LA ABUELA crítica: Abuela made in Spain

Nuevo terror de Paco Plaza con una abuela que nada tiene que ver con Las chicas de oro

Así como la cabra al monte tira, el director de cine de terror tira, pues a eso, a dirigir cine de terror. Y si no que se lo pregunten a Paco Plaza, que tras tomarse un respiro terrorífico con el thriller dramático A quien a hierro mata, ha vuelto a su barrio de toda la vida y se ha reencontrado con amigos y familiares, con la panadería donde compra el pan cada día, con el kiosco donde le guardan el periódico, y con el bar donde toma el cortado, hace las birras y ve el fútbol. Con La abuela ha regresado, en definitiva, a su casa: al terror. No podía ser de otra manera, tratándose del director de El segundo nombre, Romasanta, los Rec y Verónica… Di que sí, Paco, que los thrillers dramáticos están muy bien para echar una canita al aire, pero luego hay que regresar a casa con la parienta.

Y más aún en el caso de Plaza, que demuestra con cada película una madurez que ni John Connor tomando conciencia de ser el futuro salvador de la Humanidad. Película a película, tacita a cita, que decía Carmen Maura, Paco Plaza ha afianzado un estilo serio, sobrio y austero, que alejándose del artificio y la casquería gratuita tan presentes en el género, dota a sus obras de un realismo que ya lo quisiera el Neorealismo italiano, practicando lo que podríamos llamar Terror social o Terror costumbrista. Terror que nace de personajes reales de carne y hueso reconocibles y situaciones cotidianas aún más reconocibles, que nada tienen que ver con el cine de terror efectista y facilón, cargado de elementos superexagerados de cara a la galería, tan imperante en la actualidad.

"Tu me preparas una taza de Cola-Cao y yo a ti una copa de chinchón"

Como buen autor, Paco Plaza aprovecha además el género para hablar de temas universales y de sus propios miedos. En Verónica era la pubertad y el difícil papel en la sociedad como adulto del adolescente, y en La abuela es el miedo al paso del tiempo, a envejecer y a la exclusión social que provoca el hacerse mayor, ejemplificado en una abuela noventera dependiente tras sufrir una embolia, y una nieta que pese a ser aún veinteañera ya es considerada mayor para ejercer de modelo, en una sociedad que sólo tiene ojos para lo joven y bello, y que por ello margina especialmente a la mujer que suma años (que les pregunten a Nicole Kidman, Julia Roberts y Uma Thurman, ahora cincuentonas, cómo se sintieron al cumplir los 40).

“La abuela es una película de terror de principio a fin, y Paco Plaza sabe cómo provocar miedo con una economía de recursos acojonante”

Pero no se equivoquen, La abuela es una película de terror de principio a fin, y Paco Plaza sabe cómo provocar miedo con una economía de recursos acojonante. Tan solo un espacio limitado como es un piso de ciudad, y los dos personajes que viven en él a modo de particular extraña pareja, la abuela y la nieta, magistralmente interpretadas por la veterana modelo Vera Valdez y la actriz debutante Almudena Amor. Una abuela que no necesita guantes de cuchillas como Freddy Krueger, cuchillos jamoneros como Michael Myers o sierras mecánicas como Leatherface, porque con su inquietante jeto y su expresión de abuela cabronceta se basta. Y encima sin hablar, ojo, lo que tiene más mérito. A su lado, los abuelos de La visita de Shyamalan son tan inofensivos como las gemelas Pili y Mili.

"Si lo sé no te digo que Lina Morgan murió hace años"

Y no sólo eso, además de terror psicológico, tenemos también terror sobrenatural porque el guión de Carlos Vermut introduce un elemento fantástico, lo que acaba de redondear el filme y hacer de él una película de terror fantástico sobrenatural, si no se hubiera quedado en terror social a secas. Los amantes del cine más realista podrán decir que era innecesario, pues la senilidad y la dependencia que sufre un individuo a consecuencia de la vejez, así como ver senil y dependiente a un ser querido, ya es suficiente terror y de los más gordos, pero los fans del cine fantástico lo agradecemos porque constatamos una vez más que Paco Plaza es uno de los nuestros.

O sea, que envejecer es una putada, como ya nos contaba el gran Paco Martínez Soria en Estoy hecho un chaval, por mucho que títulos como Un golpe con estilo, Last Vegas, Space Cowboys o Tipos legales, den una visión amable de la tercera edad y traten de convencernos de que pese a ir en taca-taca, se puede ir de putas, robar a gran escala, astronautear y gangstear como cuando íbamos a la universidad. Paco Plaza nos da con La abuela un baño de realidad y nos recuerda que la vejez es para hacerse caquita, y no sólo metafóricamente, así que más vale que vayamos encargando un buen cargamento de pañales.

INFORME VENUSVILLE

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