MS1: MÁXIMA SEGURIDAD crítica: 1997: Rescate en MS York

1997: Rescate en MS York Casi remake del clásico de Carpenter con un "Serpiente" primo hermano de John McClane Por Ray Zeta

<A estas alturas de mili, de cárceles futuristas ya hemos visto unas cuantas: desde la de los collarcitos juguetones de Peligrosamente unidos y la del microchip cerebral explosivo de Fortaleza infernal, a la de las botas de claqué de Cara a cara y las de los planetoides penales de Escape de Absolom y Alien 3, pasando por las improvisadas en ciudades devastadas como en 1997: Rescate en Nueva York. La presentada en MS1: Máxima seguridad tiene la particularidad de ser una base espacial que aloja a los presuntamente 500 criminales más peligrosos del planeta. ¿Original? A medias, pues lo de los reclusos más peligrosos compartiendo centro penitenciario como manzanas podridas en un mismo cesto, es una constante del género carcelario visto tanto en clásicos viejos como La gran evasión como en clásicos nuevos como Con Air: Convictos en el aire, y lo de  construir una prisión en el espacio ha sido visto, además de en algunos de los títulos citados, también recientemente en Men in Black 3 a raíz de la fuga de Boris el animal.

   Pero si algo no busca MS1: Máxima seguridad es, precisamente, la originalidad, y por eso plagia, copia y fotocopia sin complejos ni manías 1997: Rescate en Nueva York. Si en la obra inmortal de John Carpenter era el presidente de los Estados Unidos quien caía en manos de los reclusos y enviaban al Serpiente a salvarlo, aquí cae la hija del presidente y también se envía “al único hombre capaz de salvarla”, un agente del gobierno pendiente de cumplir condena al que se le promete, cómo no, conmutarle la pena si logra la misión con éxito.

"Si Plissken es el Serpiente con la culebrita que tiene, entonces yo soy el Anaconda"

   Y eso es lo que nos propone Luc Besson en su nueva producción de acción (a él le debemos también en estas labores thrillers de tiros como Transporter, Venganza, Desde París con amor o Colombiana, y de artes marciales como El beso del dragón o Danny the Dog, así que un respeto para el director de El quinto elemento), una historia cien veces vista rehecha con un presupuesto más que ajustado (20 millones de dólares) pese a su temática, cuyo único objetivo es tirar de cliché exagerándolo hasta convertirlo en un tebeo puro cuya esencia bebe en gran parte de personajes expresamente caricaturizados.

   Para empezar, si ustedes esperan ver una hija de presidente como las que estamos acostumbrados, o sea jóvenes poco agraciadas por una silueta espigada, dientes como teclas de piano, o un culo que empequeñecería la plaza de toros de Las Ventas, como Chelsea Clinton, Ana Aznar o Malia Obama, se encontrarán aquí con una rubia buenorra (Maggie Grace, la Shanon de Perdidos), por lo que: 1) no nos extraña que el padre saliera elegido; y 2) no nos extraña tampoco que envíen a alguien a salvarla (¿enviarían a alguien si en lugar de Maggie Grace, quien  cayera en la prisión sideral fuera Ana Aznar? No respondan a la pregunta…).

   El agente enviado a salvarla (Guy Pearce, que con ésta y las inminentes El pacto, Lawless, El caballero oscuro: La leyenda renace, Prometheus y Iron Man 3 parece haber comprendido por fin cuál es el cine de verdad), es un héroe que cumple todos los requisitos del género de la manera más exageradamente cachonda. Puteado por el superior cabrón de turno que le tiene manía (impagable Peter Stormare, que aprovecha la situación para putearle hasta lo indecible como John Spencer puteaba a Sean Connery en La Roca, otro título con el que MS1 guarda más de una coincidencia), es un cowboy de los de antes capaz de poner su mejor sonrisa Denticlor mientras le están crujiendo a hostias, soltar la frase coñona cuando le están tostando los testículos con un soplete, hacer el pino mientras mea con tal de demostrar que es más chulo que nadie, y acabar encendiéndose un pitillo con un gesto estudiado durante horas ante el espejo.

   De hecho, la relación que mantiene con la co-protagonista femenina es toda a base de diálogos chistosos, picantes y vaciletas, como si se tratara de una puesta al día de los que mantenían Bruce Willis y Cybill Sheperd en Luz de luna (“¿Algún mensaje de mi padre?”, le pregunta ella la primera vez que se ven; “Sí”, responde él, “que eres adoptada”; “¿Tengo que ponerme esto”?, le pregunta ella en otro momento cuando él le acerca un uniforme de presidiario. “Lo siento”, responde él, “no me queda en rosa”). Si en vez de a Guy Pearce tuviéramos a Bruce Willis, estaríamos ante una versión de La jungla de cristal titulada “John McClane en el espacio”.

"Lord Humungus no pasó el cásting de esta peli por sobrepeso"

   Y en cuanto a los internos (el más chungo es Joseph Gilgun, el Misfit Rudy Wade en la tercera y cuarta temporada de la serie), imagínenselos, como son los psicópatas más psico-psychos de la Tierra, van todos tatuados, con barbas, cocoratas rapadas y crestas, además de presentar un físico esquelético pero fibradísimo, como si todos los moteros pseudo-punks del planeta y todos los figurantes de Mad Max descartados por sidosos hubieran contratado ese centro penitenciario como sede para sus raves (espectacular cómo corren todos a una vociferando, igualito que los escuadrones policiales que persiguen a los Blues Brothers al final de Granujas a todo ritmo).

   Así que ya ven por dónde van los tiros. MS1: Máxima seguridad es un tebeo de ciencia ficción que en ningún momento se toma en serio. Un western espacial como Atmósfera Cero o Serenity que conforma un divertimento puro y duro que perfectamente podría pasarse como un homenaje paródico de 1997: Rescate en Nueva York en celebración de su 30 aniversario con toques de La jungla de cristal. Bueno, al menos así sale ilesa de las comparaciones./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: quienes como a Jason Vorhees en Jason X, quieran ver a John McClane en el espacio como si fuera “Jungla X”.
		No recomendada por Kuato a: quienes crean que de Snake Plissken el Serpiente sólo hay uno, y todos los demás son unas culebrillas.
		Ego-Tour de luxe por: las frases coñonas a lo John McClane que suelta Guy Pearce. Para llevarse un bloc de notas al cine e irlas apuntando.
		Atmósfera turbínea por: bien mirado, tampoco es necesario que hasta cuando se tira un pedo tenga que decir “huélelo y te alimentará tanto que te ahorrarás la cena”.

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