OTRA VUELTA DE TUERCA crítica: En ocasiones veo fantasmas

Nueva versión de “Otra vuelta de tuerca” a mil años luz de la serie La maldición de Bly Manor

Aunque no llegue a los niveles alcanzados por Edgar Allan Poe ni a los de la omnipresente influencia de Stephen King en el panorama fantástico actual, Henry James y su novela convertida en clásico “Otra vuelta de tuerca”, ha marcado un referente en lo que al terror gótico se refiere, creando a finales del XIX la novedosa trama que giraba alrededor de dos truculentos niños que hablan con fantasmas (algo que desde El sexto sentido y Los otros, ya resulta algo habitual). Junto al celebérrimo “Drácula” de Bram Stoker, es una de las obras más adaptadas a la gran pantalla, aunque tan solo se pueda decir que Suspense de Jack Clayton, con Deborah Kerr bordando el papel de institutriz, haga honor al ambiguo relato de James.

Se han hecho versiones brasileñas, italianas, dos españolas o medio españolas como El celo (con Lauren Bacall y Harvey Keitel) y Otra vuelta de tuerca de Eloy de la Iglesia, e incluso hay una precuela como Los últimos juegos prohibidos muy subidita de tono, con un Marlon Brando en plan macho man haciendo méritos para El último tango en París. Todas interpretaciones varias del abierto relato de James. Y pese a ese peligro inherente de estar ante una historia destripada ya de mil diferentes maneras y gustos, susceptible siempre a comparaciones con películas anteriores de mayor calado artístico e interpretativo (en especial la citada y magistral Suspense), en este raruno año 2020 se vuelve a revivir en pantalla ese clásico de la literatura por partida doble con resultados antagónicos.

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Por un lado, el nuevo maestro del terror Mike Flanagan nos ha ofrecido su versión y una nueva masterclass en La maldición de Bly Manor, perfeccionando una de las mejores series del año y demostrando que nadie como él domina los mecanismos del terror en casas encantadas. Magnífica de principio a fin. La otra versión que nos llega es esta Otra vuelta de tuerca que viene de la mano de la videoclipera Floria Sigismondi, en la que se le da un arriesgado giro a la ya de por sí desconcertante historia de la mentora y sus diablillos, que naufraga se mire por donde se mire. No en vano tiene el dudoso honor de haber obtenido la nefasta calificación F en el temible ránking de Cinemascore, siendo junto a La maldición, la segunda película del 2020 en recibir esa especie de condena pre-estreno.

“La versión que nos llega de Otra vuelta de tuerca de la mano de la videoclipera Floria Sigismondi, naufraga se mire por donde se mire”

Aunque no sólo la bisoñez de la directora italiana nacionalizada canadiense es la causante del despropósito que supone esta nueva versión de Otra vuelta de tuerca. Los responsables del guion son los gemelos Hayes, encumbrados gracias a Expediente Warren y Expediente Warren: El Caso Enfield, que aquí hacen un ejercicio de soberbia lanzándose al vacío sin redes, poniendo patas arriba una historia donde los roles estaban muy bien marcados, y despreciando la esencia del relato original para convertirlo en una sucesión de escenas de supuesto terror muy triviales y predecibles.

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Esa sutileza e impoluto dibujo de los personajes expuesta en Suspense o La maldición de Bly Manor, se diluyen en un dibujo de los personajes muy caricaturesco. La clásica ama de llaves protectora de los huérfanos interpretada con vigor por Barbara Marten, vira su rol clásico angelical hacia un clon de la señora Danvers de Rebeca de Alfred Hitchcock, haciéndole bullying a la pobre tutora en su Manderley particular, al convertirse incomprensiblemente en un personaje particularmente malvado. Otro caso similar lo tenemos con Miles, el tradicional niño repelente con aires de grandeza, en la piel, esta vez, de un demasiado crecidito Finn Wolfhard, quien pasa del papel de jovencito malcriado supuestamente poseído por el malévolo fantasma de la historia, a una especie de trastornado mental en plena pubertad con las hormonas por las nubes, que se pasa la películas con la boca medio abierta para demostrar lo chulo que es.

A eso hay que sumar una inacabable serie de sustos baratos de manual del género, como máquinas de coser que se encienden solas, un siniestro maniquí con vida propia (muy propio del Warrenverso), esas visiones fantasmales que se aparecen en ventanas y espejos... Y con escenas incomprensibles como una persecución a caballo sinsentido o ese guiño cómico indirecto a La familia Addams con esa mano recorriendo el cuerpo de la protagonista interpretada por Mackenzie Davis. Para rematar el desaguisado nos obsequian con un doble final particularmente opaco, dejando al libre albedrío la interpretación del desenlace, en un momento en el cual poco importa ya el futuro de los personajes.

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

Recomendada por Kuato a: los que les den mil vueltas a las películas para entender esos finales difusos rompecabezas. Con esta peli van a tener para varios días.

No recomendada por Kuato a: los que hayan disfrutado recientemente de la magistral La Maldición de Bly Manor. Otra vuelta de tuerca se les antojará una broma de mal gusto.

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Atmósfera turbinea por: que no es de recibo que en el año 1961, en Suspense, presenciáramos un notorio beso en la boca, y en el 2020 nos tengamos que conformar con un mojigato besito en la mejilla. ¡Venga ya!

■ OTRA VUELTA DE TUERCA. Estreno en Venusville: 11/12/2020.