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RAYA Y EL ÚLTIMO DRAGÓN crítica: Tigre y dragona

Disney con artes marciales y con una dragona en vez de un dragón, en Raya y el último dragón

RAY ZETA

Ya conocen el dicho: “cuando algo funciona, mejor no tocarlo”, y como Disney ha demostrado película tras película de princesas Disney, que su fórmula mágica funciona tan bien como la de la Coca-Cola, el Propecia y el Viagra, para Raya y el último dragón no ha tocado ni un solo ingrediente de su receta. Película con nueva princesa, en esta ocasión guerrera aguerrida, valiente y decidida, con un maestro sabio y juicioso, una mascota animal simpatiquita destinada a vender merchandising en las Happy Meals del McDonalds, un cometido noble y loable que se convertirá en la razón de su vida, un acompañante secundario cómico junto a una pandilla de amigos originales y carismáticos, un antagonista a su imagen y semejanza, y una moraleja final digna de un filósofo clásico.

Esa es la fórmula mágica Disney, y la fórmula mágica que Raya y el último dragón ha seguido a pies juntillas. La última princesa creada por la factoría Disney, Raya, es aún más decidida que Bella, más independiente que Yasmín, y más guerrera que Mulán; posee un bicho-bola gigante a modo de mascota y montura; tiene una acompañante circunstancial tan cachonda como el genio de Aladdin (bueno, mucho menos en realidad, que como el genio hay pocos); en su equipo de secundarios hay desde bebés y monos hasta guerreros forzudos; el propósito tan noble y loable que mueve si vida es salvar su reino de la plaga negra, y de paso a su propio padre, su maestro; y la antagonista a la que se enfrenta es más real que en ocasiones anteriores, a años luz de villanos bufonescos como Úrsula, Jafar o Hades.

 

"Tenemos mesa con Pedro y el dragón Elliot a las nueve"

 

Y como estamos en época de máxima corrección política con inclusión racial constante, y la última gran princesa Disney ha sido la Elsa de Frozen por segunda vez, ahora tocaba descansar de rubitas con ricitos de oro y cambiar de aires en pos de una etnia diferente para ir alternando, como se hizo hace cuatro años con la polinesia Vaiana (la próxima princesa será latina en la película Encanto). Solución: viajar hasta el extremo y lejano oriente para contar la historia de una princesa de un país (o reino) inventado del sudeste asiático, que bien podría ser Tailandia, Vietnam o Camboya. Gran acierto, pues si Mulán se centraba solo en la China milenaria, Raya y el último dragón nos ofrece un tour aún más exótico repleto de templos budistas, fuentes con nenúfares, sopas de fideos y sombreros arroceros.

Raya y el dragón es una aventura oriental con toques de artes marciales con unos combates con y sin espadas, que ríanse ustedes del de Kill Bill entre Uma Thurman y Lucy Liu”

Y espadas, sais y shurikens, claro, pues tan asiático ambiente le sirve a la gente de Disney para hacer de Raya y el dragón una aventura oriental con toques de artes marciales con unos combates con y sin espadas, que ríanse ustedes del de Kill Bill entre Uma Thurman y Lucy Liu en la Casa de las hojas azules, y unas imágenes que sin llegar al wuxia, parecen sacadas de títulos como Tigre y dragón, La casa de las dagas voladoras, y sobre todo Hero. Aunque no se emocionen demasiado… Recuerden que esto es una película Disney, por eso aunque tenga artes marciales, las peleas a lanza, espada o patada voladora no son la razón de ser de la peli, sino una lección tan educadora como que debemos a aprender a confiar los unos en los otros para vivir en paz y armonía (la obligatoria moraleja de toda película Disney).

 

"De ésta convencemos a Tarantino para que haga Kill Bill Vol. 3, fijo"

 

Lección que nos enseña el dragón Sisu (perdón, dragona, que aquí todo es femenino, hasta el antagonista), como último ejemplar de su sabia especie. Un dragón éste, primo hermano del Elliot de Pedro y el dragón Elliot y sin ningún parentesco con el Desdentao de Cómo entrenar a tu dragón, que busca recuperar la línea cachonda del genio de Aladdin, pero que se queda a medio camino de ello como se quedaba Marianico el corto cada vez que competía contra el Sr. Barragán en el programa “No te rías que es peor”. Y es que el genio de Aladdin era mucho genio, y al contrario del dragón Sisu, un espíritu libre sin la carga que le otorga ser un animal mitológico sagrado para toda una cultura, por lo que es entendible que su humor sea más recatado sin llegar a las excelsas cotas mortadelianas del genio.

Raya y el último dragón es pues un nuevo acierto de la factoría Disney en su catálogo de princesas, o mejor dicho en su catálogo de princesas guerreras, alejada de la ñoñería de las Cenicientas, Bellas, Elsas, y demás princesas carne de salón. Una aventura de gran impacto visual, ritmo y acción a base de artes marciales, sin partenaire masculino, sin números musicales, con un ramillete de personajes secundarios tan originales como entrañables (ojo a Baby Noi, el mejor en años), y con una lección moral, como no podía ser de otra manera, para enmarcarla, colgarla y leerla cada mañana al levantarse. El viaje de Raya no es sólo un viaje de aventuras fantásticas, también es un viaje de redención, conocimiento y aprendizaje, como lo será la misma Raya y el último dragón para los espectadores que la acompañen.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

Recomendada por Kuato a: quien crea que desde Honk Kong Phooey no hay buenos dibujos de artes marciales.

No recomendada por Kuato a: quien no conciba a una princesa Disney sin su vestidito, sus zapatitos, su principito y su salón de baile.

Ego-Tour de luxe por: el personaje de Baby Noi, merecedor de una serie de televisión propia

Atmósfera turbínea por: que no esté en los planes de Disney producir un cross over Raya VS. Mulán, a la vez que Sisu VS. Mushu.

 

RAYA Y EL ÚLTIMO DRAGÓN. Estreno en Venusville: 05/03/2021.

 

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