HÉRCULES: EL ORIGEN DE LA LEYENDA crítica: Herculator: puños y arena

Herculator: puños y arena Descubrimos que el héroe hijo de Zeus es fan tanto de Gladiator como de la serie Spartacus Por Robert Thornhill

<Ese extraño ritual que se ha puesto de moda en Hollywood de estrenar dos pelis de temática similar en un breve lapso de tiempo va camino de convertirse en un Mortal Kombat de carácter anual, y si en el 2012 las contendientes fueron Blancanieves (Mirror, Mirror) y Blancanieves y la leyenda del cazador, y el año pasado Objetivo: La Casa Blanca y Asalto al poder, este año toca comparar versiones del gran Hércules, héroe mitológico conocido como el fuerte entre los fuertes, que ya tardaba en ser reversionado tras la invasión de superhombres y mutantes que han copado las carteleras estos últimos tiempos. La batalla este año se librará entre Hercules: The Thracian Wars con Brett Ratner de director y La Roca Johnson como musculoso semidiós, y la que se ha estrenado ahora: Hércules: El origen de la leyenda, que como les hemos ido informando en Venusville, partía con cierta desventaja por la irregularidad de un Renny Harlin, capaz de lo mejor, como Máximo riesgo o La Jungla 2, pero también de lo peor, como Driven o El exorcista: El comienzo; y también porque el crepusculito Kellan Lutz era un melón casi por abrir del que la única referencia válida era su breve aparición en Immortals haciendo de Poseidón.

"Ni Gladiator, ni Spartacus, mi ídolo peplumero es Kevin Sorbo"

   Dejando de lado los posibles prejuicios que pueda provocar que le den una patada a los libros de Historia, y que por ello cualquier parecido con la realidad del Hércules mitológico que sale en la película sea pura coincidencia, y si no nos estresamos buscando gazapos anacrónicos porque los hay a patadas, este Hércules es simplemente (y no es poco) una entretenida película de acción donde seguimos el nacimiento y devenir del bello Kellan Lutz como semidiós, quien se pasa la peli mamporreo va, mamporreo viene, luciendo ese cuerpo apolíneo que Zeus le ha dado. Los personajes son planos como los de una película de Disney, y el guion lo podría haber escrito Justin Bieber mano a mano con el guionista de Crepúsculo, pero poco le importa a un especialista de la acción como Renny Harlin, que convierte el personaje de Hércules en un gladiador aventurero que va dando leña allá por donde pasa.

   En un alarde de imaginación y de menosprecio al background mitológico de la tradición griega, en Hércules: El origen de la leyenda se nos convierte en un supercachas gladiador, a caballo entre el Maximus de Gladiator y el Espartaco de la serie Spartacus, y al final incluso podemos equipararlo al mismísimo Robin Hood, pues defiende a los pobres vasallos de la tiranía del rey. Harlin ha ido cogiendo ideas de aquí y de allá, modernizando un personaje legendario olvidado en nuestro subconsciente (subconsciente en el que ahora solo caben superhéroes de comic), y del que sólo nuestra memoria televisiva nos dejaba ver a un Hércules en la piel de Kevin Sorbo junto a la curvilínea princesa Xena, símbolo lésbico de toda una época. La influencia de Spartacus también se deja ver en las escenas de acción, con ese uso efectista del slow motion para dar más espectacularidad a los combates que caracteriza a la serie y  del que también hace buen uso Michael Bay en sus Transformers.

"Mucha dinamita en los músculos, pero una mechita muy corta para tanta dinamita"

   El peso de la peli, como no puede ser de otra manera, cae en el fortachón de Kellan Lutz, quien ha dado carpetazo a su época de Sensación de vivir y de Crepúsculo, se ha metido esteroides por un tubo para moldearse un cuerpo redondo y con músculos Michelin, y junto a su condición de ex modelo, su carrera parece que ha enfilado la cuesta de resultón héroe de cine de acción, con el sueño de convertirse en un nuevo Dwayne Johnson o incluso en un Dolph Lundgren. Recordemos que el zorro Stallone ya lo ha incluido en su selecta lista de leñeros y tendrá un papelito en Los mercenarios 3, lo cual no deja de ser un honor y una carta de presentación para un actor que aún no ha llegado a los 30 (algo habrá visto en él). Por su papel en Hércules: El origen de la leyenda no le darán un Oscar pero cumple perfectamente lo que se le pide: pasarse la peli alardeando con chulería de su fuerza divina, luciendo su reluciente sonrisa blanca con voz de portero de discoteca.

   Del resto, hay que destacar a un Scott Adkins como padre putativo de Hércules, que bien podría pasar como el mismísimo rey espartano Leónidas de 300 con sus rugidos enfurecidos, y a Liam McIntyre, que ha hecho de Espartaco en dos temporadas de la serie Spartacus, y que aquí es el compañero de batallas del prota. Otro personaje que ejemplifica la semajanza con Gladiator es el siniestro hermanastro de Hércules, interpretado por Liam Garrigan como si fuera el bellaco Cómodo del péplum de Ridley Scott. Una peli sin pretensiones bien resuelta, pues, que la disfrutarán aquellos que no vayan con muchas expectativas ni sean escrupulosos con la fidelidad histórica. Tendremos que esperar a septiembre para resolver el Mortal Kombat de Hércules, pero bueno, de momento el guapito y musculado Kellan Lutz le ha dejado el listón bien alto a La Roca Johnson./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: los que disfrutaron como niños con Mirror, Mirror o Furia de titanes .
		No recomendada por Kuato a: los fans de Spartacus o Juego de tronos en que no hay tía que se despelote y que les guste ver cómo la sangre sale con alegría cuando se rajan.
		Ego-Tour de luxe por: esa  escena en que un Hércules crucificado recibe la fuerza divina de Zeus para arrancar dos trozos de piedra con la mano y usarlos como mazas contra sus enemigos.
		Atmósfera turbínea por: puestos a imitar, podrían haber seguido el ejemplo de Spartacus y enseñarnos algo más de chicha… femenina.

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