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MAIGRET crítica: Cayó dentro de la marmita cuando era niño

Nueva adaptación del Inspector Maigret con un Depardieu al que sólo le falta la peluca de Obélix

SAPO

Desde los inicios del cine se han realizado producciones ambientadas en tiempos anteriores. Peplums de romanos, westerns con indios y cowboys, doncellas y caballeros… Sin embargo, las miradas sobre esos tiempos anteriores siempre vinieron marcadas por los tiempos en que dichas producciones se realizaron. ¿Siempre? Pues no siempre, como lo demuestra la última producción de Patrice Leconte, Maigret, que lleva al cine la novela de 1954 “Maigret y la joven muerta” del escritor Georges Simenon. Tras verla, uno diría que se trata de un thriller con una mirada joven, y eso nos llevaría a la conclusión de que o hemos viajado en el tiempo a mediados del siglo pasado, cosa poco probable, o que es la mirada de Patrice Leconte la que ha regresado a sus orígenes. Es como si su película hubiera envejecido ya antes del estreno.

La historia que nos cuenta Maigret sigue los patrones esenciales de todas las novelas negras que escribió Georges Simenon con dicho inefable comisario al frente. Novelas en que las dificultades para esclarecer un crimen pierden peso frente a la descripción del entorno social que los motivan y a la comprensión de la sicología de los criminales. En el caso que nos ocupa, el conspicuo comisario parisino Maigret deberá descubrir las causas y los autores de la muerte de una joven sin identificar, elegantemente vestida, cosida a puñaladas y abandonada en la vía pública. Aunque se siente viejo y cansado, su experiencia y su fino instinto, todavía intacto, le permiten ir avanzando en la investigación de lo que le sucedió a la desdichada chica e ir estrechando el círculo en torno a los sospechosos.

 

"Yo no estoy gordo, si acaso soy ancho de huesos"

 

Si Patrice Leconte pone su mirada antigua en la dirección, Gérard Depardieu en el rol protagonista impone su inmensa presencia en la pantalla. Esa elección es un acierto total porque no hay que esforzarse mucho para identificar el aspecto actual del actor galo, orondo y lento como una morsa, con el de alguien que ya está de vuelta de todo. Pero, además Depardieu es capaz de darle al personaje la expresividad parca, pero destilando ternura, y contenida, aunque contundente. Es ese Maigret que resopla al subir las escaleras pero que no elude en pisar la calle en búsqueda de indicios, ese mismo al que su sufrida mujer le espera en casa pero que alarga la jornada laboral si es necesario. Es ese mismo que debiera ya estar jubilado pero que no sabría cómo vivir sin su trabajo de comisario.

“La historia que nos cuenta Maigret sigue los patrones esenciales de todas las novelas negras que escribió Georges Simenon con dicho inefable comisario al frente”

Al lado del protagonista Depardieu hay todo un elenco de secundarios muy sólidos y convincentes. Están en su justa medida para acompañar sin hacer sombra. Tampoco podrían, pues la mayoría están muy delgados como corresponde a un París, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, donde todavía no había llegado la pujanza económica de los años 60. Además, la ambientación está muy lograda. La ciudad de París es un entorno ideal para recrear esa época. Sorprende ver los rudimentarios medios de la policía de antaño, pero ya se exprimen al máximo ciertos avances técnicos como la localización de las llamadas de teléfonos de emergencia o los progresos de la medicina forense.

 

"Peso exactamente lo mismo que cuando hice Cyrano hace 30 años"

 

Precisamente, la relación del comisario Maigret con el médico forense de la policía da mucho juego. A él acude el comisario para que le haga un chequeo por su creciente fatiga. Las recomendaciones iniciales, a la espera de las pruebas radiológicas, son de manual: se acabó el tabaco y el alcohol. Y, por increíble que pudiera parecer, Maigret las sigue a rajatabla, en parte porque siente que es la manera de poder seguir al pie del cañón con el caso. Genial la manera en que lo disimula frente a sus subordinados, siempre con la pipa en ristre, aunque en esta ocasión apagada. Que al final, las pruebas médicas indiquen que Maigret no sufre ninguna enfermedad grave no cuadra con la imagen de Depardieu en su papel, y sólo se explicaría por querer dejar la puerta abierta a una secuela con el propio actor.

Y es que el personaje del Maigret literario ha sido llevado a la gran y pequeña pantallas en numerosas ocasiones. Entre ellas destacan las composiciones de Jean Gabin o de Bruno Crémer, en las que siempre aparece armado de su inconfundible pipa y degustando chupitos de Calvados. Obviamente, ninguno de los anteriores Maigret tuvo tanto peso como el de Depardieu. Sin embargo, en todas sus historias lo de menos eran los crímenes que servían como telón de fondo para describir comportamientos humanos. Este enfoque de la crónica negra es la que aleja a Maigret del público actual que necesita de chutes de morbo en vena.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: los nostálgicos del cine del siglo pasado.

No recomendada por Kuato a: los que thriller les rima con ritmo desenfrenado.

Ego-Tour de luxe por: “ceci n’est pas un pipe”.

Atmósfera turbínea por: la combinación Depardieu y ternura.

 

MAIGRET. Estreno en Venusville: 27/05/2022.

 

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