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PROMETHEUS artículo: Mirando hacia atrás con talento

   

Mirando hacia atrás con talento

Ridley Scott resuelve la duda de cómo rodar una
precuela de un clásico cinematográfico indiscutible

Por Víctor Parkas

 

<Como si de los personajes de su film se tratase, Ridley Scott también se ha vuelto un investigador en ésta, su última película: Prometheus. Ha resuelto una duda que aquejaba a multitud de directores encargados de reflotar viejas franquicias, ajenas o propias: ¿cómo ruedas una buena precuela de un clásico indiscutible no ya del género, si no de la Historia del cine en mayúsculas? No rodándola, claro está. Y esto último es lo que ha optado por hacer el director de Blade Runner con respecto a su último estreno, una  fabulosa película de ciencia ficción con aroma clásico que utiliza juguetes compañeros de estantería de los de Alien, pero que no se puede asegurar que sean del todo los mismos. Oh, y no contento con eso, por el camino se toma la libertad de rodar la mejor película de palomitas veraniega del año. Nada mal, ¿no? Hagamos un balance pues de los aciertos aplastantes que conforman esta no-precuela de la saga más aterradora con la que cuenta la sci-fi cinematográfica.

   Reflexionemos, en primer lugar, sobre su valor como pieza dentro del mundo Alien. De todos los productos posteriores a la película del 79, es la única que ha sabido hacer un distanciamiento lo suficientemente prudente como para evitar la comparación con algo que, como Ridley Scott sabe, no podrá competir. La mezcla de nostalgia, terror y fascinación que experimentan los fans de Alien ante la primera de todas sus películas es, de cara a cualquier continuación,  absolutamente inabarcable. Si bien nadie pone en duda la grandiosidad de una secuela como Aliens de James Cameron, los terrenos pantanosos por los que luego transitaron Fincher y Jeunet (ignoremos AvP como si nunca hubiese existido, gracias) dieron carpetazo definitivo con más pena que gloria a la saga. Así que, ¿por qué empecinarse en reflotar el Titanic si puedes coger algunas de sus piezas y construir otro flamante barco?

 

"Lástima que no sea una precuela, con la ilusión que me hacía ver un falo monstruoso con patas" 

 

   Eso sí, para contentar a los conocedores de la saga y conectar Prometheus con la mitología propia del octavo pasajero, Ridley Scott construye un alambicado de referencias esparcidas durante toda la película (dejando, cómo no, la más jugosa para el final) que no sólo amplían y enriquecen todo lo que sabemos de estos extraterrestres, si no que suponen un añadido al disfrute del habitual a la Nostromo. Para hacer un símil con una película reciente, la primera que me viene a la cabeza es El Capitán América. Allí podíamos disfrutar de un origen meta-tebeístico para el personaje del mismo modo que encontrábamos pequeños detalles como el cameo, con duración de relámpago, de la Antorcha Humana original, todos perfectamente integrados y al servicio de la narración. Scott sabe que está bajo la mira de mucha gente, tanto nueva como conocida, y sabe cumplir la tarea con suficiente elegancia como para contentarlos a todos.

 

  "¿Cómo ruedas una buena precuela de un clásico indiscutible de la Historia del cine en mayúsculas? No rodándola, claro está"  

 

   Esto precisamente (la elegancia en los quehaceres de Scott) es lo que convierte a Prometheus en un retorno a la película que lo hizo famoso que excede de lo digno, se descubre como una rara avis dentro de este tipo de propuestas. Ningún seguidor de Alien, le guste o no este nuevo acercamiento, sentirá la vergüenza ajena que han sufrido los fieles a Star Wars o Indiana Jones con los últimos estrenos de sus respectivas sagas. Mientras sus coetáneos andan más interesados en vaciar los bolsillos del aficionado que en firmar buenas películas, Ridley Scott no sólo nos brinda un producto disfrutable, si no lo que lo rueda con tanta frescura y honestidad que cuesta creer en  su veteranía como filmmaker. Y no estoy descalificando a Scott como director, si no aplaudiendo unos logros más propios de un cineasta que goza de la libertad propia del autor desconocido (la de hacer movimientos arriesgados que pueden poner en juego toda una carrera por venir) que la de un director consagrado. Escenas clave, como la del parto de la protagonista, están narradas con una negativa a la hora de dar respiros al espectador y una crudeza como para quitarse el sombrero, el calzado y la ropa interior. La coherencia que el autor mantiene con respecto a sus maneras de hace tres décadas es superlativa, haciéndonos olvidar por momentos sus últimos patinazos, como Robin Hood. Logra, en definitiva, cumplir las expectativas sin negarse a sí mismo como creador.

 

"Para falos monstruosos, el que muestra de refilón Michael Fassbender en Shame

 

   Two thumbs up también para los villanos alienígenas de la función, unos seres de una maldad tan pura como irracional. La concepción de los mismos es brillante precisamente por la ausencia de motivos en sus monstruosos actos. Una de las cosas que me resulta insoportable del cine actual, sobretodo cuando trata de contar el origen de ciertos personajes o sagas, es la necesidad de humanizar al malvado de la película con coartadas y traumas. Para mí, los volantazos a la mitología de éste o aquel personaje no hacen más que arruinar su aura y esencia. Pongo un ejemplo: la atracción por una personalidad como la de Hannibal Lecter nace, precisamente, de que es un malo perfecto, un psicópata que no necesita excusa alguna para defender lo que hace. Lo mismo podemos decir del asesino sin piedad que nos presentó el maestro Carpenter en su Halloween. Las acciones reprochables de estos mitos conseguían caracterizarlos y darles forma. Pero al contrario que Hannibal: El origen del mal y el atentado que pergeñó Rob Zombie con Michael Myers en 2007, Scott no se ve en la necesidad de contar con villanos maltratados y vengativos. Se basta con tener unas némesis para sus personajes como las de antaño: encabronadamente malas y sin deberle explicaciones a nadie.

   Muchas acusaciones se han vertido tras los pases de prensa de este film, siendo muy común la que incide en que parece “una película vieja”. Y lo parece. Si le quitamos todos los estupendos efectos visuales y la despojamos de su ropaje en 3D, tanto por argumento como por planificación parece que estemos ante una cinta a la que sobran dos décadas. Sin embargo, lejos de resultar vetusta, aúna con medición perfecta lo clásico con lo moderno, nutriéndose tanto del rompedor cine de finales de los setenta y principios de los ochenta como de la ciencia ficción actual y de calidad (¿les gustó Sunshine de Danny Boyle? Con ésta van a dar cabezazos contra el techo). Si en los carteles de esta película no reza “El mejor Ridley Scott desde Gladiator será por una única razón: Prometheus la supera. Brindemos./>

 

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    turururu<br />yo debo de haber visto otra pelicula, una payasada espacial, para ser mas exactos.

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