OCULUS. EL ESPEJO DEL MAL crítica - Diario de Venusville

OCULUS. EL ESPEJO DEL MAL crítica: Reflejos con mala baba

Hay un tipo en el espejo que me mira con cara de conejo en Oculus. El espejo del mal

■ BETO

Los espejos siempre han sido un elemento asiduo en el cine de terror. El mal rollito que le transmite a uno pensar que tras la imagen reflejada puede haber algo sobrenatural que se escapa a nuestro entendimiento siempre nos ha atraído ¿Quién no se acuerda de la escena de Candyman, cuando Virginia Madsen repite Candyman por tres veces frente a un espejo cutre de baño? Últimamente, y dejando de mano producciones menores, con la excepción de Reflejos, los espejos habían perdido algo de protagonismo. Por suerte Oculusdevuelve al plano que se merece a este referente en el género de terror.

Mike Flanagan, director, guionista y montador de esta película (todo un hombre orquesta, vamos), retoma la idea que plasmó en un cortometraje de título Oculus: Chapter 3. Tras una escena inicial terrorífica que marca de inicio la película (gran introducción, sin duda alguna), en la que vemos lo que sucedió a nuestros protagonistas en el pasado, la acción se sitúa en el presente, cuando los dos hijos ya adolescentes de la familia, se enfrentan de nuevo al espejo que les amargó la existencia tanto a ellos como a sus padres y que acabó con la vida de sus progenitores, para acabar de una vez por todas con el ente que habita en el mismo y que viene dando por saco desde hace siglos.

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Para ello utilizan toda una serie de artilugios tecnológicos que ríete tú de Ethan Hunt en Misión Imposible. El campo de batalla, a diferencia de lo que sucedía en Reflejos, donde Kiefer Sutherland era acechado en cualquier lugar que hubiese un espejo, es la vivienda en la que se encuentra instalado, que ve así limitado su radio de actuación pero que al mismo tiempo le da a la casa un aire más aterrador, tal y como sucedía en las películas de casas encantadas de finales de los 70, como en Terror en Amityville o Al final de la escalera.

"¿Quién no se acuerda de la escena de Candyman, cuando Virginia Madsen repite Candyman por tres veces frente a un espejo cutre de baño?"

¿Original? Tal vez no, pero Flanagan consigue mantener la atención del espectador a base de combinar la historia del presente con el pasado, viendo cómo se desencadenaron los acontecimientos que acabaron de forma trágica. Lo más interesante es que Flanagan no presenta el pasado a modo de flashbacks, sino que los hermanos protagonistas tienen la percepción de estar recorriendo el pasado al mismo tiempo que el presente, ya que el espejo tiene el poder de alterar la realidad y confundirlos de forma que uno ya no sabe en qué momento se encuentra. Gran acierto de Flanagan, que como autor del montaje tiene gran parte de culpa en el resultado final. Aunque es cierto que si se parte de la premisa de que el espejo manipula la realidad, prácticamente "vale todo" a efectos de guión, lo que hace más justificable cualquier evento que aparezca en pantalla.

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A pesar de que la película tiene un nivel más que aceptable a nivel global, la historia del pasado tiene más chicha, contemplando el progresivo estado de locura al que se ven abocados los padres por culpa del espejito de marras. La transformación progresiva del padre nos recuerda, salvando las diferencias naturalmente, a la de Jack Nicholson en El resplandor (más referencias a los clásicos). Los treinta últimos minutos son de vértigo, aunque el continuo cambio entre pasado y presente provoque un cierto caos en nuestras neuronas.

Oculus no es una película que abuse de los sustos, sino que es la atmósfera que desprende la casa por culpa del influjo del espejo lo que da más mal rollo. Una serie de escenas impactantes, como la de la manzana y la bombilla o la de la madre encadenada en su habitación, son sólo un par de ejemplos del buen trabajo realizado por Flanagan en este campo. Hay que tener en cuenta que esta película contaba con un presupuesto bastante ajustado de 5 millones de euros, lo que no es mucho para las cifras que se manejan hoy en día. Habrá que seguir de cerca a este director nacido en Salem (vaya tarjeta de presentación) y especializado en películas con títulos reducidos: Absentia, Oculus, y su próximo estreno, Somnia. Conciso lo es, desde luego...

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