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PHENOMENA EXPERIENCE 27.04.12 crónica: Aterriza como puedas + Grease

   

Aterrizaje brillantinado

La reina de las spoof movies clásicas VS.
la reina de los musicales kitsch nostálgicos

Por Chema Pamundi

 

<Viernes 27 de abril, un Phenomena más. Esta vez, dos títulos de culto de los finales de los setenta/principios de los ochenta: Aterriza como puedas y Grease, una elección de películas que se antojaba extraña (una comedia y un musical), alejada de los géneros de acción, aventuras y fantástico que suelen primar en las sesiones del cine Urgel. Sin embargo, los aullidos que profirió el público de la sesión del mes pasado cuando Nacho Cerdá anunció estas dos películas, ya hacían presagiar que la cosa acabaría una vez más con todo el papel vendido en pocos días.

   El ambiente fue la fiesta de siempre, y los anuncios previos mantuvieron el habitual listón de delirio (despertó especiales risas el trailer de Benji, casposa comedia romántica de los setenta protagonizada por un perro que da un nuevo sentido al término “repelente”). En cuanto a las dos películas en sí, ahí fue cuando llegó el paroxismo…

 

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Equipo de Aterriza como puedas celebrando ser la reina de los spoofs clásicos

 

   Aterriza como puedas (Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, 1980), la madre de todas las pelis de parodia, es una tontuna que, pese a haber quedado algo deslucida por el paso del tiempo y la sobreexposición (todo el mundo la ha visto ya mil veces), sigue funcionando por su constante acumulación de gags, tan rápidos que casi se pisan unos a otros. Algunos tienen gracia, otros no, y al menos media docena son sencillamente geniales (“elegí un mal día para dejar de fumar/de beber/de esnifar pegamento”), pero en todo caso eso es lo de menos: lo que importa aquí es el ritmo de ametralladora con el que los van soltando, que sume al espectador en hora y media de inexplicable risa floja.

 

  "Los aullidos que profirió el público cuando Nacho Cerdá anunció estas dos películas, ya hacían presagiar que la cosa acabaría con todo el papel vendido"  

 

   Aterriza como puedas es un clásico que inventó una nueva manera de hacer reír. Puede que no sea la mejor comedia de los ochenta, pero no cabe duda de que es la más influyente (los habituales juegos de palabras absurdos “made in Abrahams and Zucker” han sido imitados hasta la saciedad: “- Hay que llevarla a un hospital” “- ¿Qué es, doctor?” “- Un edificio lleno de enfermos”). Y si no que se lo pregunten a Leslie Nielsen (bueno, ahora ya es complicado), un actor acostumbrado a hacer de villano o de secundario en producciones de serie B, y que gracias a su hieráticamente payaso papel en Aterriza como puedas relanzó por completo su carrera (y qué pelazo tenía el tío...).

 

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Equipo de Grease celebrando ser la reina de los musicales kitsch

 

   Aunque para peli setentero-ochentera de culto ninguna como Grease (Randal Kleiser, 1978), sin duda uno de los éxitos de taquilla más transversales de las últimas cuatro décadas (gustó a todo tipo de público, y de todas las edades). Durante años John Travolta fue objeto de burla por haber participado en esa cinta, que pese al éxito lo encasilló y marginó como actor (hasta que Tarantino le resucitó con Pulp Fiction), cuando la verdad es que el tipo está que se sale: su interpretación es todo fuerza y frescura.

   Pese a lo que digan muchos snobs, esta película de adolescentes interpretados por treintañeros (al loro: Travolta tenía 24 años cuando la hizo, pero es que Olivia Newton-John tenía ya 30,y Stockard Channing 34), y ambientada en unos años 50 de cartón piedra, es un fantástico musical que sabe convertir lo kitsch en cool, sustentado en un libreto de canciones descomunal (“Summer Nights”, el número inicial, sigue poniendo los pelos de punta), un inteligente sentido de la ironía y un carisma natural que traspasa la pantalla, te agarra del pescuezo y te tiene toda la proyección esbozando una sonrisa idiota y moviendo los pies al compás de la música. El público del cine Urgel, absolutamente enloquecido, coreó de memoria todos y cada uno de los números musicales, y le dedicó la mayor ovación final que se ha vivido hasta la fecha en una sesión Phenomena. Cuando una película genera ese estado de ánimo, es que ha hecho algo muy bien.

   En resumidas cuentas, otro triunfo de la nostalgia bien entendida. Otra noche memorable en Phenomena./>

 

 

 

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