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MONSTERS crítica: Monstruosa mediocridad

   

Monstruosa mediocridad

Realizar con cuatro duros una peli indie de monstruos sin monstruos es posible. Monsters es la prueba de ello

Por Chema Pamundi

 

<La mezcla irreverente de géneros en el cine fantástico es tan antigua como el ir de vientre (con perdón). Desde la comedia terrorífica (Los cazafantasmas, Un hombre lobo americano en Londres…) hasta el thriller policiaco de ciencia-ficción (Minority Report, Blade Runner…) o incluso el musical de fantasía (Camelot, Pesadilla antes de Navidad…), hay ejemplos de todo pelaje, muchos de ellos inesperadamente brillantes. Por tanto, a priori no debería haber el menor problema en “mixear” el tono apocalíptico de una invasión extraterrestre con un drama intimista de amores imposibles al estilo de Wong Kar Wai. Los problemas en este caso son: 1) que te vendan Monsters como lo que no es, o sea una cinta de acción en la onda cañera de District 9 o Monstruoso; y 2) que la susodicha “love story” sea una ramplonería de tomo y lomo, con la misma profundidad que un anuncio de colonias y un mensaje buenrollista digno de una mala película de Disney.

   Si bien es cierto que se puede acusar a la promoción previa de Monsters de tomadura de pelo, tras un año de marqueting viral e inquietantes teasers (al estilo de La guerra de los mundos) que nos crearon a todos expectativas falsas, no es menos verdad que a los diez minutos de empezada la película su tono general queda perfectamente establecido. Por sí sola Monsters no engaña a nadie, aunque la sensación de bajón que produce sea innegable.

 

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"Tras el corazón verde no, preferimos ser Matthew McCounaughey y Penélope Cruz en Sáhara"

 

   Según cuenta el trasfondo de Monsters, en un futuro inminente la Tierra se ve súbitamente invadida por unos gigantescos bicharracos de aspecto cefalópodo (cualquiera que haya leído “La llamada de Cthulhu” sabrá de lo que hablo). Seis años después de ese primer contacto, los extraterrestres se han multiplicado y han tomado el control de diversas zonas devastadas del planeta, entre ellas buena parte de Centroamérica. Eso, como digo, es el trasfondo de Monsters, pero no su trama, pues la película renuncia casi por completo a desarrollar dicho planteamiento (y mira que había campo para explorar), y en lugar de eso se centra en contar una típica historia de "chico caradura y chica con dinero se conocen en una situación extrema y se enchochan".

 

  "Los monstruos del título no salen mucho, y cuando salen casi preferirías que se volviesen a esconder, porque los FX de Monsters dan un poco de penica, la verdad"  

 

   Lo hemos visto ya mil veces, desde La reina de África hasta Las minas del rey Salomón o Tras el corazón verde, y casi siempre mejor hecho que aquí. Incluso, Monsters parece haber heredado los tintes racistas típicos de todas esas antiguas pelis de aventuras, que tratan a las etnias "exóticas" (en el caso de Monsters, los mexicanos) como a "undermensch" pintorescos, tontainas, aprovechados, o las tres cosas a la vez. Aparte de eso la cinta se enreda en un festival de torpes alegorías sobre el drama de la inmigración ilegal, las catástrofes medio ambientales, el cinismo del sistema capitalista y el rollo de “el amor todo lo puede” (el final es de una ñoñería urticante), tan superficiales y llenas de tópicos que la película acaba cayendo antipática porque parece que te toma por idiota.

 

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"No es por no ir, pero si se tiene que ir cansinamente hacia algún lado, se va"

 

   Los monstruos del título no salen mucho, y cuando salen casi preferirías que se volviesen a esconder, porque los FX de Monsters dan un poco de penica, la verdad. El propio director, el debutante Gareth Edwards, creó todos los trucajes en el dormitorio de su casa, con el portátil y una versión casera del programa de diseño 3D Studio (aparte de escribir la película, fotografiarla, montarla y no se sabe cuántas cosas más en plan hombre orquesta). ¿Qué quieren que les diga? Pues que se nota. Desde luego se le aplaude el esfuerzo y la tozudería de sacar adelante un filme indie de ciencia ficción por menos de 500.000 dólares en los tiempos que corren. Pero el resultado final es como cuando un niño les da a probar a sus padres las figuritas de mazapán que ha aprendido a hacer en el colegio, y ellos le sonríen y piensan “qué mono, el pequeñín”, pero en cuanto se da media vuelta tiran aquel engrudo a la basura, porque no hay quien se lo coma. Pues ahí estamos con Monsters. De hecho, visto lo visto podrían haberla ambientado con talibanes en Oriente Medio en vez de hacerlo con aliens en Centroamérica; la película funcionaría igual de bien/mal, y los productores se habrían ahorrado unos buenos dineros (y cierto bochorno al ver el resultado final).

   Poco más. Aparte de unos cuantos pulpos gigantes mal renderizados y una historia de amor tibia y blandita como papilla de bebé, la verdad es que en Monsters apenas sucede nada. Durante buena parte de su minutaje, la cosa se limita a alternar planos de la pareja protagonista caminando cansinamente hacia algún lado, con imágenes de carteles en los que puede leerse alguna variación de la frase "PELIGRO. EXTRATERRESTRES. NO PASAR." Lo que sí va pasando, por suerte, es la película. Va pasando, se termina, sales del cine y te olvidas de lo que has estado haciendo durante los noventa minutos anteriores./>

 

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 

Recomendada por Kuato a: quien quiera comprobar lo que hubiese quedado de Parque Jurásico si le quitas los dinosaurios. Efectivamente, nada.

     
 

No recomendada por Kuato a: quienes esperaban que esta “combo” de bichos gigantes y melodrama arrebatado diese lugar a algo parecido a la estupenda The Host. Ni por el forro.

     
  Ego-Tour de luxe por: haber servido a Gareth Edwards para ganarse el puesto de director del nuevo Godzilla. ¿Se dejará esta vez de historias pardas y nos brindará un blockbuster como Dios manda o también tratará de convertirla en un dramón romántico?.
     
  Atmósfera turbínea por: tras la funesta Skyline, otro chasco sobre invasiones alienígenas que llevarnos a la mochila. Crucemos los dedos a ver si tenemos más suerte con Battle: Los Angeles, que el tráiler pinta bien (“sí, ya, como el de Monsters”, dirán algunos…).

 

 

   

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