LA ESPERA crítica: Guarreando espero

**F. Javier Gutiérrez regresa con La espera a sus orígenes y vuelve a guarrear a Víctor Clavijo**

F. Javier Gutiérrez ha vuelto a casa. Y lo ha hecho después de que hace quince años fuera a Hollywood a por tabaco y se quedara allí hasta ahora. Con 3 días llamó la atención en 2008 como guionista y director, al contar cómo se vivía el inminente fin del mundo a lo Armageddon en un pueblo de Andalucía, combinado con una historia de venganza que nada tenía que envidiar a La noche del cazador. Tras nueve años visitando los parques temáticos y haciéndose selfies en el paseo de la fama y delante del Teatro Chino y del Kodak Dolby Theatre, presentó Rings, secuela de The Ring 2, pero acaso porque la experiencia no fue lo que se esperaba, o porque echaba demasiado de menos las migas y la manzanilla (el vino, no la infusión), ha vuelto a casa.

Y ha vuelto para hacer lo que mejor sabe: un drama rural andaluz con toques fantásticos, en esta ocasión de folk horror, pero un drama rural al fin y al cabo (dramón sería la palabra más justa), en el que los habitantes de un pueblecito de la sierra de Cádiz, con sus señoritos, sus aparceros y sus cazadores, son sus protagonistas. Y lo hace de la manera que más le gusta, de la forma más extrema, situando la historia en los años 70, mostrando las duras condiciones de la vida en el campo, destilando un sofocante calor (y un insoportable hedor, que a la mayoría de los personajes les convendría un buen baño), y homenajeando títulos patrios como Los santos inocentes, La caza y similares.

"Empiezo más limpito que Pedro Bello..."

Y lo hace tomándose su tiempo, cociendo el potaje a fuego lento, recreándose en la inmensidad del paisaje gaditano a modo de western, a la vez que en pequeños detalles y en primeros planos, mientras va impregnando al conjunto de una atmósfera fantasmagórica en la que realidad e irrealidad acaban por confundirse en un personaje protagonista carcomido por el dolor y por la culpa. Mención especial para la interpretación de Víctor Clavijo, que compone un personaje atormentado jodidísimo en todo un tour de force, y tiene la difícil labor de contarnos la historia a través de su mirada, estando prácticamente solo en pantalla la mayor parte del metraje (como Tom Hanks en Náufrago o Matt Damon en Marte, pero en la sierra de Cádiz).

“La espera es un drama rural con toques fantásticos, y no una obra fantástica con toques de drama rural”

Eso, e ir más guarro que el sobaco de la mona Chita. Si en 3 días F. Javier Gutiérrez ya dio apuntes de que la higiene no es lo que más se lleva en los pueblos de secano andaluces que en verano están a cuarenta grados a la sombra (esas siestas a lo pecho lobo sudado con los vaqueros puestos…), en La espera va más allá y somete a Víctor Clavijo a todo un tormento de la guarrería más extrema, a base de barba grasienta, uñas con roña, camiseta mugrienta, y olorcillo de queso rondeño rondando todo su cuerpo. Si creían tras ver La sociedad de la nieve que los supervivientes de la tragedia de Los Andes salen guarros al final de la peli, eso es que no han visto a Víctor Clavijo en La espera. A su lado, los personajes de La sociedad de la nieve están para hacer la Primera Comunión.

"...y acabo más guarro que Pig-pen de Carlitos y Snoopy"

Llegamos así a la aparición de los elementos fantásticos hasta adentrarnos de lleno en el campo del folk horror. F. Javier Gutiérrez los muestra sutilmente sin caer en el artificio del efectismo, integrándolos en la historia para que la enriquezcan en vez de que la entorpezcan. Películas como El hombre de mimbre, The Witch o Midsommar, son folk horror movies ya desde su inicio, pero La espera es un drama rural con toques fantásticos, y no una obra fantástica con toques de drama rural, en una línea más similar a la de Lamb. Consciente de eso, Gutiérrez apunta los elementos de folk horror más que los explica, hasta llegar a un clímax en el que también omite la información que considera necesaria para sorprender al espectador.

Más de un espectador no comprará el final por sentirse estafado igual que si firmara un contrato en el que no le leen la letra pequeña, pero eso no quita que F. Javier Gutiérrez ha conseguido con La espera una obra redonda. Conclusión, déjate querido Javi de hacer las Américas y quédate en casa, que aquí se te quiere y en ningún otro lugar te saldrán películas mejores. ¿Acaso en Hollywood tienen el pescadito frito y el vino fino de Jerez que tanto te gusta? Pues venga, olvídate de hamburguesas, hot dogs y pizzas de masa gruesa, y empieza a escribir lo que será tu próxima película. Y cuando lo hagas, no te olvides de escribir el personaje principal para Víctor, pues no concebiríamos una película española de F. Javier Gutiérrez sin Víctor Clavijo de protagonista, aunque no puedas sacarlo más guarro de lo que ya lo has hecho aquí. ¿O sí?

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