KICK-ASS 2. CON UN PAR crítica: Una patada en el culo

Una patada en el culo Vuelven Kick-Ass y Hit-Girl, pero no para darles una patada en el culo a los malos sino a nosotros Por Chema Pamundi

<¿En serio había un clamor generalizado por ver una secuela de Kick-Ass? ¿Dónde estaban las hordas de fans reclamándola en las convenciones de cómics, y las ventas millonarias del merchandising dedicado al superhéroe verde de los dos bastones? Lo digo porque ni siquiera yo veía la necesidad de ir más allá, y eso que soy fiel seguidor del tebeo homónimo de Mark Millar y John Romita Jr. (Millar me parece en general un guionista demasiado amigo del efectismo y que tiende a ser mejor planteando historias que resolviéndolas, pero en esta ocasión lo clavó), y que disfruté lo mío con la película original de Matthew Vaughn. Pero vamos, que el mundo necesitaba un Kick-Ass 2 tanto como los humanos necesitamos un tercer pezón.

   Sí, Kick-Ass fue un éxito inesperado en el 2010, que renovó hasta cierto punto el cine de superhéroes inventando un nuevo subgénero (al que podríamos bautizar como “comedia negra superheróica” y que desde entonces nos ha dado sinsustancias más o menos divertidas como Super o Defendor), y puso en el escaparate a Chloe Grace Moretz, posiblemente la mejor actriz infantil desde Dakota Fanning. Pero no es menos cierto que la película lo dejaba todo cerrado de forma bastante redondita, y que ya en su tramo final se entreveía que la cosa no daba para mucho más (toda aquella fantasmada del jetpack volador, que no estaba en el tebeo de Millar y que suponía el principal cambio a peor de la adaptación). Además, Kick-Ass planteaba un problema de base que lastraba su posible desarrollo como franquicia: el personaje molón de la historia, el que el público se llevaba para casa grabado en la memoria, no era el propio Kick-Ass sino su compinche la niña asesina Hit-Girl (la ya mencionada Chloe Moretz). Mira, ¿ves? Una secuela centrada en Hit-Girl sí que nos hubiera hecho gracia a todos...

"Veo que como de todo se aprende, en esta peli le has añadido bragueta al traje"

   Pero claro, todo lo anterior no son argumentos válidos para los productores de blockbusters hollywoodienses, así que en cuanto supimos que Millar y Romita Jr. iban a publicar una segunda serie limitada del tebeo, estuvo claro que su adaptación al cine era solo cuestión de tiempo. El cómic de “Kick-Ass 2” resultó ser una continuación de la historia entretenida pero algo plana, fofa y prescindible, que suplía la falta de originalidad subiendo un par de escalones el shock-value, la violencia cafre y el discurso amoral; y bueno, ahora podemos decir que Kick-Ass 2, la película, es una adaptación bastante fidedigna de dicho tebeo (espolvoreada en su primera media hora con cositas del cómic spin-off dedicado a Hit-Girl). O sea que sí, es igual de entretenida, pero también igual de plana, fofa y prescindible.

   La cosa empieza a torcerse ya desde las primeras imágenes: un arranque tosco y atropellado, que busca desmadejar en diez minutos todo el desenlace de la película anterior, a fin de colocar  cuanto antes tanto a los dos héroes (Kick-Ass y Hit-Girl) como al villano (esta vez con un traje negro estilo sado y con el nuevo nombre de El Hijoputa, más contundente que el de Bruma Roja que utilizaba en la primera parte), en situación de volver a enfrentarse. A partir de ahí, algunas subtramas bastante tenues (Kick-Ass se apunta a un supergrupo, El Hijoputa prepara su venganza y Hit-Girl intenta adaptarse a la vida de instituto), aderezadas con diversas escenas de acción hasta desembocar en la obligatoria y supuestamente climática batalla campal contra el malo y su ejército de esbirros. Ganan los buenos, corren los títulos de crédito y a otra cosa.

   La gracia de Kick-Ass residía en la ajustada mezcla de comedia indie, drama sobre la búsqueda de identidad adolescente, y relectura de los iconos superheróicos de toda la vida en clave irónica y postmoderna, pero casi nada de eso ha sobrevivido en Kick-Ass 2. El humor mordaz ha sido sustituido por sal gruesa y el drama teenager punzante por clichés de teleserie estilo Glee, y la reformulación del género de superhéroes se ha convertido en una exhibición apenas disimulada de sus tópicos más escleróticos y fachas. Kick-Ass era un filme punk, gamberro y políticamente incorrecto, mientras que Kick-Ass 2 es simple cine de tortazos banal y con algunos toques de mal gusto al estilo de Chicas malas o American Pie.

   El cambio de director, del Matthew Vaughn de la primera película al mucho más rutinario e impersonal Jeff Wadlow de esta segunda parte, podría citarse como uno de los motivos del desinfle de la saga, pero no basta para explicar del todo lo que ha ocurrido. Tampoco es un problema de casting, pues los protagonistas siguen siendo básicamente los mismos salvo por Nicolas Cage, que palmaba en la primera parte y cuyo papel de "mentor del héroe" es aquí asumido por otra mega estrella en horas bajas: Jim Carrey como el superhéroe Coronel Barras y Estrellas (y hay que reconocer que su aportación se cuenta entre lo más destacable de la cinta). No, las pifias de Kick-Ass 2 son principalmente de guión.

"Ya te decía yo que o te mantenías sin crecer como Michael J. Fox o esto se iba al garete"

   Aparte de su ausencia de carga satírica y sus excesos ultraviolentos (que encajaban bien en el cómic original porque su tono era más serio, pero que chirrían un tanto en una película que a fin de cuentas intenta sobre todo hacer reír), Kick-Ass 2 tiene defectos bastante más prosaicos: el principal de ellos es que el personaje protagonista es el menos interesante de la historia. Dave Lizewski/Kick-Ass sirve como narrador y como hilo conductor, pero ni llena la pantalla (a Aaron Johnson, el actor que lo interpreta, se le ha ido esta vez la mano con la cara de acelga), ni sus angustias nos preocupan demasiado. Todos queremos ver al auténtico personaje cool y molón de la saga: Hit-Girl/Mindy MacReady. Pero, ¡ay!, aquí es donde entra en juego el segundo marrón, que es el realmente grave: han pasado casi cuatro años entre Kick-Ass y Kick-Ass 2, y en ese lapso de tiempo a Chloe Grace Moretz le han crecido los pechos. Ver a una Hit-Girl de 11 años repartir katanazos mientras soltaba todo tipo de tacos era original, chachi y provocativo, pero ver a una Hit-Girl de 15 con sus problemas de hormonas y sus líos de instituto con las pijas de la clase se parece demasiado a ver a una versión femenina de Peter Parker, y no tiene particular gracia. Chloe Moretz sigue siendo de largo la mejor actriz del reparto, pero por mucho que se esfuerce su personaje ha perdido ese brillo que lo hacía especial.

   Kick-Ass 2 cuenta con buenas escenas de lucha y algunos gags resultones. Pero por cada uno de esos momentos que funcionan hay como mínimo otro que genera indiferencia, rechazo o vergüenza ajena (¿realmente aporta algo ver al villano hacerse una paja porque no se le pone lo bastante dura a la hora de ir a cometer una violación?). Al final uno sale del cine con una incómoda sensación de tabula rasa, de que el equilibrio entre lo bueno y lo malo ha dado como resultado una obra mediocre e innecesaria (porque además, la situación queda prácticamente igual que estaba al final de la primera parte). En efecto, una patada en el culo./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: quien quiera sacar ideas para hacerse un disfraz de superhéroe casero.
		No recomendada por Kuato a: fans de Christopher Mintz-Plasse. Nos enamoró a todos como McLovin en Supersalidos, pero se ha convertido en otro miembro más del club “Ya no soy gracioso”.
		Ego-Tour de luxe por: nunca creí que un día diría esto, pero lo mejor de la película es Jim Carrey.
		Atmósfera turbínea por: tampoco creí jamás que un día diría esto, pero se echa en falta a Nicolas Cage (y esto sí que es gordo, ya lo sé).