LOS MERCENARIOS 3 crítica: La fórmula Sly no se agota

La fórmula Sly no se agota

Vuelven Sly y sus mercenarios con tantos nuevos
fichajes que acabarán por no caber en el póster

Por Beto

<Sylester Stallone y toda su tropa desembarcan de nuevo en Los mercenarios 3. Más frescos que una merluza recién pescada, los aguerridos mercenarios nos vuelven a ofrecer en esta tercera entrega, dirigida en esta ocasión por Patrick Hugues (Red Hill), todo un recital de tiros, muchos tiros, mucha acción y alguna que otra frase socarrona. Casi dos horas de las andanzas de Sly y sus chicos que pasan rápidas, lo cual es buena señal. Y lo mejor de todo es que la fórmula, como sucede con los mejores vinos, mejora con el tiempo. De hecho, estamos sin duda ante la mejor de las tres entregas, ya que la primera de ellas tenía muchas semejanzas con un episodio cualquiera de El Equipo A. La misión para derrocar al dictador del país del trópico era más bien discretita, sólo salvada por la novedad de ver a tanta estrella ochentena trabajando en la misma película. La segunda entrega fue ligeramente superior, aunque los enfrentamientos de la misma, salvo la escena inicial del ataque con lancha fueron más bien flojitos, y sólo la presencia de Van Damme como villano chulito amenizaba la película… eso y la pelota de botox con algo de piel en que se ha convertido la cara de Chuck Norris. En cambio, en Los mercenarios 3, tanto la historia como los personajes, como la acción y un pseudo “plan renove” efectuado, dan como resultado una cinta de acción totalmente recomendable.

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A pesar de lo comentado, y teniendo en cuanta que los inicios de las películas de esta franquicia suelen ser bastante adrenalíticos, en esta ocasión el rescate inicial de Wesley Snipes está por debajo del ataque mencionado anteriormente de la segunda entrega. Por cierto, el ex-pasajero 57 luce bastante bien, al contrario de Dolph Lundgren, al cual Stallone se empeña en sacar más hecho polvo de lo que está realmente (recientemente vi Battle of the Damned y el Máster del Universo no parece tan acabado como en las entregas de la franquicia de Sly). Poco importa este ligero traspiés, porque poco después los muchachos vuelven a la carga en su primer enfrentamiento con el villano de turno, en este caso Mel Gibson. Mel siempre nos ha gustado, pero con esta nueva faceta de villano, que se puede disfrutar también en Machete Kills, se ha reinventado. Serio pero al mismo tiempo irónico, sin llegar a los niveles teatrales de Van Damme en Los mercenarios 2, y sobre todo mucho mejor que el sosarras de Eric Roberts en la primera entrega, es sin duda el mejor “malo” que ha aparecido en los tres episodios. A pesar de perpetrar productos de dudosa calidad como Vacaciones en el infierno, a Mel le queda aún mucha tela que cortar.

"Lo mejor de todo es que la fórmula, como sucede con los mejores vinos, mejora con el tiempo. De hecho, estamos sin duda ante la mejor de las tres entregas"

Y es que no se puede discutir el ojo que tiene Stallone al reclutar nuevos actores para su proyecto, conocedor de que la misma fórmula con los mismos personajes acabaría pronto con la franquicia. Chuck Norris, Bruce Willis o Chris Hemsworth, por poner tres ejemplos, han sido sustituidos por Wesley Snipes, Antonio Banderas y Harrison Ford. Éste último ha sido una agradable sorpresa, ya que a priori parecía el actor más fuera de lugar, sobre todo porque las películas de los últimos años en las que participado han sido un peñazo. Su papel de oficial de la CIA excombatiente del Vietnam le queda como anillo al dedo, sobre todo cuando se enfunda el mono militar para pilotar un helicóptero teniendo como tripulantes armados hasta los dientes nada más y nada menos que a Arnold Schwarzenegger y a Jet Li. Tremendo. Antonio Banderas aporta aire fresco con su vertiente cómica, aquella que le funcionó tan bien en La máscara del Zorro.

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También resulta interesante la renovación del equipo que organiza Barney Ross, cambiando a sus antiguos compañeros de armas por carne fresca. De la nueva hornada de mercenarios, destacar a Kellan Lutz, el ex-vampiro cachas de la familia Cullen, que se está ganado poco a poco un sitio en el mundillo de las películas de acción o aventuras (Arena, Inmortals, Hércules, el origen de la leyenda). De todas formas, no nos engañemos, ya que sólo nos ponemos tontorrones cuando la vieja guardia cobra el protagonismo. Los últimos treinta minutos son pletóricos, demostrando Sly el acierto de haber puesto en la dirección a Patrick Hugues, el cual nos ofreció en Red Hill una revisión muy acertada del clásico western en la época actual, sentando cátedra con el tiroteo de la calle principal del pueblo. Estas buenas maneras quedan corroboradas cada vez que las armas ocupan la pantalla: continuos cambios de escena que distan mucho de ser atropellados (cuántas veces nos hemos quejado de esas cámaras que se mueven tanto que no te dejan disfrutar de la escena), coreografías espectaculares y un sentido de la distribución encomiable, ya que no debe resultar fácil repartir plano con tantas caras a las que hay que darles minutos. Congratulations, señor Hugues./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Copas de yate



		Recomendada por Kuato a: Marc Foster. Estamos hartos de sus cámaras mareantes. A ver si aprende un poquitín de un ptácticamente recién llegado como Patrick Hugues.

		No recomendada por Kuato a: Machete. Se moriría de envidia viendo a tanta gente de su quinta junta metiendo caña. Y él tan solito….

		Ego-Tour de luxe por: el look guarreras de Arnie, con barba de cuatro días y gafas de sol. Los viejos rockeros nunca mueren.

		Atmósfera turbínea por: ¿cómo una estrella reconocida, sobre todo en Asia, como Jet Li, se deja enredar para intervenir tan poco? No hacía falta, amigo…