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MIDSOMMAR crítica: ¡Que vienen los suecos!

Ari Aster nos lleva a veranear en Midsommar con muchos suecos y suecas pero pocos bikinis

EL HOMBRE DE BOSTON

Así como el que no quiere la cosa, Ari Aster ha creado a la chita callando un subgénero nuevo: el dramón terrorífico. Con solo dos largometrajes, ha mostrado las cartas con las que le gusta jugar sin guardarse un solo as en la manga: ¿pelis de terror y thrillers que dan mal rollito? Sí, pero dramones como castillos también, por lo que los personajes que deambulan por su cine están más condicionados por los elementos dramáticos que azotan su vida que por los sucesos terroríficos que presencian. Y cuando hablamos de dramones, no se crean que nos referimos a no tener tomate frito cuando nos disponemos a comer espagueti, no señores, nos referimos a muertes familiares de lo más cafres que marcan para toda la vida.

Todos recordamos el inicio de Hereditary, ¿verdad? Era un inicio de esos que desencajan la mandíbula del espectador para dejarle cara de tonto hasta el final de la película… Pues en Midsommar, Ari Aster ve la apuesta y la sube para no quedarse atrás, que uno ya tiene su reputación ganada y su público fidelizado y no es cuestión de defraudarlo. Así que ya tenemos a la protagonista Florence Pugh yéndose con su novio y los amigos de éste, entre los que hay un sueco, de vacaciones a un pueblecito de Suecia con motivo de sus fiestas populares, que más que un pueblecito es una comuna aislada del resto del mundo, cargando sobre su espalda no sólo la mochila, sino también la desgracia familiar que ha vivido recientemente.

 

MIDSOMMAR

"¡Joder, lo que tiene el socorrista sueco alrededor de su cintura no es un flotador!"

 

¿Necesario a nivel de guión? Pues la verdad es que no, pues al contrario de Hereditary, la peli funcionaría exactamente igual sin este suceso dramático inicial, siendo los turistas norteamericanos que van de vacaciones a Suecia, jóvenes cuyo único objetivo en la vida es follar, drogarse y emborracharse (por este orden). Tampoco dicho suceso dramático acaba siendo tan determinante como en Hereditary, por lo que el director y guionista no hace que el personaje de Florence Pugh se relama las heridas constantemente (si así fuera, más lógico habría sido quedarse en casa pasando la depre), por lo que se revela gratuito e innecesario, pero claro, si no existiera ya no estaríamos hablando de una peli de Ari Aster…

"Ari Aster ha creado a la chita callando con Hereditary y Midsommar un subgénero nuevo: el dramón terrorífico"

Porque en Midsommar, lo interesante no son las relaciones personales post-dramón como sucedía en Hereditary, sino el rollito sectario que se lleva la comunidad sueca hippy-happy-flower, que como pueden imaginar si han visto alguna de las versiones de The Wicker Man, es de todo menos inofensivo. Ari Aster nos adentra en este particular universo gradualmente, haciendo que el suspense vaya in crescendo como el chup-chup de una marmita, y dando pistas al principio, y siendo cada vez más explícito a medida que avanza la película, crea auténtico terror a plena luz del día, en campo abierto, y sin fantasmas, monstruos o psychokillers, porque los habitantes de esta comunidad tienen un poco de las tres cosas.

 

MIDSOMMAR

"Tampoco lo que creías que era el bañador negro de las suecas es un bañador"

 

Y lo hace como a él le gusta, sin tapujos, velos aterciopelados ni bombas de humo, llamándole a todo por su nombre y filmando sin apartar la cámara. ¿Que tiene que mostrar una muerte o un asesinato? Pues lo muestra sin trampa, cartón ni concesiones por cafre que sea, y a quien no le guste que no mire. Y lo mismo va para todas las bizarradas que tienen lugar en la comunidad, que son muchas, amparadas en ritos paganos ancestrales. Porque el cine de Ari Aster es cine basado en la imagen, impactante y demoledor, como quedó demostrado al principio de Hereditary, y por ello utiliza la cámara a modo de testigo, como el reportero que filmaría babeando en esa comunidad con pelos y señales, si tuviera acceso a sus rituales.

La única pega que se le puede atribuir a Midsommar en comparación con Hereditary, es que Midsommar es previsible mientras que Hereditary no lo era (no hay que ser un lumbreras para adivinar el futuro de los americanitos de vacaciones, en una variante del clásico “Señoritos de ciudad indefensos VS. paletos rurales que juegan en casa”). Aún así ofrece secuencias inesperadas turbadoras y desasosegantes que harán apartar la mirada a más de uno. A favor, que dosifica mejor el suspense y no arrastra tanto el dramón inicial a lo largo de toda la peli, lo que también se agradece. Sea como sea, con Midsommar Ari Aster se consolida como un creador imprescindible del género. Quien pueda decir lo mismo con solo dos títulos, que levante la mano.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien creía que Hereditary fue en el cine de Ari Aster flor de un día. Para flores, todas las que Aster saca en Midsommar.

No recomendada por Kuato a: quien en una peli de terror, el único dramón que quiera ver sea el de un machete entre las costillas de los personajes.

Ego-Tour de luxe por: el perfecto inglés que se habla en Suecia, a pesar de estar en una comunidad aislada del mundo, sin importar la edad de sus habitantes. Este verano, nada de ir a Londres a estudiar inglés. ¡A Suecia!

Atmósfera turbínea por: que el sacarse un pelo de coño de la boca sea motivo de salir por patas en vez de abrirse de ídem.

 

MIDSOMMAR. "Midsommar" (EUA, 2019). Dirección: Ari Aster. Guión: Ari Aster. Reparto: Florence Pugh, Jack Reynor, Will Poulter, William Jackson Harper, Julia Ragnarsson, Archie Madekwe, Vilhem Blomgren y Ellora Torchia. Estreno en Venusville: 26/07/2019.

 

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