SOY EL NÚMERO CUATRO crítica: Alienígenas con espinillas

Alienígenas con espinillas

Steven Spielberg y Michael Bay se unen para ofrecernos una versión de Hidden sólo apta para alumnas de E.S.O.

Por Beto

<Nueva adaptación de un libro de literatura fantástica al celuloide. Y esta vez nos las prometíamos muy felices, ya que se unían dos pesos pesados como la productora de Spielberg, Dreamworks, y el productor de films de dudosa calidad pero habitualmente espectaculares Michael Bay (de hecho, como director Bay ya tiene en su currículum La isla, film de persecuciones con tintes de ciencia-ficción). El problema de Soy el número 4 es que igual que en otras producciones de Bay, los protagonistas son adolescentes, y en este terreno de juego no se desenvuelve bien (ya sé que Transformers tiene como protagonistas a dos jovencillos -el sobrevalorado LaBeouf y la neumática Fox-, pero sus personajes quedan en un segundo plano debido a la majestuosidad de Optimus Prime y sus colegas metálicos).

Los personajes de Soy el número 4 tienen más parecido con los muchachuelos de la saga Crepúsculo y con el entorno que les rodea (un instituto, un personaje que viene de lejos, romance entre los protagonistas...) que con los protagonistas habituales de las cintas de Bay, que o bien son tíos rudos envueltos en situaciones espectaculares de acción en su faceta de director (Dos policías rebeldes, Armageddon, Pearl Harbor…), o bien personajes envueltos en historias de terror en la de productor (Viernes 13, Pesadilla en Elm Street, La matanza de Texas…). Se ve que actualmente se llevan las películas dirigidas a jovencitos imberbes con granos de pus a medio reventar...

"Suerte que no soy chino, sino aún me confundirían con el Airbender del Shyamalan..."

Y eso que el principio la historia pinta bien, cuando ponen al protagonista con una chati de toma pan y moja en medio de un lago, de noche y con la varita mágica más tiesa que el palo de un churrero. Pero claro, como resulta que en realidad es un alienígena el rollete no puede salir bien y antes de consumar, como diría el gran Chiquito de la Calzada, la caidita de Roma, nuestro amigo se ilumina como si fuese Gusiluz (bueno, quizás mejor como E.T.), aunque en vez de iluminársele el dedo se le ilumina la pierna (no la del medio), ¡y hala!, a correr para salvar el pescuezo, ya que están matando a los supervivientes de su planeta en un orden determinado tal y como sucedía en Diez negritos. A partir de ese momento la película se convierte en una especie de Durmiendo con su enemigo o Nunca más, centrándose más en la integración de los fugitivos en su nuevo escondrijo, o en el enfrentamiento de nuestro protagonista con el chulito ex-novio de la chica de la peli (qué original, ¿no?), que en la persecución en sí.

"Alex Pettyfer sólo se dedica a pasear su carita de guapito con esas expresiones lánguidas que han hecho tan famosas los jovenzuelos de Crepúsculo"

Tampoco ha habido mucho tino con la elección de los protagonistas, ya que Alex Pettyfer, desde que hizo otro producto totalmente prescindible de los que van a parar a la filmoteca de las películas olvidadas, Alex Rider: Operación Stormbreaker, ha desfilado con más pena que gloria en sólo dos peliculillas y poca cosa más. Y es que sólo se dedica a pasear su carita de guapito por el film sin darle ninguna personalidad, con esas expresiones lánguidas que han hecho tan famosas los jovenzuelos de Crepúsculo y con las que consiguen arrancar grititos de desesperación de sus fans teenagers. ¿Tan mal está el mercado de jóvenes actores que no han encontrado a nadie mejor sin curro? Francamente, Pettyfer se podía haber quedado haciendo anuncios de Burberry, que es lo suyo.

"Ven esta noche a mi dormitorio y te enseñaré porqué me apodan Cuatro"

Además, de soldado guardián le colocan a Timothy Oliphant, otro que tal baila. ¿Quién no recuerda aquella penosa adaptación del videojuego “Hitman” al cine? La lamentable tropa se completa con el Pilken, un perrito que se transforma, cuando ve al susodicho Número 4 en peligro, en un chucho de dimensiones godzillianas que se pelea con otros bichos similares para salvarle la vida. Desde Gorgo el monstruo no había visto pelea más esperpéntica. Solamente salvo de la quema al Número 6, la motorista maciza que además de luchar como una jabata tiene pinta de montar muy bien otras cosas que no son motocicletas precisamente (qué le vamos a hacer, ya ha quedado demostrado en diversas ocasiones que en esta web nos van las heroínas cerdillas como Catwoman y demás).

Y qué decir de sus rivales alienígenas, los Mogadorianos, que son un mix de Lord Voldemort (en una versión beta) y de Coto Matamoros, más que nada porque llevan buena parte del tarro tatuado y sin ningún glamour. Completan su estética hardcore con un guardapolvos negro, un coche cutre y hala, a perseguir alienígenas por esos pueblos de Dios. Cuidadito, que si la taquilla es buena seguro que Spielberg & Company desempolvan a estos calvorotas y los vuelven a poner en acción en menos que canta un gallo, que todavía quedan cinco libros por adaptar…/>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita



		Recomendada por Kuato a: los que se ponen cachondones viendo películas de colegiales, pasillos llenos de alumnos y todas estas moñadas. Aquí tendrán su ración de “college”.

		No recomendada por Kuato a: Shia LaBeouf. Tras haber sido dirigido por D.J. Caruso en *Disturbia* y *La conspiración del pánico* igual se cabrea al no haber sido elegido para este papel.

		Ego-Tour de luxe por: la lucha en el instituto entre los Mogadorianos y nuestros amigos. ¡Hace falta un cargador entero para tumbar a estos putos skins venidos de otra galaxia!.

		Atmósfera turbínea por: los fallos de guión. Si Timothy Olyphant borra las fotos de su pupilo colgadas en Internet para ocultar su rastro, ¿cómo se deja un video sin borrar en pleno apogeo de YouTube? Ay, ay, ay….