor tenebroso de Harry Potter no es lord Voldemort sino David Yates

 

   Y en lugar de episodios autoconclusivos ligeros y divertidos, nos encontramos con tostones inacabables de no menos de 135 minutos cada uno en forma de películas extremadamente largas, que narran historias carentes totalmente de interés por basarse en tramas de naturaleza totalmente secundaria. En La Orden del Fénix asistimos a cómo el Ministerio de Magia se apodera del control de Hogwarts por medio de Dolores Umbridge, y en El misterio del príncipe contemplamos durante más de dos horas cómo Harry se camela al profesor Horace Slughorn para sacarle la información de los horrocruxes. ¿Les parece interesante? Y aún voy a ir más lejos: ¿les parece necesario gastar dos películas para contarlo? Oh sí, también se enfrentan los protagonistas a los mortífagos y mueren Sirius Black y el profesor Albus Dumbledore, pero sólo en los últimos quince minutos, durante las dos primeras horas estamos soportando estoicamente el suplicio de contemplar cómo crece la hierba. Lo que les decía: tramas que en cualquier otra película con cara y ojos serían claramente secundarias, aquí conforman la línea principal de los largometrajes.

   Y lo mismo sucede con Las reliquias de la muerte: Parte 1. Si los protagonistas han de buscar los horrocruxes que los busquen ya de una vez, pero que no nos hagan perder el tiempo durante más de dos horas obligándonos a ver cómo Harry y Hermione se van de acampada lejos del mundanal ruido. Si de lo que se trataba era de marear la perdiz para retrasar en un título más el final definitivo de la saga, volvieron a conseguirlo. Igual que los contertulianos del “Sálvame” son capaces de llenar cinco horas de programa diario sin decir nada, la franquicia Harry Potter ha estado tres películas haciendo lo mismo.

 

  "Los tres episodios anteriores son totalmente gratuitos, más lentos que una película de Ingmar Bergman, y más estirados que el cuello de un pavo por Navidad"  

 

   Y si al ritmo lento le sumamos el tono desangelado que imprime Yates a los episodios, entonces el delito ya es para ingresar en la prisión de Azkabán de por vida. Vean cómo hablan entre ellos Harry, Hermione y Ron en las cuatro primeras películas. Comprueben cómo lo hacen en las tres siguientes. De la naturalidad, la frescura y la jovialidad propia de niños y jóvenes, pasamos a unos silencios, unas frases lapidarias y unos haykus más propios de adultos discutiendo la crisis económica mundial. Harry Potter pone constantemente cara de acojonado como si tuviera la responsabilidad de arrojar el Anillo Único en el Monte del Destino y se jugara la supervivencia de la humanidad con cada meada que echa a primera hora de la mañana. Y en cuanto a Ron, cada vez que abre la boca, parece simplemente que le falte un cojón.

   Un quinto, sexto y séptimo episodios pues, que a diferencia de los cuatro primeros, han sido como los de un culebrón venezolano de 300 capítulos que marean la perdiz uno detrás de otro sin llegar a ninguna parte para hacernos pasar por taquilla como bobos. Tres episodios totalmente gratuitos, más lentos que una película de Ingmar Bergman, y más estirados que el cuello de un pavo por Navidad.

 

 

Con ocho basta

   Hasta que ha llegado el octavo y último, el conclusivo, el definitivo… el final. Y con él la sorpresa. En vez de seguir la lenta y cansina línea marcada por los tres episodios anteriores del más agónico aburrimiento, David Yates se saca la escoba del culo y consigue sorprendentemente con Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte 2 un episodio que está a la altura de los cuatro primeros tanto en interés como en ritmo y en diversión. Por primera vez en la aportación potteriana de David Yates, la saga avanza con buen paso, nos cuenta acontecimientos cruciales para la historia, las motivaciones de los personajes están justificadas, y la acción es tan ágil como variada. Y deja además cerrados y bien cerrados todos los frentes de guión abiertos en las partes anteriores (y de forma perfectamente ordenada, además), mientras aprovecha toda una serie de datos y personajes reconocibles por los fans de la saga por haber salido en entregas anteriores que harán las delicias de todos ellos:

   Como el utilizar un diente de basilisco para destruir los horrocruxes tal como se utiliza en La cámara secreta para destruir el diario de Tom Riddle; la visita a las cámaras secretas de Gringotts; el pasadizo que va del pueblo de Hogsmeade a Hogwarts; nueva y crucial información sobre el profesor Severus Snape; nuevos datos acerca de la noche del ataque que sufrió Harry de lord Voldemort siendo un bebé; y la inclusión de viejos objetos conocidos por el fan de la saga como la capa invisible, el Mapa del Merodeador o el Sombrero Seleccionador, así como la presencia de históricos personajes poco habituales como Ollivander, el duende Griphook, los profesores Sybil Trelawney, Horace Slughorn y Filius Flitwick, o los gigantes del Bosque Prohibido. Detalles todos ellos que harán que el seguidor potteriano saque pecho y presuma con orgullo de sus conocimientos en el personaje ante espectadores menos familiarizados.

 

  "David Yates se ha sacado de la manga no sólo una buena película de Harry Potter, sino una de las mejores películas de Harry Potter"  

 

   Y también nos deja un legado de imágenes para el recuerdo que nos obligan a los fans incondicionales de la saga a perdonar a sus responsables por el suplicio que nos obligaron a resistir con las tres entregas anteriores: una batalla entre los mortífagos y el ejército de Dumbledore con Hogwarts como escenario que nada tiene que envidiar a las de El señor de los anillos (que deja además bajas de importancia); la profesora McGonagall varita en mano ejerciendo sus dotes de líder (¿acaso no era la sucesora natural de Albus Dumbledore para ocupar el cargo de directora a la muerte de éste?); el otrora bobalicón Neville Longbottom erigiéndose en protector de Hogwarts como Valiant lo era de Jerusalén en El reino de los cielos; y, cómo no, el esperado, el ansiado, el anhelado, y excesivamente publicitado, cara a cara entre Harry Potter y lord Voldemort. Un duelo que pese a estar a la altura de las expectativas creadas (y miren que han llegado a crear), artística y cinematográficamente, por razones comerciales no tiene el desenlace coherente según la lógica interna explicada en la mitología potteriana (y como decía Mayra Gómez Kemp en el Un, dos, tres, hasta aquí puedo leer).

   Así que ya lo ven, cuando menos nos lo esperábamos, David Yates se ha sacado de la manga no sólo una buena película de Harry Potter, sino una de las mejores películas de Harry Potter, que nos deja, tal como nos dejaron sus primeros cuatro episodios, con ganas de más. Solo que ya no hay más. Han pasado diez años y ocho películas, y ésta es la última. La saga de Harry Potter ha tocado al fin a su fin. Asco de vida, tres películas (las tres anteriores) deseando que llegue el final, y ahora que por fin ha llegado no quisiéramos que lo hubiera hecho y no hay manera de dar vuelta atrás. Bueno, quizás sí la hay, con el giratiempo utilizado en El prisionero de Azkabán./>

 

HARRY_POTTER_artículo_4.jpg

"En realidad lo que tenía metido no era una escoba sino una varita de sauce"

 

 

¿Desea saber más?


   

> HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE... PARTE 2 ficha + sinopsis

> HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE: PARTE 2 carteles

> HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE: PARTE 2 fotos

> HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE: PARTE 2 tráiler


   

> HARRY POTTER Y LAS... PARTE 2 crítica: Habemus finale

Desde el Venusville Square Garden, el Mortal Kombat más
esperado de la década: ¡Harry Potter VS. Lord Voldemort!

Por Anna Bou


   

> HARRY... PARTE 2 premiere: Harry Potter y la última premiere

Hasta el año 2.036 en que vuelvan a reunirse para
celebrar el "Harry Potter especial 25 aniversario"

07.07.11


   

> HARRY POTTER: 10 años de Expelliarmus y Patronums

10 años, 4 directores, 8 películas y 20 horas de metraje,
ha sido el irregular balance de la saga harrypotteriana

Por Ray Zeta


 

> HARRY POTTER galería prohibida

> HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE: PARTE 1 materiales

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario