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RENFIELD crítica: Besos de vampiro 2

Festival de jetos de Nicolas Cage en la composición de Drácula más ida de la olla de la Historia

RAY ZETA

Nicolas Cage haciendo de Drácula… ¿Hace falta decir nada más? Con el paso de los años, Nicolas Cage se ha convertido en una autoparodia (es lo que ocurre cuando por arruinarte te pasas quince años seguidos haciendo media docena de películas anuales, sin importarte el género, la calidad y el presupuesto de las producciones, con tal de cobrar un cheque a final de mes), en un personaje de ficción en sí mismo, excesivo, desmesurado y estrambótico, más propio de un cartoon que de una película. Por eso disfrutamos viéndole en los personajes más extremos, ya sea de brujo grunge, Motorista Fantasma, templario greñudo, papá asesino, viudo gore ensangrentado, o él mismo. Como más esperpéntico, o en definitiva como más Nicolas Cage, mejor.

Por eso el personaje de conde Drácula le viene como anillo único al dedo y es el pretexto perfecto, una vez más, para desplegar todo su repertorio de muecas, jetos y caretos, e interpretar, como no podía ser de otra manera, otro personaje excesivo, desmesurado y estrambótico que añadir a su lista para disfrute de nuestros sentidos. Y eso es lo que hace en Renfield, un vehículo de lucimiento a su mayor gloria, aunque en esta ocasión no ejerza de prota absoluto sino de  secundario de lujo, al cederle a Nicholas Hoult el papel principal (aunque no el más importante): el sirviente come-bichos del conde, que obviando su muerte en la novela original de Bram Stoker, sigue en la actualidad presa de la influencia de Drácula, protegiéndole, cuidándole y alimentándole, desde que se conocieran a finales del siglo XIX.

 

"De ésta, fijo que Tim Burton me ficha para hacer Ed Wood 2"

 

La excusa perfecta para hacer de Renfield una ingeniosa comedia sobre las relaciones tóxicas, con mucho humor, mucho desparpajo y mucho descaro (Renfield/Nicholas Hoult deprimido, dependiente, acomplejado con autoestima cero y totalmente anulado por la relación que mantiene de dominancia/sumisión con el conde: egoísta, posesivo, controlador, abusador, dueño absoluto de la relación, y amo y señor de Renfield). Además de tener también mucha acción, y acción de la buena, con unas peleas que ponen los ojos en John Wick, Atómica, Nadie y similares, aunque queden lejos de ellas, presentando también la dosis justa de violencia gore para no decepcionar a los amantes del género vampírico más sangriento, que en mayor o menor medida, como Hacienda somos todos.

“Nicolas Cage haciendo de Drácula… ¿Hace falta decir nada más?”

Renfield se revela así como un entretenimiento de primer orden, aunque sea un entretenimiento de lo más simplón, pues lejos de profundizar en la subtrama de la relación Renfield-Drácula hasta  final, se utiliza ésta como punto de partida para introducir a los personajes en una trama criminal que parece estar escrita por un alumno de primer curso de guión, con una Awkwafina como poli de manual, y una sobreactuada interpretación cómica de Ben Schwartz como narco chungo, que no ayudan lo más mínimo. En especial Schwartz, quien recrea desacertadamente su personaje como una imitación de Christopher Mintz-Plasse como Red Mist en las pelis de Kick Ass, pareciendo por momentos que esté protagonizando un sketch paródico del Saturday Night Live.

 

"Y ya puestos, también La sombra del vampiro 2"

 

Suerte tenemos de la inteligente interpretación de Nicholas Hoult, y cómo no, de la desmesurada recreación de Nicolas Cage como conde Drácula, quien, como no podía ser de otra manera, se divierte de lo lindo jugando a poner jetos del expresionismo alemán y a imitar a Bela Lugosi con acento húngaro-rumano de pacotilla, rindiéndole de paso homenaje al Drácula de Bram Stoker de su tío Francis con más de un guiño. Cage ya hizo sus primeros pinitos vampíricos hace 35 años en Besos de vampiro, cuando no llevaba ni diez años trabajando, y si ya les pareció que sobreactuaba, imagínense ahora llevando 40… Con Renfield, Nicolas Cage se saca la espina de no haber interpretado a Drácula hasta ahora, y ya puestos, la de no haber sido Bela Lugosi en Ed Wood y Nosferatu en La sombra del vampiro.

En cuanto al tratamiento del vampirismo, Renfield es fiel a la mitología creada por Bram Stoker, atribuyéndole al príncipe de las tinieblas superfuerza, capacidad de convertirse en animales y niebla, levitación, regeneración, y poderes curativos. Algún superpoder patillero se saca de la chistera, como la inmortalidad de Renfield y sus capacidad de combate con fuerza y velocidad… cada vez que se come un bicho. Como lo leen. Podría ser la sangre de Drácula y quedaría más que justificado, pero no, cualquier bicho totalmente normal sirve, lo que le convierte en un superhéroe. Iron Man se pone el traje-armadura, Hulk recibe un estímulo, Shazam dice la palabra mágica… Renfield se come un bicho y está listo para saltar con la agilidad de Spider-Man y pegar con la fuerza de La Cosa. Será que las cucarachas llevan más proteínas de las que creíamos…

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien hace 35 años se quedó con ganas de ver Besos de vampiro 2.

No recomendada por Kuato a: quien prefieran Dráculas más seriecitos como Luke Evans en Drácula: La leyenda jamás contada.

Ego-Tour de luxe por: ¿qué va a ser? Nicolas Cage y su festival, hombre, Nicolas Cage.

Atmósfera turbínea por: que ya llevo comida una docena de cucarachas, y sigo sin notar nada.

 

RENFIELD. Estreno en Venusville: 14/04/2023.

 

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