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LA INVENCIÓN DE HUGO artículo: Scorsese loves Méliès

   

Scorsese loves Méliès

Confirmado: la foto retrato que lleva Scorsese en la
cartera no es de su esposa sino de Georges Méliès

Extracto del pressbook facilitado por Paramount

 

<“Por supuesto, tengo unos DVDs de las películas de Méliès, y hay una imagen de Méliès en la portada”, dice Scorsese. “Un día en el plató, pasaron por allí dos chicos de la película, de unos 12 años de edad. Uno vio la portada del DVD y dijo: `¡Oh, ése es Ben (Kingsley)`, y le contesté: `No, en realidad es Méliès`. `¿Quieres decir que existió, que es real?` Y yo dije: `Pues claro`”.

   Georges Méliès no fue el primero en hacer películas, ese honor pertenece a dos hermanos, Louis y Auguste Lumière, quienes inventaron las `imágenes en movimiento` en 1895 y llegaron a hacer cientos de películas, la mayor parte documentando sucesos de la `vida real` (por ejemplo, una de las primeras suyas, La llegada del tren a La Ciotat, hizo saltar literalmente a los espectadores de sus asientos al ver a una enorme locomotora acercándose a toda velocidad a lo largo del plano). Cuenta la historia que los hermanos, sin embargo, pensaban que este nuevo pasatiempo sería literalmente una moda pasajera.

 

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Georges Méliès (el de verdad)

 

   Pero Georges Méliès pensaba de otra manera. Desmarcándose del negocio familiar de la fabricación de zapatos, Méliès vendió la fábrica e invirtió el dinero en financiar los comienzos de su nueva profesión: mago. Adquirió un teatro (cuyo propietario anterior era su mentor, Jean-Eugène Robert-Houdin, el mago que inspiró al joven Ehrich Weiss a cambiar su nombre por el de Harry Houdini) y comenzó a actuar.

   Vio su primera película cuando tenía 34 años, y para él esta nueva manifestación artística prometía grandes cosas... para la magia. Construyó sus propias cámaras y proyectores, con la ayuda de R.W. Paul, a menudo volviendo a montar las piezas de una colección de autómatas que le había dejado Robert-Houdin. Sus primeras películas recreaban sus actuaciones sobre el escenario. Sin embargo, pronto empezó a experimentar con técnicas de narración y montaje, dando origen a algunos de los primeros efectos especiales del cine, entre ellos la técnica del stop-motion, la fotografía de larga exposición, múltiples exposiciones y disoluciones, y colores pintados a mano. Posteriormente, vendió su teatro y construyó un estudio, con un escenario enteramente de cristal (para aprovechar mejor toda la luz disponible) en su centro.

 

  "Méliès inventó todas las películas de ciencia-ficción de los años treinta, cuarenta y cincuenta, hasta llegar a los trabajos de Spielberg, Lucas y Cameron"  

 

   “Lo fantástico de Méliès”, apunta Scorsese, “es que investigó e inventó casi todo lo que estamos haciendo ahora. Tiene línea directa, y continua, pasando por todas las películas de ciencia-ficción y fantasía de los años treinta, cuarenta y cincuenta, hasta llegar a los trabajos de Harryhausen, Spielberg, Lucas, James Cameron. Todo está ahí. Méliès hizo lo que nosotros hacemos con ordenadores, pantallas verdes y efectos digitales, sólo que él lo hizo con una cámara en su estudio”.

   Su obra maestra, Le voyage dans la lune (“Viaje a la Luna”), de 14 minutos de duración, se filmó en 1902. A continuación escribió, dirigió, protagonizó, produjo y diseñó más de 500 películas hasta el año 1914, con temas que iban desde la `realidad` (recreación de hechos reales) a la ciencia-ficción y la fantasía (desde El reino de las hadas hasta El viaje imposible), con una duración que oscilaba entre uno y 40 minutos. Méliès es considerado a menudo el padre de la narrativa cinematográfica, y muchos le atribuyen el nacimiento de los géneros de fantasía, ciencia-ficción y terror.

 

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Georges Méliès (el de Scorsese)

 

   Los posteriores progresos del arte cinematográfico hicieron que Méliès se quedara atrás, y al estallar la Primera Guerra Mundial, vio como se esfumaba su atractivo. Al final abandonó su estudio, quemó sus platós y vestuarios, y vendió las copias de sus películas para que las fundieran y las usaran en productos químicos. Para ganarse la vida, Méliès trabajó siete días a la semana en una pastelería y juguetería de la Gare Montparnasse, una de las principales estaciones de París, durante los años veinte. Cayó prácticamente en el olvido hasta que los surrealistas franceses redescubrieron su obra, identificándose con sus visiones oníricas. Ese renovado interés fue la causa de que se organizara una gala en París con Méliès como protagonista, proyectándose muchas de sus obras.  Incluso estaba trabajando en una nueva película, Los fantasmas del Metro, cuando murió en 1938.

   Scorsese subraya: “Cuando leí el libro por primera vez, no me di cuenta de que el anciano de la tienda de juguetes iba a resultar ser Georges Méliès. Es una historia real. Estaba arruinado, y acabó trabajando durante 16 años en una juguetería de la Gare Montparnasse”./>

 

 

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