KICK-ASS. LISTO PARA MACHACAR artículo: El pequeño Quijote de neopreno

El pequeño Quijote de neopreno

Análisis de las verosimilitudes millarianas para que los frikis puedan ligar en las tiendas de cómics

Por Cornelius

<Vivimos en un mundo donde filman superproducciones con las historias que me releía en el recreo de primaria, donde venden camisetas de la Patrulla-X en las tiendas de ropa (Pull& Bear), donde hay series protagonizadas por frikis (Big Bang Theory), donde venden alta tecnología preparada para leerte un Capitán América (iPad)... Y, después de que el Tío Gilito comprara Marvel, ya no me queda ninguna duda de que será posible ligarse una churri en una tienda de cómics. Y claro, llega Kick-Ass y el prota friki liga en el bar de la tienda de cómics convirtiéndose en la escena más erótica que jamás haya visto.

"¿Y por qué creíais que nos pasamos el día aquí? ¿Para comprar tebeos?"

¿Por qué nadie se convierte en superhéroe en el mundo real? Esa pregunta sólo la podía contestar un Mark Millar con una historia que intenta ser ultraverosímil (el estilo de Mark Millar siempre reside en coger una historia y extender su verosimilitud por todo el lienzo). Y digo intenta porque aunque el planteamiento surge de un adolescente que se calza un traje de buzo y sale a la calle a ejercer de superhéroe, y acaba, de forma muy verosímil, estampándose contra la cruda realidad, se necesita una buena dosis de credulidad cuando aparece la pareja Big Daddy & Hit-Girl, con los que debemos acordar un tratado de no agresión para no desmoronar el precepto de que sí es posible que haya superhéroes en un mundo real.

Y es aquí muy hábil, Millar, al introducir lo fabuloso de la historia con los personajes secundarios y permitir así que el prota, Kick-Ass, se aguante en su verosimilitud “millariana” y de paso nos permita una identificación con el personaje por directa vía vaginal, que no anal. Y ello, la asequibilidad del personaje, también se refleja en el guión de la película, que se trabajó paralelo al cómic, y nos recuerda lo bien que lo hizo el mismo equipo creativo (Matthew Vaughn y Jane Goldman) con el guión de Stardust buscando recursos de identificación.

"La principal diferencia entre la película y el cómic radica en que en la peli la tía buena de la clase acaba haciendo el teto con el Lizewski (y de paso con el criajo que todos llevamos dentro)"

Todo ello nos lleva a congregar con el joven Lizewski (el prota) encerrado en su habitación y a entender sus miserias de superhéroe mundano ya integradas en un imaginario colectivo con las del juvenil Peter Parker, con las del propio Star Brand, también de Romita Jr., y, claro está, con las nuestras.

La principal diferencia entre la película y el cómic radica en que en la peli la tía buena de la clase acaba haciendo el teto con el Lizewski (y de paso con el criajo que todos llevamos dentro), convirtiendo a la peli en un producto más comprensible y redondo. Redondo porque el personaje evoluciona y porque casa con la notoria socialización virtual y heroicidad mass media con la que Lizewski avanza en la trama. Él cómic es más caprichoso con la trama amorosa y en ese sentido sólo intenta ser ocurrente y prosaico, y acaba quedándose con el perfil del joven alienado y quijotesco.

"El único número 1 de superhéroes que me falta es el de Superlópez"

Otra gran diferencia se refiere a los orígenes de Big Daddy (Nicolas Cage); tanto en la peli como, presumiblemente, en el cómic, Big Daddy tiene detrás un dramón. Con palabras de Kick-Ass: "La mafia mata a su mujer y ellos se cargan a la mafia. ¡Es un puto clásico!" Pero en el cómic, Millar apuesta con una vuelta de tuerca que se retroalimenta del acervo “millariano” al descubrir que las motivaciones de Big Daddy no son la venganza “punisheriana”, sinoel axioma psicológico que reside en todos los personajes de Kick-Ass, que es el aburrimiento, convirtiendo de nuevo al cómic en una versión más friki que la peli, y más aún cuando descubrimos que la financiación de Big Daddy se haya dentro de una Samsonite repleta de valiosísimos números 1 de todas las colecciones de Marvel cerrando magistralmente, casi con una concepción "jungiana", que todas las motivaciones y recursos, tanto físicos como del imaginario de la obra, están dentro de una caja cerrada y no son otros que los arquetipos de Marvel: La Masa, Patrulla-X, Spiderman, el Capi y tantos otros patrimonios de la humanidad que cambiaron nuestra vida./>

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