Gladiator no hay más que uno ¿Un Robin Hood que no dispara dos flechas a la vez, no salta en catapulta, y no se bate en duelo? ¡Venga, hombre! Por Cornelius |
<Las películas de Ridley Scott son grandes construcciones góticas sustentadas por importantes contrafuertes, arbotantes y arcos de crucería, que no son otros que la celosa fidelidad histórica, la maniática recreación artística y el compromiso por la artesanía cinematográfica. Ridley Scott es un constructor de catedrales, sin duda, pero lleva dieciocho años sin edificar una obra maestra. American Gangster se quedó a las puertas de convertirse en un clásico (le faltó pulsión, mayor conflicto del personaje y algún tiro en la nuca más), a El Reino de los cielos le sobró Orlando Bloom, Hannibal solo la entendieron mi novia y mi compañero de piso, y Gladiator no fue nada más que un tremendo blockbuster.
Robin Hood es un nuevo enfoque del personaje que ahonda con fidelidad en el trasfondo histórico y se olvida del cliché del proscrito que se oculta en Sherwood y toca los cojones al Sheriff de Notthingam. Esta fidelidad histórica en la que entroncan a la leyenda de Robin Hood (en el fondo es como si metiéramos a Batman en una peli del 11-S) es la que da riqueza a la historia pero la que a la vez la lastra. Robin llega a su entorno natural (su batcueva) a la mitad de la peli, y si tenemos en cuenta que en la segunda parte se entremezclan las tramas de estado, en las que Robin ya no aparece, nos quedamos con un personaje casi fuera de su hábitat.
Sí, claro que mola transgredir y ser original, pero debemos recordar que el Capitan Britania pierde poder cuanto más se aleja de Gran Bretaña igual que Batman pierde influencia fuera de Gotham City. Y debemos añadir también que el personaje apenas deja ver sus facetas icónicas. El ladrón que roba a los ricos para dárselo a los pobres y su habilidad con el arco son rasgos introducidos de forma muy sutil, muy integrados dentro del contexto en apenas un par de escenas.
"Este Robin Hood no dispara dos flechas a la vez, no salta con catapulta, no se esconde en Sherwood a lo Predator, y no arranca sombreros a flechazos" |
Este tratamiento, que por una parte es arto verosímil y muy de la escuela Batman Begins, dota al personaje de credibilidad pero lo menoscaba en efectismo. La falta de efectismo (y que conste que siempre me quejo de las escenas efectistas) se nota en muchas otras secuencias en las que el guión recorre a pies juntillas el tenso trasfondo histórico, construyendo un libreto a base de procedimiento lógico, deductivo y a la postre previsible. En definitiva, Robin Hood no dispara dos flechas a la vez, Robin Hood no salta con catapulta las almenas de un castillo, Robin Hood no se es esconde en Sherwood a lo Predator, porque Robin Hood ni siquiera arranca sombreros a flechazos.
Por otra parte, el romance entre Robin-Crowe y Lady Marion-Blanchett intenta ser una relación a regañadientes como en "La fierecilla domada" pero con ciertas prisas, ya que la trama principal arrastra los vanos intentos de dibujar un romance bien perfilado. Y el viaje introspectivo a la infancia de Robin, se revela como una improvisada terapia psicoanalítica a cargo de Max Von Sydow.
Todo el tramo final de la película está además ostensiblemente falto de fuerza con un desenlace de los acontecimientos tan emocionante como una lectura de un atlas histórico, con un Robin con solo un falso conflicto pendiente: el malo de la peli, un traidor a la patria que en ningún momento se erige como autentica némesis del protagonista, sino que acaba como una pieza del guión que aparece donde se le necesita: ahora en la corte conspirando contra el rey, ahora en Sherwood por miedo a que Robin sepa de sus conspiraciones, y al final casi teletransportado con las tropas francesas que desembarcan en la playa comandando la peor escena de batalla rodada por Ridley hasta el momento.
Queda claro que esta película no es una obra maestra y no le llega a Gladiator ni a la suela del peplum, por tanto nos será imposible otorgarle el codiciado Venus Hall of Fame./>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Copas de yate |
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Recomendada por Kuato a: los amantes de la historia de la vida privada por la recreación de histórica de una granja fortificada, el ambiente rural y también por los exquisitos decorados de las fortalezas. | ||
No recomendada por Kuato a: los fans del Circ du Solei y a los aficionados a los deportes de riesgo como el puenting y la tirolina. |
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Ego-Tour de luxe por: Russell Crowe por la escena de baño en la que luce unos pectorales que ponen a la Blanchett a maullar como una gata vieja. |
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Atmósfera turbínea por: el momento ridículo en el que Cate Blanchett aparece en la escena final acompañada de unos niños gilipollas del bosque, que han ido apareciendo a retazos por la peli, y que se nota que el guión no ha sabido qué hacer con ellos. |
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